Zara Snapp, consultora en política de drogas y cofundadora de Instituto RIA, habló con Newsweek Guanajuato sobre su visión en torno a la reforma de la política de drogas en el país.
Snapp obtuvo el pasado miércoles 4 de julio un amparo por parte de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) que le permite adquirir o importar la semilla de marihuana para su autocultivo y consumo para fines lúdicos o recreativos, pero su lucha no acaba ahí…
“Vamos a seguir con estos litigios porque tenemos que estar en todas las trincheras intentando promover una política de drogas que funcione mejor para México y que reconozca la realidad actual. Seguiremos incidiendo en el Senado y con los nuevos diputados.
“Buscaremos también al ejecutivo para poder pensar cuál es el modelo para México, cuál es la transición que requiere México, poniendo en el centro los derechos de las personas y el desarrollo del país”.
¿Cuál es tu visión sobre la política prohibicionista que ha imperado en el tema del cannabis?
El combate frontal al uso y tráfico de sustancias ha generado daños mayores que el consumo. La ONU ha identificado consecuencias no deseadas de la prohibición y la primera es que existe un mercado ilegal y violento cuyo valor estimado para ese entonces era de 320,000 millones de dólares al año.
Otra consecuencia que lograron identificar es que tenemos un enfoque punitivo en vez de un enfoque de salud. Las personas que usan drogas son estigmatizadas, criminalizadas, y a la sociedad le han vendido la idea de la prohibición como algo que la va a proteger, pero cuando vemos que en México la esperanza de vida está bajando por primera vez en años justo por la violencia, eso es lo que realmente debería de ser una preocupación grave, eso es un problema de salud pública.
El tema de las sustancias deberíamos abordarlo desde una perspectiva social y económica y no desde una perspectiva de prohibición.
Hay quienes han dicho que eliminar su prohibición en un país como México, en el que no hay servicios adecuados de salud mental, ayudaría a la agudización de los altos niveles de depresión y violencia social…
La prohibición realmente está haciendo más daño a la sociedad que el consumo y tenemos que cambiar de paradigma, y con la regulación del mercado se establecerían impuestos para crear centros de tratamiento de calidad y servicios de salud mental.
Sin embargo, no solo deberíamos hacer políticas públicas para la minoría, que es la que desarrolla problemas, sino para la mayoría, a través de campañas de educación que promuevan un consumo responsable.
Tenemos que ver cómo podemos utilizar estas plantas y sustancias de una manera más responsable y más eficaz.
Legalizar la producción, distribución y consumo afectaría intereses muy poderosos, ¿cómo esperan que reaccionen las bandas delincuenciales frente a esto? Es tocar sus intereses, tocar su dinero…
Estamos intentando desmantelar algo en lo que sí hay muchos intereses, pero también es dar un paso para que el gobierno pueda priorizar el combate a los delitos de alto impacto.
En Estados Unidos han hecho programas de equidad en los estados que están regulando cannabis, con subsidios para que quienes actualmente están relacionados con este mercado, pero no tienen antecedentes de violencia, puedan empezar su empresa y entren al mercado regulado.
Hay maneras de integrar a las comunidades que están cultivando cannabis y amapola. México es un país productor, ¿por qué no estamos aprovechando esta oportunidad?
¿México va tarde en la regulación y la eliminación de esta visión prohibicionista o vamos a tener posibilidades de participar en un mercado que evidentemente deja ganancias muy importantes y que fiscalmente puede ser también relevante para el Estado?
Cada día mueren 54 personas en el país para quienes sí estamos llegando muy tarde a cambiar la perspectiva y el paradigma de esta política. Sin embargo, para entrar al mercado estamos bien, y podemos aprender de otras experiencias.
Canadá acaba de aprobar su iniciativa de cannabis legal la semana pasada; ellos y otros países de Europa van a estar buscando lugares donde poder cultivarla de manera más accesible.
Hoy en día muchas empresas canadienses están buscando cultivar en Colombia, por ejemplo, para poder sacar más ganancias y después de ahí lo exportan a Canadá y lo venden. Nosotros podríamos llegar al mercado con nuestra capacidad y con el conocimiento que ya tenemos sobre cómo cultivar.
México podría aprovechar esta oportunidad si no nos tardamos otros seis años. Es necesario empezar y fomentar una industria mexicana con capacitación y el conocimiento de nuevas técnicas de cultivo.
Hay muchos interesados que no van a entrar al mercado mientras sea ilegal, pero podríamos estar creando un mercado con criterios del mercado justo, podríamos, por ejemplo, cultivar cannabis orgánica. Tenemos todas las posibilidades, pero nos toca a nosotros construir la regulación que funcione mejor para México.
No estamos llegando tarde. Canadá y Uruguay son los únicos que han regulado los mercados totalmente, así como nueve estados en Estados Unidos. Si México quisiera ser el tercer país, sería genial.