Hace por lo menos cuatro años que Lucía* se dedica a acompañar interrupciones de embarazos en San Luis Potosí, donde abortar es un delito que se paga hasta con tres años de cárcel a menos que se encuadre entre las tres causales de exclusión: fue involuntario, el embarazo es producto de una violación o una inseminación indebida o que la vida de la mujer esté en riesgo.
Para esta activista, acompañar abortos con “miso” es una cruzada personal que incluye su propia experiencia y, pese a que no recibe remuneración económica por su trabajo, ha buscado formación y ejerce la práctica con apego a una metodología que persigue seguridad para ella y para quienes buscan su ayuda… y no es la única.
Newsweek (NW): ¿Cómo llegan a ti los casos?
Lucía (L): Todas las acompañantes tenemos mecanismos de seguridad diferentes. La mayoría de mis acompañamientos son referencias de mujeres que ya he acompañado o recomendaciones a través de redes sociales. Casi todos los he dado por Messenger o WhatsApp y algunos por plataformas más seguras como Telegram, y un par por Twitter.
La mayoría de las mujeres que se acercan son jóvenes, de 18 a 29 años, pero también mujeres que ya han sido madres, superan los 30 años, que están como al borde de su edad reproductiva.
Newsweek (NW): ¿Cuál es el proceso?
L: Me dicen que están embarazadas, y yo les pregunto si ya lo confirmaron. Una cosa en la que se manifiesta la falencia de nuestro sistema educativo en materia de sexualidad es que la mayoría de las mujeres se asustan con facilidad al tener un retraso en su menstruación.
Después las mando a que se hagan un ultrasonido para comprobar la cantidad de semanas que tienen. Casi siempre es en lugares seguros o lugares en donde no hacen muchas preguntas; es decir, lugares privados, no clínicas públicas.
Lo siguiente que tenemos que hacer es establecer cuáles son las opciones: si fue producto de una violación o de cualquier causal del Código Penal para poder interrumpir de forma legal en San Luis Potosí, las refiero a una clínica particular o a una del estado para que se lo practiquen de forma gratuita, porque a partir de la NOM 046, todas las mujeres podemos acceder sin denuncia penal.
Pero si este no es el caso, que es donde entra la clandestinidad, hacemos un acompañamiento con misoprostol o mifepristona, si tenemos los recursos.
Si rebasa la semana once, doce, o doce y media, las mando a la Ciudad de México a que interrumpan con la ILE (Interrupción Legal del Embarazo). Si rebasan la semana trece, catorce y quince, las refiero a una clínica con acompañantes especializadas en llevar después de la semana doce.
Yo, en lo particular, no acompaño después de la doce por un conflicto ético.
NW: ¿Cuál es ese conflicto ético?
L: Yo estoy a favor de los derechos de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos pero me preocupa muchísimo su salud y su seguridad. Después de la semana doce aumenta el riesgo. Yo no me atrevería a decirle, a pesar de que conozco la dosis adecuada de misoprostol, que lo hagamos después de la semana doce cuando en San Luis Potosí podemos acabar presas las dos, o peor: una muerta y la otra, presa.
Si tú consumes el misoprostol vía sublingual, y no lo colocas en la vagina, eso le permite a las mujeres escudarse en que es un aborto involuntario. Si tú te las colocas en la vagina es más probable que las encuentren y que comiencen a procesarte por el delito de aborto.
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Entre 2015 y 2018, en San Luis Potosí se ha procesado a 30 mujeres por el delito de aborto, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema de Seguridad Pública. En contraste, entre el 2007 y 2017, 142 potosinas acudieron a clínicas públicas y particulares de la capital del país para interrumpir un embarazo no deseado, sin riesgos.
Entre 2015 y 2018 fueron procesadas 30 mujeres por el delito de aborto en San Luis Potosí
NW ¿Qué pasa después de la semana doce?
L: Hay opciones en la Ciudad de México, hay clínicas especializadas que cobran mucho más de lo que cobran por la ILE tradicional (antes de la semana doce) que aceptan mujeres de todo el país para interrumpir después de la semana doce.
NW: ¿Eso es clandestino?
Es clandestino. Yo, por lo menos, ubico dos clínicas privadas que cobran por encima de los ocho mil pesos por interrupción. El servicio es muy de boca en boca; no es como que se anuncien así.
NW: Tú llegas ahí y ¿qué dices?
L: Habitualmente te refieren ahí. Hay clínicas que no se atreven a incumplir la norma pero te dan el nombre de la otra clínica donde sí se puede. De todos los casos que yo he acompañado, he mandado dos a una clínica después de la semana trece y a ambas les cobraron entre 7 mil 500 y 8 mil pesos.
NW: ¿Cuánto cuesta abortar antes de la semana doce?
L: En San Luis Potosí, una caja de misosprostol cuesta cuatrocientos cincuenta pesos y una caja de ibuprofeno como cincuenta pesos en las farmacias de similares. Más tus ultrasonidos: mil pesos.
Si no tienes dinero, hay colectivos que proporcionamos la dosis de misoprostol de forma gratuita y hay algunas clínicas en San Luis Potosí que cobran precios solidarios por el seguimiento de casos de interrupción incluyendo los ultrasonidos.
Lo que yo hago es pasarles el manual de aborto seguro, basado en el protocolo de la Organización Mundial de la Salud. Les pido que lo lean con calma, con cuidado. Paralelamente les digo el procedimiento: cuatro pastillas, cada tres horas, debajo de la lengua.
Antes de comenzar el proceso tienen que tomar una pastilla de ibuprofeno y les advierto que el dolor va a ser muy similar a un cólico fuerte. El sangrado comienza entre la segunda y la tercera dosis, pero a veces desde la primera. Puede durar desde dos días hasta diez y lo que van a ver son pequeñitos coágulos grises, parecidos a lo que desechan en una menstruación fuerte.
NW: ¿Cuáles son los síntomas de riesgo?
L: Fiebre, que nos indica que puede haber infección; sangrado excesivo, o sea llenar más de tres toallas sanitarias en un período de dos horas. De diez a quince días después, tienen que hacerse un ultrasonido para comprobar que ya no hay vestigios del producto dentro de ellas.
Si todo va mal, tienen que ir a la clínica y esa es la primera indicación. Nunca les decimos que no vayan. Ha pasado en pocos casos. Yo ubico tal vez cuatro que terminaron en una clínica pero es muy importante que lo hayan hecho sublingualmente y que no digan nada cuando les pregunten.
Ninguna de esas chicas que terminó en un hospital fue encarcelada porque el propio protocolo las protege.
NW: ¿Es seguro?
L: Yo llevo acompañando desde 2014 y nunca ha muerto alguien derivado del protocolo.
NW: ¿En cuántos casos las chicas han tenido la preocupación de enfrentarse a consecuencias legales?
L: Todas. Todas tienen miedo a terminar en la cárcel y a la sanción social. Llegaron un par de chicas que fueron violadas y no querían interrumpir con la NOM 046 porque les daba pena que supieran que las violaron.
Yo no sé el nombre de casi nadie de las chicas que he acompañado. Mucho tiene que ver con el anonimato; la protección de que ellas saben que yo no sé quiénes son.
NW: ¿Cuál es el contexto de las mujeres que buscan interrumpir un aborto contigo?
El contexto más complicado que yo he detectado han sido mujeres que trabajan en la Zona Industrial, y que provienen de pequeñas comunidades. He acompañado a mujeres de Villa de Reyes que se vienen a trabajar a la Zona y mujeres de Zaragoza. Todas lo que tienen en común que son operarias.
Una llegó porque no tenía conciencia de que interrumpir era ilegal, así que se bajó del transporte de su empresa, fue al Instituto de las Mujeres, la mandaron a canalización y ahí dijo: «yo no quiero tener este bebé». ¡Y tuvo suerte, tuvo un chingo de suerte! Llegó con una amiga mía y ella la refirió conmigo.
Ella tenía en su foto de perfil una imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos y cuando acabamos la interrupción, cuando todo terminó, me dijo: «muchas gracias, que Dios te lo pague, que Dios te bendiga».
Las mujeres católicas también están interrumpiendo.
NW: ¿Tendríamos que hablar de por qué las mujeres se embarazan en un momento en el que no pueden o no quieren tener un hijo?
L: En nuestro país no hay un modelo educativo de sexualidad integral ni para nosotras ni para los varones. He dado pláticas de orientación sexual donde las chicas reconocen no saber que orinan por orificios distintos que donde sucede la penetración.
Algunos diagnósticos en torno al embarazo adolescente han explorado por qué a pesar de que tú le das formación a un grupo de mujeres sobre sexualidad reproductiva y les das todos los métodos anticonceptivos, no baja el índice de embarazo adolescente: una tiene que ver con la violencia sexual, pero la otra tiene que ver con que no estamos generando condiciones para que las personas jóvenes puedan acceder con plenitud a todas las opciones que podrían tener en la vida.
NW: ¿Cómo socializamos el tema?
L: Una cosa tiene que ver con la empatía: si las que acompañamos en San Luis Potosí diéramos los nombres de todas con las que hemos estado en contacto, te juro que todos, por lo menos, conocerían a dos, cuatro, tal vez todas las mujeres a su alrededor han tenido que pasar por una experiencia similar.
Un paso fundamental es despenalizarlo y garantizar el derecho a una vida digna a todas las personas
Un paso fundamental es despenalizarlo y tener la garantía de los derechos económicos, culturales, esos derechos que tienen que ver con una vida digna para todas las personas.
*Su nombre fue cambiado para proteger su identidad.