La primavera pasada, el periodista Jamal Khashoggi habló en secreto con Rula Jebreal para un artículo de portada de Newsweek sobre el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman. La entrevista —publicada ahora aquí— da una perspectiva perturbadora de un régimen brutal.
El periodista saudí Jamal Khashoggi me dijo que temía por su vida. Yo reporteaba para el artículo de portada de Newsweek del 9 de julio sobre el príncipe heredero Mohammed bin Salman, y estábamos hablando de manera extraoficial: una de las razones por las que no permití que esta transcripción se publicase hasta ahora. La otra razón es que tenía a esperanza de que Khashoggi siguiera con vida. A pesar de las múltiples señales de la brutalidad extrema del régimen del príncipe heredero, nunca me imaginé que pronto reflexionaríamos sobre la muerte horrenda del periodista a manos de un grupo de agentes saudíes en el consulado de su país en Estambul el 2 de octubre.
Khashoggi estaba tranquilo y prudente mientras hablábamos del futuro de Arabia Saudita y su pasado reciente. “No me veo como una oposición”, dijo él. Él solo quería reformas; quería “una mejor Arabia Saudita”. Me confesó cómo había tratado, en vano, de aconsejar al joven príncipe heredero, conocido como MBS, para que eligiese un camino diferente y abriese la sociedad civil saudí. Él conservaba una pizca de esperanza de que MBS, a pesar de ser “un líder tribal a la antigua”, todavía pudiera ser llamado a la razón. Pero me habló francamente de los “matones” que lo rodeaban. “Si los desafías, podrías terminar en prisión”, dijo él.
Siendo alguien que había sido cercano a la corte real saudí por décadas, Khashoggi entendió instintivamente los límites de la reforma. Lo describieron como un disidente en las semanas posteriores a su muerte, pero hasta hace 18 meses, le había sido leal a la línea oficial saudí en todo asunto importante, desde Yemen hasta Siria y el sectarismo aprobado por el estado dentro del reino. Dicha lealtad no lo salvó de su destino —según funcionarios turcos— de ser torturado, desmembrado y asesinado.
Podría decirse que Khashoggi abrazó la promesa de la Primavera Árabe seis años demasiado tarde; para entonces, Arabia Saudita y sus aliados habían restaurado con éxito un orden autoritario y brutal en Egipto, Baréin y otras partes. Aun así, cuando sumó su voz a quienes pedían más libertad y democracia, sus palabras estremecieron al régimen saudí. En su última columna para Al-Hayat en 2017, antes de que el gobierno presionara al popular periódico en árabe para que cancelase la serie —y cuando MBS se preparaba para viajar por Occidente, presentándose como un joven liberador—, Khashoggi escribió que el régimen saudí había convertido en un arma la palabra extremismo para criminalizar la disensión. Por décadas, nos hemos negado a escuchar a las víctimas del régimen: abogados, intelectuales liberales, activistas chiitas, defensores de los derechos de la mujer, periodistas, muchos de ellos en prisión ahora. Khashoggi adivinó la intención del bombo publicitario cuando Washington y Europa estuvieron dispuestas a comprar la fábula que vendía el joven príncipe. Él me dijo que MBS “cree mucho en sí mismo. No cree en alguien más. No tiene asesores apropiados, y está moviéndose hacia una Arabia Saudita acorde a él, una Arabia Saudita que sea acorde solo a Mohammed bin Salman”.
Cuando pregunté si la comunidad internacional podría ejercer presión sobre MBS y proteger al pueblo saudí, Khashoggi respondió: “Esa es nuestra única esperanza”. Va más allá de lo irónico que la esperanza de la que él hablaba requiriese de su muerte.
LO QUE SIGUE ES UNA VERSIÓN CONDENSADA DE LA CONVERSACIÓN DE JEBREAL. PUEDES VER LA ENTREVISTA COMPLETA EN NEWSWEEK.COM.
—El príncipe heredero Mohammed bin Salman afirma ser un reformador y que está reformando el islam.
—[Con] Mohammed bin Salman, es una reforma wahabita, no una reformación del islam. Esto es importante. Tienes que distinguir entre ambos, ¿OK? [El wahabismo es la versión más intransigente del islam; el movimiento wahabita busca purificar a la sociedad musulmana de las prácticas que considera contrarias al islam. Es la forma oficial del islam suní en Arabia Saudita.]
—¿Pero es una reforma real o superficial?
—No, es real. Poner a un lado el concepto de la policía religiosa, eso es una reforma. Eso es importante. Estoy seguro de que los wahabitas de línea dura no están contentos con eso. [Permitirles] manejar a las mujeres [permitir] el cine, [desarrollar] la industria del entretenimiento, [retirar] el velo de las mujeres… Él está abordando los problemas que se relacionan con la gente, el nivel social de la gente.
“El sistema judicial es una reforma significativa, y él podría beneficiarse de ello. La sociedad y el comercio se beneficiarían con ello. Si también hace esas dos cosas —la diversidad en la escuela de pensamiento del islam y el sistema judicial—, lo consideraré un reformador”.
—Por “diversidad en la escuela de pensamiento” te refieres a…
—Que el islam es una religión diversa. Eso sería importante. El principio central del wahabismo es contrario a la diversidad. El meollo con los wahabitas es que ellos afirman ser los dueños, los únicos dueños, de la verdad. Por eso es que los wahabitas están en contra de todos los demás.
—Retirar el velo, el cine, la música, la libertad que las mujeres están obteniendo después de la opresión, lo hacen popular entre los jóvenes. ¿Pero qué hay de las reformas judiciales reales que les permitirían a las mujeres ser independientes de las leyes de custodia masculina?
—Rula, no reduzcas el asunto de la reforma judicial solo a las mujeres, aun cuando sea importante… Desde la época del rey Abdulaziz [ibn Saud, quien fundó el estado saudí moderno en 1932], ellos se han negado a codificar las leyes. Ellos piensan que codificar las leyes es secular… es haram [prohibido]… Esto es lo que quiero decir con reformas, con una reforma verdadera del sistema judicial: codificar la ley, introducir el debido proceso en el sistema penal y hacer que los jueces [obedezcan].
—En noviembre pasado, cuando MBS detuvo a más de 200 empresarios eminentes, príncipes y miembros rivales de la familia real en el Ritz-Carlton en Riad, no hubo un debido proceso, ninguna evidencia, nada de transparencia. Si él realmente quiere que lo consideren un reformador, ¿por qué no presentar evidencias y el debido proceso al público? La gente estará de su lado si hiciera eso.
—Él no ve la necesidad de eso. Muy en su interior, es un líder tribal a la antigua. Ve el sistema judicial kuwaití, que es como un estado del golfo; la sociedad es muy parecida a la sociedad saudí. Pero el sistema judicial kuwaití está mucho más avanzado, mucho más transparente que el sistema judicial saudí.
“¿Por qué MBS no ve esa parte de la reforma? Porque limitará su gobierno autoritario. Él quiere disfrutar de los frutos de la modernidad del Primer Mundo y Silicon Valley y los cines, pero también quiere gobernar [como] lo hizo su abuelo”.
—Eso no funciona. No puedes tener ambas.
—Él quiere tener ambas.
—¿Pero puede tener ambas?
—Antes que nada, no hay un movimiento político en Arabia Saudita que pudiera presionarlo. Y el mundo está contento con él. ¿Ves alguien en Estados Unidos —excepto Bernie Sanders— que pida ejercer presión sobre MBS?
—En 2004, había otro hombre a quien Estados Unidos llamó un reformador: [el presidente sirio] Bashar al-Assad. En 1984, llamaron reformador a Saddam Hussein. La historia sugiere que lo que los estadounidenses piensan un día puede cambiar en cinco o 10 años. Yo no confiaría en las percepciones estadounidenses.
—Sí, estás en lo correcto. Pero los estadounidenses, ¿por qué debería importarles… el trato a 150 o 400 saudíes en el Ritz-Carlton? Estoy seguro de que los estadounidenses no van a ejercer presión sobre MBS [a menos que] suceda una crisis verdadera en Arabia Saudita.
—¿Algo como el 11/9?
—Sí, o algo parecido. Eso haría que Arabia Saudita fuese importante para los estadounidenses de nuevo.
—¿Pueden crear estabilidad cuando han alejado a la elite empresarial, la clase dominante en seguridad, en especial quienes son cercanos a Mohammed bin Nayef? [MBS remplazó a su primo poderoso, Bin Nayef, como príncipe heredero en junio de 2017.] ¿Pueden gobernar o crear una reforma estable cuando tus representados no están contentos?
—Hay un líder que gobierna un país mucho más pobre que Arabia Saudita y tiene una mayor historia de disidencia crítica: [el líder egipcio Abdel Fattah] el-Sissi en Egipto, ¿verdad? Hoy, nadie puede planear una revolución en Egipto. Entonces, MBS, quien tiene más dinero, quien tiene más apoyo, quien tiene una población menor… MBS puede gobernar a Arabia Saudita por años, sin oposición. [Pero] si él va y se gasta esos 1.5 billones de dólares en [Visión 2030, su plan para diversificar la economía], si 10 años después no da los réditos a la inversión que él prometió, entonces estará en problemas.
—¿Eso es lo que determinará el legado del príncipe heredero?
—Sí, se trata de cómo salgan esos proyectos. Si son exitosos, MBS se convertirá en el segundo líder más grande de Arabia Saudita. Pero de nueva vez, tiene que construir esos proyectos, y tiene que hacer trabajar a millones de saudíes.
—MBS puso a su propia madre en arresto domiciliario, sin que lo supiera el rey Salman [porque MBS pensaba que ella se opondría a su toma del poder y usaría su influencia para evitarlo].
—La historia acerca de la madre; si la lees de nuevo, hallarás algo interesante. Catorce fuentes de inteligencia confirman la historia. ¿Cuáles son? Son estadounidenses. Los estadounidenses filtraron la historia. La CIA filtró la historia. ¿Por qué lo hicieron? Pienso que hay gente en la CIA que no está contenta.
—El hecho de que MBS no esté dispuesto a escuchar a sus parientes más cercanos, que los encierre si no están de acuerdo con él, sugiere una tendencia terrible.
—Él no tiene asesores políticos, excepto Turki al-Sheikh y Saud al-Qahtani. Ellos son muy matones. La gente les teme. [Si] los desafías, podrías terminar en prisión, y eso ya ha pasado. Turki al-Sheikh está a cargo de los deportes, y se rumora que tiene unos cuantos miles de millones a su disposición para gastar en deportes y mantener ocupados a los jóvenes. Turki… estuvo en las fuerzas policiales, y no sé cómo es que llegó a ser tan cercano a MBS.
—Las reformas de MBS parecen estar orientadas hacia crear dinero. Los cines son una máquina de hacer dinero.
—Pienso que él cree en Saudí S.A. Le gusta el modelo de Dubái. El gobierno de Dubái [es] tanto una corporación como un gobierno. Por lo que hace dinero con los expatriados quienes viven en Dubái [con] sus bebidas, sus cines, etc. Lo que está mal en este modelo es que Dubái es una ciudad estado, mientras que Arabia Saudita es un país. Y aun cuando él está construyendo Saudí S.A., en la que algunos saudíes gastarán dinero en ella, y el dinero irá al gobierno, habría millones de otros saudíes quienes son demasiado pobres para ser parte de esta economía nueva. No tienen empleos. Necesita ver eso.
—Millones de árabes, como tú y yo, no quieren islamistas, pero sí quieren una mejor Arabia Saudita. Si MBS quiere personificar la idea de la reforma, ¿qué hay de malo en exigir libertad, justicia social, empleos y comida?
—Si tienes oportunidad de ir a Arabia Saudita o de para un tiempo con la elite cercana al gobierno, ellos te dirán que el pueblo árabe es ignorante: “No saben lo que es bueno para ellos”. eso es lo número uno. Lo número dos, a pesar de lo que pensamos de los islamistas, los islamistas y la democracia vienen juntos. Doquiera que hay democracia en alguna parte del mundo árabe, los islamistas surgirán, incluso para ser los ganadores de la mayoría del voto o una buena porción del voto. Y estarán en el gobierno, o compartirán el gobierno, como en Túnez o Marruecos.
“MBS no quiere eso. Él desprecia a los islamistas. Es por ello que está en contra de la Primavera Árabe, y ahora ha ampliado una maquinaria, una máquina de relaciones públicas contra la Primavera Árabe: gente, escritores, canales de televisión, canales de noticias como Al Arabiya que atacan constantemente la idea de la Primavera Árabe. Él usa la religión para atacar la idea de la revolución y la Primavera Árabe”.
—¿Qué quieres decir con que “usa la religión”?
—Usó cierta parte del salafismo [o wahabismo] que le prohíbe a la gente, a las administraciones el oponerse al gobernante.
—¿Cómo los clérigos quienes dijeron que nadie debe oponerse al gobernante, quienes dicen que es haram el desafiar a los gobernantes?
—Sí.
—¿Tienes alguna esperanza de que las reformas puedan tener éxito, al grado en que te sientas orgulloso de vivir de nuevo en Arabia Saudita?
—Podría seguir la corriente y llamarlo una reforma, pero sería más preciso verlo como normalización. Todavía no es una reforma. MBS solo abrió la puerta para que la gente que estaba encerrada se una a la comunidad. Ahora que las puertas están abiertas y tenemos mujeres y entretenimiento y menos religión en nuestra comunidad, tenemos que hacer la reforma. La reforma todavía no ha comenzado en Arabia Saudita. La verdadera reforma es tener una economía que funcione. Y la economía de hoy día en Arabia Saudita está en recesión. Acabo de almorzar con un empresario saudí quien realmente está sufriendo.
“Aquí en Estados Unidos, si te postulas para ser alcalde de Miami, así como te reunirás con personas ricas para recabar fondos, pasarás algún tiempo en áreas más pobres, ¿verdad? Hablando con la gente pobre para conocer sus problemas… No veo que MBS [haga eso]. No he visto una sola foto de él en un área pobre de Riad”.
—Pides una reforma política como muchas personas en las prisiones saudíes hoy día. Ellos siguen en la cárcel y tú estás en el exilio. ¿No es eso un indicio de que él no cree en el tipo de reforma que está promoviendo?
—Él cree en su reforma.
—Entonces, la mentalidad del hombre fuerte.
—Su mentalidad prevalece hoy en la mayor parte de Oriente Medio. Así es como Sissi ve a su gente. Así es como Assad ve a su gente. Así es como muchos líderes árabes ven a su gente, excepto por el rey de Jordania, el rey de Marruecos.
—MBS vino a Nueva York y Washington D.C. y dijo que reconocería al estado de Israel de alguna forma. Pero luego, cuando estuvo en Londres, algunos le aconsejaron que tuviera una reunión extraoficial con la comunidad judía. Dijo que es demasiado riesgoso. ¿Qué le preocupa?
—Arabia Saudita hizo la cumbre [de la Liga] Árabe y la llamó la “cumbre de Jerusalén” repentinamente. ¿Por qué hizo eso? Pienso que es una reacción a la furia en todo el mundo árabe contra Arabia Saudita, la cual [es vista como] rindiéndose ante los israelíes, antes los cabildeos judíos… Tal vez Arabia Saudita también empieza a [preocuparse] de que Trump no pueda darles lo que esperaban. Así que se retractaron un poco y dijeron: “Oh, todavía apoyamos a Palestina”.
“Como pasó de encarcelar a [el primer ministro libanés] Saad al-Hariri a abrazarlo. Muy inconsistente”.
—Sí, eso fue increíble, verlo abrazar a Hariri en un restaurante en París y tuitear esa foto.
—[El presidente francés Emmanuel] Macron se volvió serio con el príncipe heredero con respecto a Hariri, y fue entonces cuando MBS cayó en cuenta: “Oh, mejor no sigo”. Hariri tiene buenos amigos en el gobierno francés.
—Cuando hay un revés de parte de la comunidad internacional, él puede retroceder.
—Puede retroceder, por supuesto, sí.
—Entonces, ¿piensas que la comunidad internacional en cierta forma puede ejercer los controles y equilibrios que los saudíes no son capaces de imponer?
—Esa es nuestra única esperanza, sí. Por ejemplo, si el Banco Mundial le advierte a MBS que no gasta su dinero en sus megaproyectos tontos e inventados, él podría retroceder. Pero nosotros, el pueblo de Arabia Saudita, no tenemos el poder o la influencia para decir: “Su alteza, por favor, no gaste nuestros miles de millones de dólares en esos megaproyectos”.
—Arabia Saudita gasta millones de dólares en Yemen en lo que parece ser una guerra imposible de ganar. El bloqueo a Qatar tiene sus costos: muchas de las cosas que los qataríes solían comprarle a Arabia Saudita ahora las compran en otra parte. Todas estas políticas no son rentables, política o económicamente. ¿Cuál es la lógica si él afirma que quiere cambiar la economía y crear empleos para millones de saudíes?
—Él tiene razón de preocuparse por la presencia iraní en Yemen. Y él quiere expulsarlos de Yemen. Al mismo tiempo, también es suspicaz con sus aliados naturales en Yemen, los islamistas. Entonces, quiere una victoria en Yemen que elimine a los hutíes. Y por supuesto, es imposible hacer eso… porque es un gobierno de un solo hombre. Nadie puede decirle: “Su alteza, esta política es errónea. Tiene que hallar una solución alterna para Yemen”. Está aferrado a esta. Esto también es una venganza personal. Él es quien empezó esta guerra. Y esta crisis con Qatar se ha vuelto una crisis muy personal.
—¿Cuál es la lógica detrás de la crisis de Qatar?
—Hay un marcador esencial en las estrategias de MBS… Así como le preocupa Irán, le preocupa el islam político, el de los Hermanos Musulmanes, de las fuerzas de la Primavera Árabe. Él ve ambos como una amenaza para él. Qatar es visto como… el sustento de la Primavera Árabe y el islam político. Y quiere que los qataríes retiren su apoyo a la Primavera Árabe y el islam político en la forma de Al Jazeera, en la forma de financiamiento. Eso es básicamente lo que él quiere. Si los qataríes se convierten en otro Baréin, desasociándose totalmente del islam político y la Primavera Árabe y se ponen en contra de éstos, serán bien recibidos en el hogar de MBS.
—Entonces, ¿él quiere que Qatar sea un estado cliente?
—Exactamente. La manera en que se convertirá en un estado cliente es si aceptan parar su apoyo a las fuerzas de la Primavera Árabe. MBS y MBZ [el líder de los Emiratos Árabes Unidos, Mohammed bin Zayed] piensan que han sofocado a las fuerzas de la Primavera Árabe, y el único espacio vital que tienen es Qatar. Ellos quieren acabar con este espacio vital.
“La Primavera Árabe es una idea. Una idea necesita una plataforma, y Qatar todavía provee esa plataforma. Y realmente… sería un golpe importante para las voces de cambio en Oriente Medio, porque las voces de cambio solo tienen a Al Jazeera como plataforma y como un canal mediático a favor de Qatar. [Perder eso] sería una victoria importante para MBS”.
—Millones vienen a Arabia Saudita, de todo el mundo, para el hajj [la peregrinación islámica anual a La Meca, Arabia Saudita, la ciudad más sagrada para los musulmanes]. El hajj es la única cosa que Arabia Saudita tiene por encima del resto del mundo islámico. Pero en los últimos dos o tres años, vimos la infraestructura desmoronarse. Vimos accidentes. No es una buena imagen para el país. ¿MBS está prestando atención?
—Pienso que todavía tenemos un problema con el funcionamiento del gobierno, un gobierno que funcione apropiadamente. En Arabia Saudita, [no hay] mantenimiento. Arabia Saudita gasta mucho dinero en salud, en educación, pero la operación no es eficiente. Las escuelas no están limpias… La mayoría de los niños en Arabia Saudita carecen de un sistema de drenaje. Esta es la ironía de Arabia Saudita de la que hablamos.
—Después de algunas de las cosas que has escrito, a MBS le sería difícil pedirte un consejo, pero si él diera el paso y te pidiese que lo aconsejes, ¿lo aceptarías?
—Lo aceptaría, por supuesto. Porque eso es lo que quiero: quiero una mejor Arabia Saudita. No me veo como una oposición. No estoy pidiendo que se derroque al régimen, porque sé que no es posible y es demasiado riesgoso. Solo estoy pidiendo que lo reformen.
—¿Qué le dirías?
—Que dejes de planear esos proyectos exagerados [como Visión 2030] y veas las áreas pobres de Yeda y Riad. Porque esos pobres quieren empleos, quieren una vida mejor, y no la tienen. Y ellos serán el pueblo; eres responsable de sus intereses, y ellos serán el pueblo que se moverá en tu contra o que saldrá a las calles si les fallas. Y mi segundo consejo: deja de entablar maneras históricas de cambiar a Oriente Medio. La Primavera Árabe es un fenómeno real. Abraza la aspiración de libertad del pueblo de Egipto, Siria y Yemen.
—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek