Tras una odisea descrita por el canciller mexicano Marcelo Ebrard, como “un viaje por la política latinoamericana y los riesgos que se corren”, el presidente de Bolivia, Evo Morales, aterrizó en la Ciudad de México pasadas las once de la mañana (hora local).
El mandatario llegó al que solía ser el hangar presidencial, el hangar Sexto Grupo Aéreo Internacional; y a su recibimiento acudieron el propio canciller Ebrard y otros funcionarios mexicanos.
Lo acompaña una comitiva en la que están otros miembros de su gobierno como el vicepresidente Álvaro García Linera y Gabriela Montaño, ministra de salud.
A su llegada el canciller mexicano dijo que “es un día de alegría, el asilo ha sido efectivo. Evo Morales gozará de libertad, seguridad, integridad y protección a su vida”.
Primeras palabras de Evo
Por su parte Morales declaró estar agradecido y saludó al gobierno mexicano. “Quiero decirles que estamos muy agradecidos porque el presidente de México me salvó la vida”.
Evo Morales continuó diciendo que “El 9 de noviembre, cuando llegaba a Cochabamba, un miembro del Ejército me informó y me hizo leer mensajes y comentó llamadas que pidió que le entregara a cambio de 50 mil dólares, un día antes de nuestra renuncia”.
Relató que por el nuevo triunfo en la primera vuelta de las elecciones de 20 de octubre empezó el golpe de estado. “Hace tres semanas quemaron tribunales electorales, ánforas, actas, quemaron sedes sindicales, quemaron casas de nuestras autoridades. Saquearon y quemaron las casas de mi hermana. Hasta ayer saquearon mi casa en Cochabamba”.
“Para que no haya más hechos de sangre, más enfrentamientos, hemos decidido renunciar. También quiero decirles mientras tenga la vida, seguimos en política. Mientras tenga la vida, sigue la lucha y estamos seguros que los pueblos del mundo tienen todo el derecho a la democracia, pensé que habíamos terminado con la discriminación, la humillación pero surgen otros grupos que no respetan la vida y menos la patria. Luchas programáticas, culturas y sociales. Si algo de delito tengo es que es indígena Evo, hemos implementado programas sociales para los más humildes”, exclamó Morales.
El viaje de Evo Morales desde Cochabamba hasta México, que le concedió asilo, ha sido todo un “periplo” por la política de la región que ha exigido un gran esfuerzo de negociación al gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que el traslado pueda llevarse a buen puerto.
El secretario de Relaciones Exteriores del país, Marcelo Ebrard, ha explicado a la prensa cómo se gestionó su traslado una vez que el dimitido presidente boliviano aceptó la oferta de asilo de México.
“Ha sido como un periplo por diferentes espacios y decisiones políticas”, comentó Ebrard. Para llegar a Bolivia, la “primera ruta” pasaba por Perú, país que autorizó el aterrizaje en Lima para repostaje.
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Una vez en suelo peruano, el aparato “tuvo que esperar” porque faltaban por conseguir “las autorizaciones en Bolivia” algo que, dada la situación actual, no resultó fácil porque “no está claro quién decide qué”.
Sin embargo, al llegar al espacio aéreo boliviano, las autoridades les notificaron que el permiso había sido revocado, por lo que hubo que volver a Lima.
Tras varias gestiones, finalmente fue “el comando de la Fuerza Aérea (boliviana) el que otorgó el permiso, lo cual también dice quién tiene el poder ahorita en Bolivia”, ha resaltado Ebrard.
México ha tachado de “golpe de Estado” la renuncia forzada de Morales el domingo tras la intervención del Ejército, que le “sugirió” su salida.
Una vez en Cochabamba, donde Morales esperaba, y con todo listo para regresar por el mismo camino, el gobierno de Perú notifica que “por valoraciones políticas” ya no autorizaba a usar su territorio para repostar de camino a México.
“Plan B”
Este fue, según Ebrard, el momento “más tenso” y “más difícil”, puesto que los seguidores de Morales se encontraban en torno al aeropuerto y en su interior “había elementos de las Fuerzas Armadas”. Así pues, ha añadido, hubo que conseguir “un plan B”.
El gobierno mexicano contactó entonces con Paraguay, ayudado también en la gestión por el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, que contactó directamente con el mandatario paraguayo, Mario Abdo Benítez, y recibió autorización para volar a Asunción, repostar y hacer las gestiones pertinentes.
Al final, y gracias a la “capacidad de diálogo” del general a cargo de la aeronave, la Fuerza Aérea de Bolivia dio luz verde al despegue, “porque no nos iban a permitir”, y el avión puso rumbo a Asunción.
Desde aquí, nuevo contacto con Perú para que permitiera sobrevolar su espacio, y con Ecuador, a quien también se pidió que autorizara un posible aterrizaje para repostar en Guayaquil.
Bolivia niega permiso
Pero en ese momento surgió un nuevo problema: “Bolivia no daba permiso para cruzar el espacio aéreo”, ha indicado el canciller, lo que obligó a buscar “alternativas”, obteniéndose el permiso de Brasil para “poder volar en la línea fronteriza entre Bolivia” y ese país con destino a Perú.
Sin embargo, este no sería el último obstáculo en el periplo, ya que una vez en vuelo, tras partir de Asunción a las 02:00 horas de México, “hubo que rodear Ecuador” porque el país revisó su permiso, optando por entrar en aguas internacionales.
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Ebrard ha confiado en que no haya ya más “contratiempos”, tras lo cual ha calificado lo ocurrido de “viaje por la política latinoamericana y cómo se toman las decisiones y los riesgos que se corren”, adelantado que será él quien vaya a recibir al aeropuerto a Morales, que llega acompañado por el que fuera su vicepresidente, Álvaro García Linera, como ha informado este último en su Facebook, donde ha publicado una foto con la “tierra” boliviana que se lleva al exilio.
El canciller no ha querido desvelar dónde residirá Morales en México “por razones de seguridad” y ha recordado que al Estado mexicano le corresponde garantizar su seguridad, como al resto de asilados en el país.
En cuanto a la situación interna en Bolivia, ha dejado claro que México no puede “proponer acciones” en ese país, sino que tienen que ser los bolivianos los que decidan. Lo que “desearíamos, como América Latina y como todo el mundo”, es que haya una “salida democrática, pacífica y pegada a la Constitución”.
Ofrecimiento de Paraguay
El presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez, aclaró este martes que su país le habría concedido asilo al expresidente boliviano Evo Morales si este lo hubiera solicitado, al tiempo que ha considerado que lo ocurrido no ha sido un “golpe de Estado”.
“No le ofrecimos asilo político, analizamos la posibilidad y desde Paraguay manifestamos nuestra buena predisposición. Si se hubiese pedido el asilo se hubiese concedido”, ha señalado el mandatario a la prensa, después de que el avión de la Fuerza Aérea mexicana que traslada a Morales a dicho país hiciera escala durante la noche en Asunción.
El presidente ha contado que durante el fin de semana hubo contactos entre varios presidentes y debatieron sobre todas las posibilidades con vistas a pacificar la situación en Bolivia y en ese contexto se habló de la posibilidad de que Morales pudiera solicitar asilo en Paraguay.
Según Abdo Benítez, tanto él como los demás mandatarios de la región con los que ha hablado coinciden en la necesidad de pacificar Bolivia. “Si la salida de Evo Morales contribuye a una pacificación, estamos de acuerdo”, ha añadido, según informa el diario ‘La Nación’.
En este sentido, ha sostenido que “si él renunció, no es golpe de Estado”. Esta postura contrasta con la manifestada por los principales aliados de Morales, como Venezuela y Cuba, así como por el presidente electo de Argentina, Alberto Fernández, y por México, país que le ha dado asilo, que consideran que sí hubo un golpe de Estado al “sugerir” el Ejército al mandatario que dimitiera.
Asilo a otros políticos
López Obrador replicó este martes: “Se ha dado asilo a perseguidos de todas las corrientes de pensamiento, de todas las religiones, yo entiendo que exista alguna inconformidad de los conservadores de México, por eso he insistido mucho en que existe el conservadurismo en México”.
Más de 20 personalidades políticas de Bolivia se han refugiado en la embajada de México en La Paz en medio de la actual crisis, pero las autoridades mexicanas no han revelado sus identidades.
Con información de Europa Press y AFP