Sin la conservación del patrimonio y el cuidadoso diseño de las políticas culturales, la apuesta de planes gubernamentales por la voracidad en la captación de divisas sólo tendrá como consecuencia un turismo de fachadas y fotografías, advirtió Alberto Martorell Carreño, presidente del Comité Internacional de Monumentos y Sitios del Perú luego de su participación en el foro de Jóvenes Gestores del Patrimonio en la BUAP.
En entrevista para este medio tras su participación en la Conferencia Magistral “Patrimonio Cultural y Derechos humanos: Construyendo un futuro con identidad”, organizado por el Departamento de Investigaciones Históricas del Movimiento Obrero (DIHMO-VIEP) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP); llamó a autoridades a resistir la seducción de proyectos que tengan en el centro el ingreso económico y desplacen el sentido humano .
“El turismo viene por añadidura y es una consecuencia lógica de hacer las cosas bien. En Latinoamérica avanzan las tendencias que piensan que el patrimonio únicamente tiene sentido si sirve para generar divisas para el turismo, perdiendo en este tránsito el Patrimonio Cultural que en el fondo significa la debilidad de la memoria colectiva. No sólo perdemos nuestra identidad; hay riesgo incluso de perder el futuro como Nación”, asentó el también director del Posgrado en la Universidad Nacional de Ingeniería del Perú.
Concedió con la premisa de que el patrimonio debe generar riqueza, pero insistió en que primero se debe preservarlo. “Aquí en Puebla las generaciones del futuro tienen tanto derecho a disfrutar de las obras hechas en el año 1500 como las actuales. En 300 años éste patrimonio debe seguir existiendo tan impecablemente como sea posible”.
Explicó que los atentados desde el poder contra el patrimonio es un mal que se repite por el prurito de la modernidad y porque se ha perdido la consciencia de que son los seres humanos el centro del desarrollo y han cedido espacio a obras de relumbrón y grandes infraestructuras. “Se sacrifican siglos de historia por la comodidad del momento”, resumió.
Avance de la destrucción del patrimonio
El plan académico de la BUAP que inició el Departamento de Investigaciones Históricas del Movimiento Obrero (DIHMO-VIEP) como un proyecto para involucrar jóvenes bachilleratos en temas sobre patrimonio cultural y conservación se ha disparado en un nódulo de investigación seria, conocido como Jóvenes Gestores del Patrimonio, sostenido principalmente por alumnos del Bachillerato Internacional 5 de Mayo.
Los Jóvenes Gestores del Patrimonio dan cuenta que excavaciones clandestinas, robo sacrílego, tráfico ilícito de bienes culturales, modernidad han sido agentes de destrucción y peligro a los bienes culturales inmuebles, zonas protegidas llevándoles a su desaparición.
Jóvenes documentaron el riesgo que corren tradiciones, ritos, patrimonios edificados, incluso la intervención en el Área Natural Protegida “La Calera” y el ecocidio en la zona para beneficio de inmobiliarias en medio de irregularidades en el cambio de uso de suelo.
Patrimonio para el encuentro
En el coralario de las reflexiones, el especialista reconoció que el trazo para las ciudades ha sido diseñada y pensada en función de vehículos y no de seres humanos. “Es el espacio público donde se genera el encuentro y los valores, no en las carreteras. Lo que hace una patria son los seres humanos, no los bulevares”, acotó.
Reconoció que el mismo mal se repite en Lima donde se han construido obras de infraestructura que han dañado el patrimonio, que han aislado la gente y divido comunidades. “Las personas han sido condenadas a caminar grandes distancias para cruzar con pasarelas aéreas, pero la ciudad está rota”.
Aseguró que hacen falta mecanismos para diseñar y mantener el sentimiento de pertenencia. “Separar y aislar personas crean individuos incapaces de solidarizarse con su vecino al que ni siquiera reconocen. La ciudad es vida en común o no es nada. Pareciera que la ciudad fuera un espacio para cruzar y no para vivir, la ciudad va olvidando a esos seres humanos que habitan en los intermedios de esas grandes obras de infraestructura que además debe enfrentar el debilitamiento de calidad de vida”, dijo.
La importancia del patrimonio es que basa su importancia en ser el conducto para vincular a la gente con su historia, encarna el valor simbólico de las identidades culturales y es clave para entender a los otros pueblos, gracias y a pesar de su diversidad.
“Las razones para conservar el patrimonio son que es un legado que permite establecer vínculos, es de todos, común, colectivo y propio; posee un importante valor de identidad es necesario, valioso y útil”
Sabiendo que el Perú está en una coyuntura que puede significar un cambio en la gestión cultural, el académico manifestó su esperanza de que torne los ojos hacia los deberes de conservación y participación pública. “Un Ministerio de Cultura debe ser un activo en la mejora de calidad de vida, desarrollo con sentido, acompañamiento con criterios claros y visión integral al desarrollo territorial”, insistió.