El presidente estadounidense Donald Trump confirmó el viernes que la cumbre con el líder norcoreano Kim Jong Un se realizará como planeado, el 12 de junio en Singapur, luego de conversaciones sin precedentes en el Salón Oval con el enviado de Pyongyang.
Kim Yong Chol, mano derecha del líder norcoreano, entregó a Trump una carta que el mandatario estadounidense calificó de “muy agradable” y “muy interesante”.
Aunque admitió que el acuerdo con Corea del Norte “será un proceso”, Trump afirmó que cree que finalmente será “exitoso”.
Citando a un funcionario del gobierno extranjero que fue informado sobre los contenidos de la carta, The Wall Street Journal informó que la última correspondencia entre los dos líderes sería positiva, aunque directa.
Según los informes, Kim estaba decidido a organizar una reunión planificada el 12 de junio entre él y Trump, luego de que una reciente disputa diplomática descarrilara una oportunidad para la primera reunión cara a cara entre un presidente estadounidense en funciones y el líder supremo norcoreano.
Kim también dijo que quería que la reunión se llevara a cabo sin amenazas ni concesiones. La carta, entregada por Kim Yong Chol, debía ser inspeccionada por funcionarios estadounidenses y, si se autoriza, se entregaría a Trump, según funcionarios de la administración citados en el informe.
“No voy a usar más la expresión ‘presión máxima’. No quiero usar más ese término. Nos llevamos bien. Ven nuestra relación”, declaró Trump a periodistas tras haber acompañado a Kim Yong Chol a su vehículo.
Respecto a la desnuclearización de Pyongyang, el mandatario estadounidense aseguró: “Se que quieren hacerlo. Quieren otras cosas similares. Quieren desarrollarse como país. Y eso se va hacer. No me cabe duda”.
Kim Yong Chol, vicepresidente del gobernante Partido de los Trabajadores de Corea del Norte y ex jefe de inteligencia, cenó el miércoles con el Secretario de Estado, Mike Pompeo, en la ciudad de Nueva York.
La reunión fue la más reciente de varias interacciones diplomáticas de alto perfil entre Estados Unidos y Corea del Norte en los últimos meses.
Desde 2004, el actual asesor de seguridad nacional, John Bolton, ha pedido a Corea del Norte que abandone las armas nucleares de la misma manera que lo hizo el líder libio Muammar Gaddafi a cambio de mejores lazos con Occidente. La analogía ha sido objeto de escrutinio, ya que Corea del Norte ha desarrollado capacidades balísticas y más avanzadas y Gaddafi fue derrocado en un alzamiento de 2011 patrocinado por la alianza militar de la OTAN liderada por los EE. UU.
Bolton repitió este reclamo en marzo, semanas después de que Trump aceptara una invitación sorpresa para conversaciones directas con Kim Jong Un.
Trump pareció descartar el llamado “modelo de Libia” en una entrevista el mes pasado, pero el vicepresidente Mike Pence lo volvió a plantear, amenazando a Kim Jong Un con el mismo destino que Gadafi si no abandonaba las armas de destrucción masiva.
Un alto funcionario norcoreano respondió con mordaces comentarios que convencieron a Trump de cancelar la próxima cumbre.
Washington y Pyongyang han tenido poco contacto público desde que estalló la guerra entre Corea del Sur respaldada por Estados Unidos y Corea del Norte respaldada por los soviéticos en la década de 1950 en la península coreana ocupada por Japón y dividida por las dos potencias aliadas.
Corea del Norte ha desarrollado armas nucleares para disuadir la posible acción militar de los EE. UU., Como en Irak y Libia, pero ha indicado que puede estar dispuesto a abandonarlas si se garantiza la seguridad de Kim Jong Un.
(Con información de Tom O’Connor/ Newsweek)