Nicaragua se mantenía este viernes a la espera de un diálogo nacional con mediación de la iglesia católica tras las violentas protestas que dejaban 42 muertos, mientras estudiantes y activistas convocan nuevas manifestaciones en reclamo de democratización y justicia.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) mantenía un proceso lento de documentación sobre las víctimas fatales de los violentos enfrentamientos de la semana pasada entre manifestantes y policías, evaluando denuncias de familiares.
La entidad informó este viernes que el número de víctimas fatales subió de 38 a 42, incluyendo a dos personas que estuvieron hospitalizadas en cuidados intensivos y otras dos que que sufrieron heridas de bala durante las protestas.
Desde el lunes no ha habido choques con la policía, aunque las manifestaciones han continuado pacíficamente en Managua y en otras ciudades.
Estudiantes convocaron a una manifestación la tarde de este viernes en homenaje a los fallecidos en las protestas.
“Los muertos no negocian, exigen justicia”, es el lema con el que una delegación de campesinos asentados en la ruta del proyecto de canal interoceánico se dirige hacia Managua para participar el sábado en una marcha de peregrinación y oración convocada por la iglesia católica.
Pese a que no ha habido enfrentamientos en las últimas manifestaciones, el número de muertos ha aumentado por el fallecimiento de personas hospitalizadas o la aparición sin vida de personas dadas como desaparecidas, según el CENIDH.
La organización humanitaria internacional Human Rights Watch pidió este viernes que los países miembros de la OEA aprueben el envío de una misión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a Nicaragua para que investigue denuncias de abusos de las fuerzas de seguridad contra los manifestantes.
Entretanto, el diputado sandinista Gustavo Porras, presidente de la Asamblea Nacional, anunció que el Legislativo formará una comisión con figuras notables del país para “conocer, analizar y esclarecer” los hechos ocurridos durante las protestas.
En algunos centros educativos privados se izó la bandera a media asta por los muertos, mientras el personal de la embajada de Estados Unidos realizó un minuto de silencio.
La noche del jueves, periodistas celebraron una vigilia en homenaje al reportero Angel Gahona, muerto de un disparo mientras cubría las protestas en la ciudad caribeña de Bluefields.
Masacre
“Es una masacre lo que hemos tenido en Nicaragua porque los que han aparecido muertos presentan tiros en la cabeza, en la garganta o el pecho, directamente al corazón”, dijo a la AFP el exrector universitario Carlos Tunnermann.
Ello demuestra que “ha sido gente experimentada la que ha disparado”, denunció Tunnerman.
En estas condiciones, el gobierno prepara el inicio de un diálogo nacional en el que la iglesia católica ha aceptado ser mediadora y testigo entre las partes, aunque no se ha informado sobre la fecha del encuentro, quiénes participarán o la agenda que se abordará.
Líderes del sector empresarial privado dijeron estar listos para participar en el diálogo por la democratización del país y aguardan ser convocados.
“La mesa (de diálogo) no está limpia como dijo el presidente (Ortega), la mesa está manchada de sangre y por lo tanto hay que limpiarla”, dijo Tunnermann, quien urgió crear una comisión internacional que investigue la muerte de los manifestantes.
La fiscalía anunció el jueves una investigación sobre las muertes y creó una comisión integrada por el organismo de medicina legal y peritos policiales para determinar a los responsables y acusarlos penalmente.
No obstante, Tunnerman consideró que la fiscalía está “subordinada al Poder Ejecutivo”, por lo cual carece de credibilidad y podría transformar el proceso de investigación “en una cacería de brujas” contra opositores.