Los seres humanos somos responsables de liberar hasta 100 veces más bióxido de carbono en la atmósfera terrestre cada año que todos los volcanes del mundo combinados, anunciaron científicos.
Este es uno de los principales hallazgos de un estudio de una década de duración sobre las reservas de carbono del planeta, cuyos resultados han sido publicados en una serie de artículos de la revista Elements.
En su investigación, el equipo del programa del Observatorio del Carbono Profundo (DCO, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos calculó que la Tierra cuenta con aproximadamente 1,850 millones de gigatoneladas de carbono. Este elemento se presenta en en forma sólida, gaseosa y líquida. El CO2 que se encuentra por encima de la superficie terrestre, en la atmósfera, los océanos y en la tierra, constituye cerca de 1 por ciento de la cantidad total de carbono, sumando hasta 43,500 gigatoneladas.
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Marie Edmonds, científica del DCO de la Universidad de Cambridge en el Reino Unido, declaró: “El carbono, que es la base de toda la vida y la fuente de energía más importante para la humanidad, se mueve a través de este planeta desde su manto hasta la atmósfera. Para garantizar un futuro sustentable, es extremadamente importante que comprendamos todo el ciclo de carbono de la Tierra”.
Una de las maneras en las que el carbono entra en la atmósfera terrestre es a través de las erupciones volcánicas. El magma contiene gases disueltos, entre ellos el CO2, y cuando un volcán hace erupción, dichos gases se liberan en la atmósfera. También puede filtrarse fuera de los volcanes a través de rocas porosas, tierra y respiraderos.
En su informe, el equipo del DCO encontró que la cantidad anual de CO2 en la atmósfera, derivada de la actividad humana, por ejemplo, a través de la quema de combustibles fósiles, es entre 40 y 100 veces mayor que la que producen todos los volcanes del mundo en conjunto.
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El equipo calcula que la cantidad anual de CO2 liberada por los volcanes y otros procesos geológicos generados por el magma se encuentra entre 300 y 400 millones de toneladas métricas. De esta cantidad, los volcanes son responsables de entre 280 y 360 millones de toneladas. Esto incluye a las súper regiones donde se liberan grandes cantidades de CO2, entre ellas, Yellowstone, El Gran Valle del Rift en el este de África y la provincia volcánica de Technong en China.
Anteriormente, se había relacionado a las erupciones volcánicas a gran escala con extinciones masivas, como el evento de la Gran Mortandad ocurrido hace 252 millones de años, que eliminó a 96 por ciento de todas las especies marinas de la Tierra
Los investigadores descubrieron que, durante los últimos 500 millones de años, se han producido cinco “catástrofes carbónicas”, en las que se liberaron enormes cantidades de CO2 en la atmósfera durante un período corto. Entre ellas está la caída del asteroide que acabó con los dinosaurios, la cual liberó entre 425 y 1,400 gigatoneladas de CO2. Durante esas catástrofes de carbono, la atmósfera se calentó, los océanos se volvieron más ácidos y ocurrieron extinciones masivas.
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En junio pasado, científicos de NOAA anunciaron que las concentraciones atmosféricas habían llegado a su mayor nivel jamás registrado tras alcanzar 414.7 partes por millón. La última vez en que las concentraciones de CO2 fueron más altas que éstas fue hace más de 3 millones de años, cuando el nivel del mar era entre 15 y 24 m más alto de lo que es ahora, de acuerdo con NOAA.
Ahora, los expertos del DCO tratan de comprender mejor el ciclo del carbono y cómo podría influir en el futuro.
“Durante miles de millones de años, la Tierra parece haber logrado un equilibrio entre el carbono enterrado profundamente en su interior y el carbono emitido por los volcanes, procesos que ayudan a estabilizar el clima y el ambiente”, afirmó en una declaración Cin-Ty Lee, de la Universidad de Rice.
“Pero, ¿qué tan estable es ese ciclo sin fin? No existe ninguna ley natural que exija que la cantidad de carbono que baja… sea exactamente igual a la de carbono que regresa a la superficie a través de los volcanes y otros medios menos violentos. Ninguna cuestiones más importante para el Observatorio del Carbono Profundo que este equilibrio entre lo que baja y lo que vuelve a subir”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek