México se beneficiaría enormemente si la administración Trump deporta a los aproximadamente 600,000 beneficiarios mexicanos del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés), dijo el viernes el canciller mexicano.
“Si los jóvenes protegidos bajo DACA regresaran a México, eso sería una gran ganancia para México y una pérdida para Estados Unidos”, dijo Luis Videgaray, secretario de Relaciones Exteriores de México, en una conferencia de prensa conjunta en la Ciudad de México con el secretario de Estado de EE. UU., Rex Tillerson, y la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland.
Videgaray señaló que miles de inmigrantes mexicanos protegidos bajo DACA son maestros, doctores, abogados y programadores de computadoras con educación universitaria.
“Naturalmente para México, el regreso de este grupo de estos talentos sería sin duda una ganancia importante”, dijo Videgaray.
Videgaray también dijo que la gran mayoría de los inmigrantes protegidos por DACA, también conocidos como dreamers, “quieren quedarse en Estados Unidos”, y que México está vigilando de cerca el Congreso para cuando entre en una semana de negociaciones.
Videgaray también subrayó la creciente relación de México con la administración Trump, e incluso dijo que las relaciones bilaterales bajo el presidente Donald Trump son “en muchos sentidos, más fluidas y más cercanas que con las administraciones anteriores”.
“Puede ser sorprendente para algunas personas, pero eso es un hecho de la vida”, dijo Videgaray.
La visita de Tillerson a México es la primera parada en un viaje de seis días por América Latina y el Caribe hasta el 7 de febrero.
El viaje se produce en medio de la creciente tensión entre los Estados Unidos y el resto del continente debido a la postura de la línea dura de la administración en materia de inmigración y los recientes comentarios de shithole lanzados por el presidente hacia Haití y El Salvador.
En la conferencia de prensa, Tillerson dijo que los inmigrantes traen “un gran valor” a los Estados Unidos, pero el gobierno estadounidense carece de “buena disciplina” para regular quién puede ingresar y vivir en el país.
“Asegurémonos de que contamos con sistemas que comprendan quién ingresará al país”, dijo Tillerson.
Tillerson también elogió a Trump por presionar al Congreso para que “solucione estos defectos que han aumentado a lo largo de los años”.
Videgaray, Tillerson y Freeland se reunieron en la Ciudad de México para discutir una miríada de cuestiones, incluidas las negociaciones en curso sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la creciente influencia e inversiones de China en todo el continente, y la crisis política, social y económica que se desarrolla en Venezuela.
Desde septiembre, cuando Trump emitió como fecha límite el 5 de marzo para el DACA, el Congreso y la Casa Blanca han estado yendo y viniendo de un paquete de reformas migratorias.
La semana pasada, la Casa Blanca lanzó un marco de inmigración de cuatro pilares que asegura que conciliaría a ambos lados. El paquete incluye un camino de una década hacia la ciudadanía para casi dos millones de dreamers, 25 mil millones de dólars para medidas de cumplimiento fronterizo, recortes drásticos a visas patrocinadas por la familia y la finalización del programa de lotería de visas.
En enero, el líder de la mayoría en el Senado, Mitch McConnell, prometió a los demócratas del Senado que presentaría un proyecto de ley de inmigración antes de que el gobierno se quede sin dinero el 8 de febrero.
Pero a medida que se acerca el plazo del gasto, las esperanzas de un acuerdo de inmigración disminuyen.
El domingo, el senador Dick Durbin, un demócrata de Illinois, dijo que “no es probable” que el Congreso llegue a un acuerdo sobre inmigración para la próxima semana. Durbin también dijo que no espera que el Congreso cierre el gobierno.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek