En la zona de reserva del Golfo de México encalló una flota petrolera de Oceanografía. Los ambientalistas alertan sobre el impacto ecológico en el área natural protegida.
Entre febrero de 2016 y enero de 2018, cinco embarcaciones operadas por Oceanografía al servicio de Petróleos Mexicanos (Pemex) quedaron encalladas, zozobraron o de plano se hundieron en aguas del Golfo de México. Se trata de los barcos Titán II, Caballo Azteca, Caballo de Trabajo, Endeavour y Caballo Eclipse, valuados en casi 3,000 millones de pesos. El riesgo para el medioambiente en el polígono que comprende la zona del Área Protegida de Flora y Fauna de Laguna de Términos (APFFLT) es enorme.
El Consejo Técnico asesor de la APFFLT, integrado por organizaciones ambientalistas, universidades y especialistas, emitirá un posicionamiento para exigir a las autoridades federales que los navíos sean removidos de la zona.
El biólogo José Hernández Nava, director del APFFLT, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, urge que los barcos deben ser retirados, “para evitar el daño ambiental” en esa zona que, explica, “es un área muy importante a escala nacional en cuestiones de biodiversidad”.
Desde diciembre pasado, Newsweek en Español alertó sobre los riesgos que representaban los barcos varados (apoyados sobre el fondo marino sin capacidad de flotar, maniobrar o ser gobernados) sin combustible, energía ni insumos, en aguas del Golfo de México, pese a estar tripulados, y cuya situación, tanto para las embarcaciones como para sus tripulantes, se tornaría más crítica en la medida que avanzaran los frentes fríos.
En esos días el barco Caballo de Trabajo, arrastrado por un temporal, comenzó a hundirse con todo y tripulación que yacía a la deriva sin tener un sistema de comunicación, situación que generó la intervención de la Secretaría de Marina para rescatar a los tripulantes y reflotar el barco. Por esos días la Semar solicitó incluso que las autoridades judiciales que tienen a su cargo el caso Oceanografía garantizaran a los tripulantes que se preservarían sus derechos laborales aun cuando descendieran de los barcos, para poder así garantizar su seguridad. No obstante, el sistema judicial tiene prácticamente empantanado el caso. Por ello los tripulantes han optado por permanecer en los barcos aunque ello suponga arriesgar sus vidas.
En los últimos días, Amado Yáñez, dueño de Oceanografía, ha aprovechado el laberinto judicial para reunirse con funcionarios que tienen la resolución de la naviera y promover que se le devuelvan varias de las embarcaciones más costosas.
En tanto, el riesgo de esas embarcaciones para el medioambiente y la seguridad marítima crece: apenas el sábado 27 de enero, en medio del frente frío que aqueja al país, el barco Caballo Eclipse zozobró de nuevo, hasta irse a pique.
El Caballo Eclipse era, hasta hace poco, un armatoste de metal de 77 metros de eslora y 16.8 metros de manga, construido en 1985 en astilleros japoneses, que antes de ser traído a México se llamaba Toisa Puma, antes Norian y primero Pacific Ataawhai, cuando navegaba entre mares de Asia y luego de Bahamas.
El barco hacía para Pemex labores de apoyo en construcción con su grúa y buceo con sus ocho buzos en la Sonda de Campeche. Su valor comercial en los dictámenes de la Procuraduría General de la República (PGR) se estableció en 191 millones 894,490 pesos, los cuales, a fines de enero, se hundieron en aguas mexicanas. Mientras, la empresa, sus trabajadores y extrabajadores están atrapados en un embrollo judicial.
En 2014, cuando la PGR hizo la entrega recepción de la empresa Oceanografía—incluidas todas las embarcaciones que esta operaba, que sumaban una treintena— al Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), se hizo una estimación económica: se requerían 2,000 millones de pesos para mantener y poner a flote las embarcaciones al servicio de Pemex, y para que los trabajadores preservaran su fuente de empleo. Sin embargo, se argumentó insuficiencia presupuestal. En contraste, el valor de los barcos encallados o hundidos en los últimos cuatro meses rebasan por mucho ese monto: juntos suman casi 3,000 millones de pesos.
LEE TAMBIÉN: Una tumba mojada y salada
GRAVE RIESGO PARA ZONA DE RESERVA
Lourdes Rodríguez Vadillo es en México una de las mayores especialistas en áreas de reserva en el Golfo de México. Desde Ciudad del Carmen dirige Marea Azul, una organización creada hace más de dos décadas que impulsa el saneamiento en la zona a partir del desastre del Ixtoc.
“En 30 años de actividad petrolera, y desde que se decretó la zona como área natural protegida — explica Rodríguez—, no habíamos tenido un riesgo tan grave para esta reserva, como representan hoy esos cinco barcos”.
El polígono que comprende la zona del Área Protegida de Flora y Fauna de Laguna de Términos (APFFLT) abarca 756,016.52 hectáreas desde Palizada, Sabancuy, Isla Aguada y Champotón. Y “precisamente porque es un ecosistema, lo que trastoca en una zona afecta la flora y fauna en la otra, y esto es lo que está ocurriendo con los barcos”, explica en entrevista con Newsweek en Español.
Rodríguez señala que por semanas han solicitado a las autoridades federales que remolquen los barcos fuera del área natural protegida. “Y es muy lamentable que no se hizo y ahora estamos viendo las consecuencias”.
Las afectaciones medioambientales, refiere, “van desde la contaminación —esos barcos varados en una playa donde hay una población de 400 delfines residentes— hasta la afección de una zona de pesca, en donde al irse chatarrizando los barcos provocan afectaciones graves.
“Se está afectando una de las reservas ecológicas más importantes de México y parece que no hay una autoridad que le ponga el cascabel al gato”, remata.
En efecto, el APFFLT es una de las zonas del Golfo de México más ricas en diversidad porque, explica su titular, el biólogo José Hernández, “el principal ecosistema es de manglar y tenemos la laguna de Términos que precisamente está formada por la parte insular hacia Ciudad del Carmen, y allí confluyen tres ríos muy importantes que son el Palizada, el Chupal y el Candelaria. Todo este ecosistema, junto con el área dulce y el área marina, tiene condiciones muy características y muy importantes, pero también hay selvas bajas y medianas, y en estas tenemos especies como el jaguar, en peligro de extinción, y en la parte acuática tenemos delfines, tortugas marinas; las playas son un área muy importante para la tortuga marina y tenemos manatí también en peligro de extinción”.
Apenas el jueves 8 de febrero, el biólogo recorrió la zona donde los barcos se hallan encallados, y explica que, derivado de su visita, emitirá diversos oficios para que las autoridades aceleren el retiro de los barcos, a fin de evitar que esta zona única en su tipo en el país, sea afectada.
FLOTA ENCALLADA
BARCO TITÁN
El 4 de febrero de 2016 encalló por falta de propulsores y por falta de suministro de diésel. Se trata de un barco grúa construido en 1985 en astilleros de Finlandia, y reconstruido en 2002. Mide 139 metros de eslora y 54.30 de manga. Su capacidad es para 330 personas. Operaba para Pemex con bandera de Ucrania, y navegaba entre los puertos de Tampico, Tuxpan, Coatzacoalcos, Frontera, Dos Bocas, Sánchez Magallanes, Isla del Carmen, Seyba Playa y Progreso.
BARCO CABALLO AZTECA
El 11 de septiembre de 2017 encalló por falta de suministro de diésel y cuando las cadenas del ancla se le rompieron. Se trata de un buque autopropulsado de soporte para construcción que en la Sonda de Campeche operaba también como flotel. Se construyó en 1987, y en sus 159 metros de eslora y 30.4 de magna albergaba nueve suites sencillas, 40 cabinas dobles, 78 cabinas cuádruples, oficinas y otras áreas de trabajo para personal de Pemex en la Sonda de Campeche.
BARCO CABALLO ECLIPSE
El 8 de diciembre de 2017 encalló por falta de suministro de diésel, y el pasado 27 de enero de 2018 se comenzó a hundir. Se trata de un buque de soporte de buceo y especializado para construcción, de 77 metros de eslora y 16.8 metros de manga, construido en 1985 en astilleros japoneses.
BARCO CABALLO DE TRABAJO
El 25 de octubre de 2017 encalló por falta de suministro de diésel, y cuando se les rompieron las cadenas del ancla. El 10 de diciembre comenzó a hundirse, pero fue reflotado por la Semar. En los últimos días de diciembre el barco comenzó a ser desvalijado. Se construyó en astilleros holandeses en 2002 como un buque de soporte de buceo y construcción, servicios que prestaba para Pemex junto con el hospedaje de 155 trabajadores en su zona habitación comprendida en 88.6 metros de eslora y 18 metros de manga.
BARCO ENDEAVOUR
El 8 de diciembre de 2017 encalló por falta de suministro de diésel. Se trata de un navío construido en astilleros de Noruega, con 80.7 metros de eslora y 18 de manga, que operaba en México con bandera de Vanuatu y que daba servicios a Pemex para labores de buceo con 95 tripulantes, y un sistema especializado de posicionamiento dinámico en trabajos offshore. Este barco se usaba para la procura y construcción de un gasoducto de la plataforma PP-Ku-M hacia la plataforma PP-Lum-A en el Campo LUM en la Sonda de Campeche, contratado por Pemex Exploración y Producción.