El reto para el negocio de la moda, en tiempos de cambios políticos, es aprovechar las oportunidades de crecimiento, señala Jorge Barylka, CEO de Sportmex.
La industria de la moda en México ha cambiado de manera significativa en las últimas dos décadas. Por esa razón, cada vez encontramos más marcas extranjeras en los centros comerciales y en las tiendas departamentales de nuestro país. La firma Sportmex ha sido gran parte de ese cambio. Comenzó siendo la distribuidora de Lacoste en el país y, ahora, 13 años después, distribuye marcas de lujo como Scotch & Soda, Pshyco Bunny, Harmont & Blaine y John Varvatos, Le coq Sportif y, próximamente, 7 For All Mankind.
Charlamos con Jorge Barylka, CEO de la conocida firma Sportmex, sobre lo que significa para la industria de la moda el actual escenario político que se vive en México y lo que está por venir.
—De acuerdo con su diagnóstico, ¿cuál es el estado de salud actual de la industria del vestido y del calzado en México?
—La industria ha tenido mucho desarrollo en los últimos años. En México ya hay muchas marcas internacionales dentro de la industria de la moda en textil y calzado en un nivel premium. Por lo mismo, ha sido una industria que ha estado muy competida en los últimos seis años porque han entrado una gran cantidad de marcas internacionales en el país. El consumidor ha reaccionado bien porque le hacía falta tener las opciones internacionales que no estaban presentes en México, hace algunos años teníamos que salir del país para ir de compras, ahora eso ya no se hace. Existen todas las opciones.
—¿Qué diferencia a Sportmex de otros grupos de moda?
—Tenemos como meta darle al consumidor lo que busca, pero en su entorno y sin la necesidad de salir del país para ir de compras. Consideramos que la moda es incluyente y buscamos tener los precios similares a los países de origen. También todas nuestras marcas tienen una identidad propia, una historia particular y transmiten emociones. Son las principales características que buscamos.
—¿Considera que con el cambio de gobierno habrá un giro importante en estos sectores o seguirá igual?
—Creo que hay muchos temas en los que el cambio de gobierno podría significar algo importante para el sector, especialmente en tres ejes: uno, el tipo de cambio, que es un gran temor que existe entre nuestros clientes; dos, seguridad, que creo que debería garantizarse mejor; y tres, un gobierno que incentive el consumo, generando oportunidades.
—¿Qué espera la industria del vestido y calzado en los nuevos tiempos políticos? ¿Cuáles son sus proyecciones y exigencias?
—Tenemos fe en que el proceso sea estable, en el caso de que llegara a existir una falta de estabilidad, sea por un momento muy corto y que después vuelva todo a la normalidad. Nosotros como grupo seguimos insistiendo y continuamos, este año tenemos un plan de 15 aperturas, llevamos cinco y nos faltan diez, que van a abrir el siguiente semestre. Para las marcas el tema político no ha generado una alerta mayor y confiamos en nuestro país. Vamos a seguir buscando la oportunidad para crecer de manera adecuada y saludable.
—En el actual escenario de incertidumbre con Estados Unidos y Canadá, ¿cuál es su perspectiva, qué tan importante es el TLC y qué le conviene a la industria del vestir y la moda mexicana?
—Yo considero que una economía abierta es lo más sano para poder tener éxito en una economía global. Creo que se tiene que sumar y no restar, y a mí no me hace sentido echar para atrás el TLC que ha venido funcionando tantos años. Nosotros no nos beneficiamos de manera directa del TLC con Estados Unidos y Canadá; aunque tenemos dos marcas de Estados Unidos, ninguna produce en su país. Es diferente con otras marcas que fabrican en lugares como Perú, de donde sí traemos mercancía y sí nos beneficiamos del TLC con esas regiones.
—En el caso de que el TLC no llegara a buen puerto, ¿cuál sería el camino para esta industria?
—Creo que habrá muchos empresarios que, si se va para atrás ese Tratado, van a empezar a fabricar en México y entonces descubrirán ventajas diferentes. A nosotros como empresarios nos toca adaptarnos a los cambios que pudiera haber y tener siempre un plan por si se cae esto. No son cosas que se dan de la noche a la mañana, pero de alguna forma espero que exista sensatez, sentido común y coherencia para que nos podamos ajustar y continuar. Creo que hay industrias más golpeadas, como la automotriz y la aeronáutica.
“Pero sí creo que esto afectaría el tema económico del país, pues pega a los bolsillos de muchos empleados y también le pega al tipo de cambio”.