Como un rugido refrescante para Marvel, Black Panther se aleja de la estructura que acostumbra una película de superhéroes, y ofrece la cinta más idealista de este universo cinematográfico.
Este 16 de febrero se realizó el estreno de Black Panther —Pantera Negra en español—, está basada en el personaje de Marvel Comics de 1966 que lleva el mismo nombre. La cinta es dirigida por Ryan Coogler, quien dirigió el spinoff de la franquicia de Rocky Balboa: Creed.
Black Panther nos cuenta la historia de T’Challa, interpretado por Chadwick Boseman, quien tras la muerte de su padre, T’Chaka el Rey de Wakanda, tiene que regresar a casa para gobernar la súper avanzada nación africana de Wakanda.
El hecho de que Wakanda sea una nación avanzada que se esconde tras un muro, no solo sirve para darle trasfondo a la trama, sino para hacer paralelos con la política mundial en lo que se refiere a refugiados, migrantes y ayuda internacional.
Por otro lado, la película no solo está ligada al universo de Marvel a través de la muerte del Rey T’Chaka (John Kani) en Captain America: Civil War, sino que también trae de vuelta a Ulysses Klaue (Andy Serkis), un contrabandista de armas que conocimos por primera vez en The Avengers: Era de Ultrón y que ahora es buscado tras haber robado el mineral que hace especial a Wakanda: el vibranium.
La trama de Black Panther es sencilla, T’Challa tiene como primera misión de monarca capturar al ladrón de vibranium, al mismo tiempo que se debate compartir su tecnología con el resto mundo, tras reencontrarse con Danai Gurira (Lupita Nyongo), una vieja amiga que ha servido como espía en el resto del mundo.
Probablemente, tiene a uno de los villanos más trabajados en una película de Marvel, —Loki es el único realmente memorable— pues la encarnación de Killmonger por parte de Michael B. Jordan, entrega a un antagonista que impacta de manera profunda en el protagonista y que de no ser por sus métodos violentos y segregacionales, haría cuestionar a la audiencia si él está en lo correcto.
La responsabilidad que tiene T’Challa por heredar un trono, la conexión con reyes ancestrales y los paisajes africanos, hacen recordar a Simba en The Lion King; mientras que los gadgets y escenas de acción alrededor del mundo, son una aventura más similar a James Bond que una película de superhéroes.
Entre las cosas que dejan a deber, están los efectos especiales, que no siempre terminan de convencer. Además, que T’Challa tenga que quitarse la máscara de Black Panther para decir sus líneas; pero también se aplaude que no haya un chiste cada cinco minutos y que estos no arruinen la tensión de los momentos dramáticos.
Black Panther es sin duda una película de superhéroes que compite al nivel de la trilogía de The Dark Knight dirigida por Christopher Nolan.
Solo el tiempo dirá si la saturación del género en la pantalla grande hará que se recuerde durante años, o quede en el olvido como otras megaproducciones de su tipo.