Estamos conscientes del impacto de la digitalización en el mundo. ¿Está preparada tu empresa para desarrollarse?
En una época en constante evolución tecnológica, los gobiernos recurren cada vez más al uso de tecnologías digitales para automatizar procesos, recopilar y analizar datos fiscales que ayuden a mejorar y acelerar la recaudación de ingresos tributarios, reducir sus costos y evitar la evasión fiscal y corrupción.
Brasil y México son dos países considerados líderes en la transformación de sus gobiernos mediante el uso de la tecnología. Por una parte, Brasil es visto como el pionero a nivel mundial en el despliegue de tecnología tributaria gubernamental, y México ha logrado evolucionar sus procesos de gobierno electrónico en muy poco tiempo.
En esta transformación fiscal digital, los temas más comunes que surgen respecto a los requisitos digitales son reporte periódico de información y/o plazos más cortos para su entrega; volumen y nivel de detalle de la información requerida y, formato digital de la información a reportar.
En 2015 el Servicio de Administración Tributaria (SAT) presentó lo que sería su visión de fiscalización digital y las herramientas que formarían parte de dicha estrategia. Actualmente la podemos ver plasmada a través de estas herramientas, entre otras:
- Firma electrónica y contraseña
- Facturación electrónica a través del Comprobante Fiscal Digital por Internet (CFDI) y sus múltiples complementos
- Comunicación con el SAT por medio del buzón tributario
- Presentación de declaraciones de impuestos e informativas (mensuales y anuales) a través de plataformas digitales
- Envío de contabilidad electrónica y sus requisitos
- Revisiones electrónicas por parte del SAT
- Dictamen fiscal
- Envío de información sobre actividades vulnerables en materia de prevención e identificación de operaciones con recurso de procedencia ilícita (anti-lavado)
Con la información obtenida a través de estos medios, la autoridad tiene la capacidad de sugerir un impuesto a pagar o a favor (por ejemplo, declaraciones de impuestos de personas físicas precargadas) y mediante la aplicación de diversos modelos de riesgo, puede identificar comportamientos irregulares y ejercer sus facultades de comprobación.
Pero también puede realizar actos de verificación de cumplimiento de obligaciones (como las recientes campañas de emisión de cartas invitación por diferencias entre CFDI’s recibidos y las deducciones declaradas, o bien, retenciones declaradas respecto a CFDI’s de nómina, entre otras). En caso de que no se atienda debidamente este tipo de actos, la autoridad puede ejercer medidas de apremio como la cancelación de sellos digitales; determinación de Empresa Facturadora de Operaciones Simuladas (EFOS) y Empresa que deduce operaciones simuladas (EDOS); aseguramiento de cuentas bancarias y/o bienes; desconocimiento de domicilio fiscal, entre otras.
De acuerdo al Informe Tributario y de Gestión del primer trimestre 2019, la aplicación de la tecnología en la fiscalización implicó la emisión de 240 facturas en promedio por segundo, es decir, 20.6% más que en el mismo periodo de 2018.
Con ello también se recaudaron 20 millones 903 mil pesos derivado de los actos de control de obligaciones lo que representó un aumento de 32.7% en términos reales en comparación con el mismo trimestre de 2018.
La mayor parte de la recaudación por actos de control corresponde a entrevistas en las que se muestra el comportamiento fiscal a los contribuyentes (25.68%) y a envío de correos electrónicos con diferencias (56.83%).
La rentabilidad promedio de la fiscalización fue de 68.8 pesos, es decir, corresponde al retorno por cada peso invertido en fiscalización.
En virtud de lo anterior, las compañías requieren ser capaces de responder a la brevedad a los nuevos requerimientos de la autoridad a través de tres acciones clave.
- Acceso a información de las operaciones prácticamente en tiempo real.
- Recopilación y conciliación automatizada de información fiscal (de declaraciones, CFDI’s, etc.)
- Monitoreo constante y preventivo de transacciones y obligaciones a fin de identificar desviaciones e implementar medidas correctivas.
Es importante que las organizaciones evalúen su capacidad de responder con agilidad a estas solicitudes y en su caso, definir si necesitarán inversión de recurso en el desarrollo de destrezas en tecnología, soporte en la evaluación de procesos, de análisis de datos y administración de riesgos.