Imágenes de mircroscopio publicadas por científicos muestran cómo el coronavirus que provoca COVID-19 parece hacer que las células invadidas desarrollen protrusiones parecidas a tentáculos.
Los investigadores utilizaron equipo especial para captar imágenes del SARS-CoV-2, que es el nombre del virus que provoca el COVID-19, tras infectar varias células renales de mono en un laboratorio.
Entre sus hallazgos, publicados en la revista Cell, se encuentra el hecho de que el virus parece desencadenar el crecimiento de lo que se conoce como filopodios. Estas son delgadas protrusiones ricas en una proteína que es importante para distintas acciones, como el movimiento y la división de las células. Los filopodios actúan como antenas que las células utilizan para explorar su entorno.
En las imágenes, esas protrusiones mostraban muchas partículas de nuevos virus. Asimismo, eran “significativamente más largas y con más derivaciones que las células no infectadas”, escribieron los autores.
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El equipo también detectó la “notable reconfiguración” de un proceso relacionado con la forma en que actúan las células, tanto en las células hospederas como en las proteínas virales. Estos cambios reflejan la forma en que una enzima llamada quinasa es secuestrada durante la infección, afirman.
Pedro Beltrao, del Instituto Europeo de Bioinformática y coautor del estudio, dijo en una declaración: “El virus evita que las células humanas se dividan, manteniéndolas en un punto concreto del ciclo celular. Esto da al virus un entorno relativamente estable y adecuado para seguir replicandose”.
Posteriormente, el equipo investigó para ver si los medicamentos existentes podrían hacer frente a esas alteraciones con el objetivo de tratar las infecciones de SARS-CoV-2. Encontraron siete medicamentos existentes que podrían ayudar a combatir al virus. A seis meses de iniciada la pandemia de COVID-19, aún no existen medicamentos específicos para tratar la enfermedad, aunque algunos fármacos existentes se han utilizado para ello.
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Según los autores, el estudio fue limitado porque no utilizaron células humanas para analizar las proteínas. Sin embargo, sí utilizaron células pulmonares humanas además de las células de mono para analizar si los medicamentos existentes afectan al SARS-CoV-2, señaló el equipo.
Kevan Shokat, catedrático del Departmento de Farmacología Celular y Molecular de la Universidad de California en San Francisco (UCSF), señaló que el equipo espera desarrollar aún más su trabajo mediante el análisis de las quinasas con la esperanza de contribuir al desarrollo de medicamentos para tratar el COVID-19.
Beltrao señaló: “Las quinasas poseen ciertas características estructurales que las convierten en buenos objetivos para los medicamentos. Ya se han desarrollado medicamentos dirigidos a algunas de las quinasas que nosotros identificamos, por lo que instamos a los investigadores clínicos a probar los efectos antivirales de esos medicamentos en sus investigaciones”.
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Nevan Krogan, coautor del estudio y director del Instituto de Biociencias Cuantitativas de la UCSF e Investigador de Alto Nivel de los Institutos Gladstone, afirmó en una declaración que el hecho de ver “las amplias derivaciones de los filopodios” muestra que comprender la manera en que los virus se comportan en un hospedero puede ayudar a encontrar posibles formas de tratar la enfermedad.
“En nuestro enfoque basado en datos para descubrir medicamentos, hemos identificado un nuevo conjunto de fármacos que tienen un gran potencial para combatir el COVID-19, ya sea por sí mismos o en combinación con otros medicamentos, y nos emociona ver si ayudarán a poner fin a esta pandemia”, indicó.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek