La investigación de la trama rusa ha marcado la presidencia de Donald Trump desde un inicio. Por ello, no es de extrañar que el mandatario estadounidense busque manchar las diligencias sobre el tema. En ese sentido, el magnate tiene amenazado al FBI con la difusión de un memorando secreto que contendría evidencias sobre supuestas prácticas cuestionables de esta agencia en su indagatoria sobre la presunta intromisión del Kremlin en las elecciones pasadas.
El FBI cuestionó el miércoles el documento en el que se le acusa de espiar la campaña electoral de Donald Trump. El presidente estadounidense, por lo mismo, se ha pronunciado a favor de la divulgación del informe aunque tiene hasta el sábado para frenar su publicación si llegara a considerar en estos días que compromete la seguridad nacional.
Los republicanos, que controlan el Ejecutivo y el Congreso, votaron el lunes hacer público el memorando, redactado por Devin Nunes, presidente de la comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes y cercano a Trump.
El reporte muestra cómo desde la administración de Barack Obama, y hasta la fecha, el Departamento de Justicia (DoJ) ha buscado perjudicar a Trump.
Además del FBI, el Departamento de Justicia también se opone a publicar el texto, por considerar que incluye información altamente sensible sobre operaciones de contrainteligencia de Estados Unidos.
El FBI, por su parte, puso en duda la “exactitud” de la información presentada en el documento de cuatro páginas: “Como lo expresamos durante nuestra revisión inicial, tenemos serias preocupaciones sobre omisiones de hechos materiales que afectan fundamentalmente a la exactitud de la nota”.
Los demócratas, a su vez, consideran que el memorando se basa en información selectiva que no refleja la totalidad del informe clasificado. Adam Schiff, el demócrata de mayor rango en la comisión de Inteligencia, afirmó el miércoles por la noche que se hicieron cambios “sustanciales” al memorando, sin el conocimiento ni la aprobación de los miembros de la comisión, antes de mandarlo a la Casa Blanca.
El documento –según ha reportado la prensa– consta de unas cuatro páginas en donde se detalla los supuestos excesos del Departamento de Justicia y el FBI al ordenar la vigilancia secreta de un miembro de la campaña de Trump cuando se sospechaba que había habido contactos entre rusos y colaboradores del entonces candidato presidencial.
El memorando de Nunes reseña cómo fue espiado Carter Page, un asesor de la campaña electoral de Trump con muchos contactos en Moscú. Para conseguir luz verde bajo la Ley de Vigilancia de la Inteligencia Extranjera (FISA, por su sigla en inglés), el DoJ se basó en un “dosier” compilado por el exespía británico Christopher Steele y financiado en parte por la campaña de la rival de Trump en los comicios de 2016, Hillary Clinton. Según analistas, esto puede afectar la continuidad del director del FBI, Christopher Wray, pero también del número dos del DoJ, Rod Rosenstein.
Nunes asegura que no es de sorprenderse que tanto el Departamento de Justicia como el FBI se opongan a la publicación de “información relacionada con los abusos de vigilancia”. “Está claro que altos funcionarios utilizaron información no verificada […] para impulsar una investigación de contrainteligencia durante una campaña política estadounidense”, dijo.
Los republicanos consideran parcial el “dosier” de Steele y cuestionan que Rosenstein prorrogara la autorización de vigilancia de Page en septiembre pasado. El memorando presuntamente destaca el papel de Rosenstein, quien por otra parte fue quien designó a Robert Mueller para dirigir la investigación de la trama rusa, y es el único que puede despedirlo.
También menciona a Andrew McCabe, el exsubdirector del FBI, cuya renuncia se conoció el lunes luego de recibir desde 2016 muchas críticas de Trump y de los republicanos, que lo acusaban de actuar en favor de los demócratas. La oposición demócrata, que se niega a la difusión del memorando, afirma que éste solo busca desacreditar al FBI y las pesquisas de Mueller.
(Con información de AFP)