Rostros de personas de la tercera edad derramando lágrimas, aplausos al unísono, porras con gran algarabía y dianas entonadas por la banda de música recibió el Santo Niño Doctor de Tepeaca que por primera ocasión participó en la Procesión de Viernes Santo de la ciudad de Puebla, la cual, reunió a más de 170 mil personas.
Tal evento religioso que por 28 años consecutivos se realiza en la capital del estado durante Semana Santa, se consolidó como la de mayor concurrencia del país y una de las más importantes de América Latina, no así la más ostentosa.
“¡Viva el Santo Niño Doctor!”, se escuchó en todo el trayecto de tal evento religioso que inició en punto del medio día y concluyó a las 15 horas con una oración en el atrio de la catedral de la Angelópolis.
Decenas de personas lanzaron confeti y globos multicolores durante el paso del Niño Dios, quien portó un ropón de color rojo con dorado e iba protegido en una cápsula de cristal rodeada de rosas de color blanco.
La intención de que el Niño Dios de los Enfermos participará en tal congregación fue a petición de los propios feligreses, informó el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, cuya presencia generó gran expectativa entre los católicos, al grado de que la fe y la devoción se demostró en las calles, pues diversas personas llevaron a sus respectivas imágenes de Jesús recién nacido para que acompañaran la procesión.
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Además del Niño Doctor de Tepeaca -la segunda imagen religiosa más visitada de la entidad-, también participaron el Señor de las Maravillas del templo de Santa Mónica; la Virgen de los Dolores, del templo del Carmen; Jesús de las Tres Caídas, de la Parroquia de Analco; la Virgen de la Soledad, del templo del mismo nombre y Jesús de Nazareno de la Parroquia de San José.
A pesar del intenso sol que se registró en la capital del estado, miles de feligreses presenciaron el recorrido por las calles del centro histórico.
La mayoría grabó videos y tomó fotos de este momento religioso con sus respectivos teléfonos móviles. Otros portaron ramos de flores y algunos más regalaron estampas, llaveros y diversos recuerdos, a fin de cumplir con sus mandas por los milagros concedidos por los santos y las vírgenes antes mencionadas.
Como cada año el Señor de las Maravillas fue el más venerado, pues a él se le atribuyen diversos milagros y es la imagen de Jesús más visitada durante el año en Puebla. De hecho, algunas familias llegaron desde las 5 horas al templo de Santa Mónica para colocar tapetes de aserrín, entonar las mañanitas y realizar diversas oraciones en señal de agradecimiento.
Entre los asistentes consultados, la mayoría pidió por la salud de toda su familia, pues indicaron que es lo principal que debe tener cada ser humano. “Lo demás sale sobrando”, expresaron.
A diferencia de otras procesiones del país, la de Puebla es solemne, pero a la vez alegre, pues es acompañada con música de viento y los asistentes lanzaron diversas porras, cánticos y aplausos.
Sin bien se pudo notar la presencia de familias enteras, también se observó gran cantidad de adultos mayores, personas en sillas de ruedas y algunos enfermos.
Así concluyó un año más de la Semana Santa en Puebla, cuyos asistentes reforzaron su fe, esperanza y religión.