El número de casos del nuevo coronavirus en los 47 países afectados en África ha superado ya la barrera de los 5,000, mientras que la cifra de fallecidos se aproxima poco a poco a los 200, según los últimos datos publicados este martes por los Centros de Control de Enfermedades (CDC) de la Unión Africana.
Así, en el continente se contabilizan ya 5,255 contagios, 172 fallecidos y 371 pacientes que han superado la enfermedad COVID-19. Cada vez son menos los países que aún no han registrado casos, entre los que figuran Sudán del Sur, Malaui o Sierra Leona.
Según los datos del CDC, Sudáfrica es el país más afectado, con 1,326 casos y dos fallecidos, seguido por Egipto, con 646 casos y 41 fallecidos; Argelia, con 2,167 casos y 118 víctimas mortales, y Marruecos, con 556 casos y 33 muertos.
Tanzania y Mauritania se han sumado en las últimas horas a la cada vez más larga lista de países africanos en los que el coronavirus ha dejado víctimas mortales.
Según ha anunciado este martes la ministra de Salud tanzana, Ummy Mwalimu, un paciente de 49 años, “que también tenía otras complicaciones de salud”, ha fallecido en Dar es Salaam. La ministra ha precisado que en total en el país hay 19 casos confirmados, según recoge el diario ‘The Citizen’.
Por su parte, el ministro de Salud mauritano anunció a última hora del lunes el primer fallecido por coronavirus en el país, una ciudadana francesa de origen mauritano que llegó procedente de Francia hace 15 días, según la agencia de noticias ANI. La mujer falleció en la ambulancia que la trasladaba del hotel en el que estaba en cuarentena al hospital.
Entérate: Muere adolescente de 13 años a causa del COVID-19, la víctima más joven en Reino Unido
Carrera contrarreloj
Entretanto, el nuevo director del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) para África, Patrick Youssef, ha advertido de las “consecuencias devastadoras para la población y los sistemas de salud” que la pandemia puede tener en el continente.
“Estamos en una carrera contrarreloj para frenar la propagación del COVID-19”, ha subrayado, recordando que, mientras esto ocurre, “las guerras continúan, los combates no han cesado, en especial en Lago Chad”, dijo.
Youssef ha llamado la atención sobre el caso de Burkina Faso, donde ya hay más de 200 casos de contagio, entre los que figuran al menos seis ministros y a los que se ha sumado en las últimas horas el arzobispo de Uagadugú, la capital, según informan los medios locales.
Lee más: De Palaos al Antártico australiano: los territorios aislados
En este país del Sahel, ha destacado que con el paso de los días “la epidemia se propaga tanto en las zonas rurales como en las urbanas”. “Tememos que siga avanzando aún más, hacia el norte, a las regiones afectadas por el conflicto”, ha reconocido, en referencia tanto a la violencia yihadista como intercomunitaria, que ha dejado en el país casi 800,000 desplazados internos.
Según el responsable del CICR, en la ciudad de Djibo, cuya población se duplicó por la llegada de desplazados en los últimos meses, “sería imposible imponer que los habitantes vivan manteniendo distancia entre sí, cuando incluso el acceso al agua y el jabón es limitado”.
Además, ha recordado que “en las zonas de conflictos armados, los hospitales, las ambulancias y el personal médico suelen ser objeto de ataques”. En el caso del norte de Malí, el 93 por ciento de las instalaciones de salud fueron íntegramente destruidas a causa del conflicto. “¿Cómo podrían, entonces, hacer frente a esta amenaza?”, ha planteado.
“Debido a la falta de inversión, las instalaciones de salud locales a duras penas pueden atender patologías comunes como el paludismo o la rubeola. No tendrán la capacidad para hacer las pruebas y tratar a los pacientes con COVID-19”, ha advertido, subrayando que “otros sistemas de salud del continente corren el riesgo de derrumbarse”.