Creada en 2006 en Luxemburgo a partir de la fusión entre Mittal Steel y Arcelor, la acerera global ArcelorMittal posee una relevante presencia en México, sobre todo en Lázaro Cárdenas, Michoacán, cuya planta siderúrgica está asentada en una extensión territorial de 1,000 hectáreas. En el ámbito nacional cuenta con más de 8,000 colaboradores directos y cerca de 50,000 indirectos.
En sus instalaciones de Lázaro Cárdenas se produce varilla, alambrón, palanquilla y planchón; en Celaya, Guanajuato, varilla; y en Ciudad Obregón, Sonora, se fabrican concentrados de mineral de hierro. Además, cuenta con una concesión del muelle de Lázaro Cárdenas que le permite la recepción de materias primas y la exportación de productos, y tiene convenios con las administraciones portuarias de Guaymas y Manzanillo que le posibilitan utilizar sus muelles especializados para transportar el pellet y el concentrado de mineral de hierro requeridos en sus procesos.
En ese sentido, ArcelorMittal es consciente de que su posición en la industria siderúrgica conlleva importantes responsabilidades, razón por la cual ha asumido el compromiso de adoptar principios de actuación reconocidos a escala mundial y que tengan en cuenta las necesidades de las comunidades locales. El objetivo es crear la imagen de la siderurgia del futuro apoyado en un sólido conjunto de valores.
En materia de sustentabilidad, por ejemplo, su compromiso con el mundo va más allá de los aspectos básicos y, más bien, tiene en cuenta las necesidades de las personas en las que invierte, de las comunidades a las que apoya y del mundo en el que desarrolla sus actividades. Este planteamiento a largo plazo constituye el eje fundamental de su filosofía empresarial.
Esta tarea, que engloba una gran labor en materia de calidad de vida de la empresa, ética empresarial, vinculación de la empresa con la comunidad y el cuidado y preservación del medioambiente, recientemente fue reconocida por el Centro Mexicano para la Filantropía (Cemefi), que por séptima ocasión consecutiva entregó a la compañía acerera el Distintivo de Empresa Socialmente Responsable.
A ese respecto es la siguiente conversación con Ricardo Bussey García, director de Asuntos Corporativos de ArcelorMittal México.
—¿Cuáles son los códigos fundamentales que rigen a ArcelorMittal en materia de responsabilidad social?
—Somos el principal productor de acero en el mundo. Es una empresa que tiene operaciones en 60 países y emplea a unas 199,000 personas a escala global. La misión y visión que tenemos como empresa es el poder producir acero de manera segura y sustentable, evidentemente con la visión de ser líder en el sector y atender las necesidades de nuestros clientes de todo el mundo.
“Tenemos una estrategia robusta que parte de nuestros valores como empresa, que son liderazgo, calidad y sustentabilidad. A ello hemos agregado otros criterios, como la responsabilidad social, en cuyo sentido nos consideramos pioneros con nuestra filosofía de producir de manera sustentable y sostenible”.
—¿Cómo se ha involucrado ArcelorMittal con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU?
—Hemos desarrollado una serie de criterios y estrategias que nos han permitido robustecer nuestro posicionamiento en materia de responsabilidad social, y a partir de ahí nos asociamos con los ODS de Naciones Unidas. Sobre esos 17 objetivos implementamos una estrategia de diez objetivos propios que se aplican en nuestra actividad como empresa. Hicimos un análisis y vimos con cuáles podríamos generar un impacto positivo en la sociedad, de modo que, por mencionar solo uno, buscamos que todos nuestros colaboradores tengan un entorno laboral seguro y saludable.
—A las acereras se les señala por el alto impacto que provocan. ¿Cómo lo contrarresta ArcelorMittal?
—Entendemos los alcances e impactos de nuestro negocio, por eso buscamos ser responsables del suelo, del aire y de la tierra. Evidentemente eso está asociado con ser también un usuario responsable de la energía, pues el proceso de producción de acero es intenso, fundir el mineral de hierro y transformarlo en acero requiere grandes cantidades de energía. Por eso cada día buscamos hacerlo de manera más sostenible, ahora estamos en una etapa en la que la tecnología está al límite, pero seguimos explorando las alternativas posibles y estudiando de qué manera podemos eficientar nuestros procesos de manera que nuestro impacto sea menor a lo largo del tiempo.
—Por otra parte, ¿qué tan importante es la educación para la empresa?
—Estamos muy metidos en ese tema. Vemos que en la educación está uno de los principales detonadores de los cambios positivos en la sociedad, por eso desde hace mucho hemos desarrollado herramientas para acercar a los jóvenes alternativas para que empiecen a optar por carreras más de corte científico, pues estas son las carreras que, según estamos viendo, en el futuro van a tener más protagonismo. De hecho, hay una cifra muy interesante, cerca del 80 por ciento de las profesiones que existen hoy, en 30 años van a dejar de existir, y la mitad de las profesiones que se van a necesitar dentro de 30 años estarán vinculadas con los desarrollos científicos. Entonces nosotros estamos apostándole a eso.
—¿Y el trabajo con las comunidades donde tienen presencia?
—Hacemos inversiones comunitarias que van más allá de lo filantrópico. No somos la empresa que hace donaciones sin ton ni son, más bien tratamos de dejar a la comunidad algo que sirva para generar opciones y alternativas viables para el crecimiento y desarrollo comunitario. Tenemos, por ejemplo, programas de becas que promueven la excelencia académica entre estudiantes de Lázaro Cárdenas que quieren involucrarse en las carreras de ciencia, tecnología y matemáticas. Tenemos también un centro de desarrollo comunitario cuyo objetivo es tomar a los niños desde bebés y literalmente llevarlos a través de una serie de módulos que les permitan estimularse de manera temprana y despertar el sentido de la actividad, y después involucrarlos en talleres de lectura y en dinámicas para detectar sus habilidades de liderazgo o para generar proyectos de economía social.
—Cómo recibe ArcelorMittal el séptimo Distintivo de Empresa Socialmente Responsable?
—Para nosotros es una gran alegría. Creo que es un fiel testimonio del esfuerzo de todos los que formamos parte de la empresa. A tu servidor y el equipo de responsabilidad corporativa les toca hacer la recopilación de información, pero mucho de ella viene de otros departamentos, de medioambiente, de la gente que se dedica a adquisiciones, de nuestro equipo de operaciones, pues todos buscan cumplir con el objetivo de mitigar nuestra huella industrial. El distintivo también significa una gran responsabilidad porque no lo vemos como la estatuilla que tienes en la entrada de la oficina para que todo mundo vea que eres una empresa socialmente responsable, sino como un reconocimiento al trabajo que se hace en el día a día para tratar de lograr que el modelo de negocios sea sostenible y sustentable. En ese sentido, nos retamos cada año a nosotros mismos para seguir dando testimonio del impacto positivo que generamos en las áreas donde operamos. Creo que ese es el principal valor del reconocimiento, que se nos vea como una empresa que sigue esforzándose, en este sector tan complejo, en hacer las cosas de manera correcta.