Estudiar en el extranjero es una oportunidad única de comparar culturas y desarrollar conocimiento, pero puede traer otros retos para los egresados cuando regresan a su país de origen y este no tiene las mejores condiciones para recibirlos.
Cifras del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), dicen que cada año 50 estudiantes logran conseguir una beca, y 150 mil más se quedan en el camino. No todos pueden insistir porque la edad puede ser un impedimento.
En México, la beca Chevening que otorga el ministerio de asuntos exteriores del Reino Unido, ha beneficiado a 2 mil 300 mexicanos con un fondo mixto entre ambos países desde 1983, de acuerdo con Kimi Yoshimura, Oficial del programa de becas Chevening en este país.
El tijuanense Joel Córdova Jiménez es uno de los 101 becarios que ingresaron en la convocatoria de 2014 y acaba de terminar su maestría en Políticas Públicas en el prestigioso King’s College London.
Todos los gastos: colegiatura, traslados y manutención, fueron cubiertos por la beca que está disponible también para Canadá y el resto de Latinoamérica.
Uno de los requisitos que tiene esa beca es que los estudiantes deben de regresar a su país por al menos dos años después de concluir su maestría, para llevar lo aprendido y contribuir así con el desarrollo de su lugar de origen.
“Era muy frecuente que el estudiante que recibiera una educación de alto nivel, optara por quedarse en el Reino Unido o por buscar una ubicación en otro país europeo o de Estados Unidos, con lo cual el propósito de la beca se cancelaba”, dice el Director regional noroeste del Conacyt, José de Jesús Sosa López.
La formación educativa de Joel ha sido principalmente en el extranjero. Su educación hasta los primeros dos años de universidad fue en Estados Unidos, y en Holanda cursó una especialidad en administración.
Joel no se fue de México porque no aquí exista una mala oferta educativa. Se fue al Reino Unido para complementar sus conocimientos. No desprecia el nivel de algunas universidades mexicanas como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), o Cetys Universidad, donde hizo el contacto para su beca.
Pero pone énfasis en la proliferación de las llamadas “universidades patito”, es decir universidades privadas que no garantizan calidad.
“La mayoría por tener una matrícula que esté pagando, deja la calidad por un lado, y finalmente esa es tu fuerza laboral”, subraya.
Joel tiene experiencia en la administración pública y en organismos empresariales de esta ciudad, a la que está convencido de volver junto a su familia.
Pero lamentablemente sus conocimientos lo han puesto en desventaja en el mercado laboral mexicano al que tendrá que regresar para competir.
“Entre administraciones me ha tocado tocar puertas, solicitar vacantes que a lo mejor quien me entrevista, me ve como sobrecalificado”, dice en entrevista telefónica desde Londres, donde hoy trabaja para una extensión de la UNAM.
El Director regional del Conacyt no coincide del todo con él, pero admite que México puede quedar corto en las expectativas de los becarios que llegan del extranjero, principalmente en salarios.
“Lo que hacemos es recordarles que finalmente el posgrado constituyó una recalificación y una capacitación muy importante de muy alto nivel, pero que es necesario que el becario se reinserte en el proceso productivo, laboral, y poco a poco desarrolle sus capacidades para alcanzar remuneraciones”, argumenta Sosa López.
Justamente ese es el reto que atiende la beca Chevening. En la medida que más mexicanos se vuelven becarios y regresan al país con nuevos conocimientos, se desarrollan las capacidades nacionales.
Con esta beca del Reino Unido ambos países ganan, de acuerdo al Director regional de Conacyt. Cada egresado que vuelve a México, se convierte en una especie de “bisagra” entre instituciones del Reino Unido y la República Mexicana.
La Oficial del programa de becas, Kimi Yoshimura, dice que para atender esta realidad cuentan con herramientas como la red de exbecarios, un sistema de publicación de ofertas de empleo, y colaboran con la Cámara Británica de Comercio.
Además los becarios deben asegurarse de que el proyecto en el que trabajarán y el curso que tomarán sean viables, porque encontrarse con un panorama adverso es siempre una posibilidad.
“Es frecuente, sí, pero también les hacemos mención de que el proyecto de vida no empieza desde que terminan sus estudios. El proyecto de vida empieza desde que aplican para la beca”, dice Yoshimura.
La selección de becarios, explica, está a cargo de un comité de expertos en el tema que presentan los postulantes. Hay embajadores y ex embajadores que aplican para formar parte de ese comité de selección y son capacitados para escoger los perfiles que la beca Chevening busca.
Hay cuatro líneas para calificar: El estudiante debe mostrar liderazgo para hacer un cambio en su país. Debe tener capacidad para crear redes de contacto. Justificar su interés de estudiar en el Reino Unido por encima de otros países, y tener un proyecto de vida para aplicar lo aprendido cuando regrese a su país.
Joel Córdova cuenta que lo más complicado del proceso fue seguir el proceso de la beca. “La incertidumbre de estar en la espera, de saber si eres seleccionado o no. De un paso al otro ya que es por etapas. Te seleccionan en una primera etapa y luego tardas meses sin tener noticias”.
Kimi Yoshimura destaca que de los 160 países y territorios en los que existe la beca Chevening, México está entre los que más aprovechan la cooperación binacional.
El año pasado, con 101 becas, ocupó el primer lugar en Latinoamérica y el segundo a nivel mundial, sólo detrás de China. Además los números van a la alza.
En 2014, hubo 550 mexicanos que buscaron la beca y 283 de ellos llegaron a la entrevista, entre ellos Joel Córdova, quien logró la beca junto a otros 100 connacionales. En 2015 fueron 974 solicitudes, hubo 186 entrevistas y 82 becarios.
La convocatoria de este año cerró en noviembre y llegaron mil 424 solicitudes; 18 de ellas son de bajacalifornianos.
Aún así, la oficial de las becas Chevening advierte que hay mucho trabajo por hacer. “Hay un desconocimiento total del programa, no saben que existe”, asegura.
En su experiencia, Joel advierte que los estados del norte tienen pocos representantes en comparación con ciudades como Guadalajara o la Ciudad de México.
“Es algo que hemos estado luchando desde siempre, pero últimamente lo hemos estado intensificando. Queremos dar a conocer el programa, muchos aplican del exterior”, explica Kimi Yoshimura.
Igual que el representante del Conacyt, subraya que los estudiantes de todo el país tienen la misma oportunidad. Un ejemplo es que no hay limitantes de edad, que pueden tener otras becas y que el recurso que reciben los estudiantes es a fondo perdido.
El Director Regional de Conacyt, José de Jesús Sosa López, asegura que también promueven estas oportunidades en ciudades de menos de 500 mil habitantes. Si el interesado no puede ir al centro del país, las entrevistas pueden ser vía correo electrónico o llamada telefónica.
Pero una vez más, el desigual desarrollo del país juega a favor de quienes viven en las zonas metropolitanas con mayor población.
“Básicamente porque en esa ciudades también se presenta una mayor densidad de posgrados, de extensiones universitarias y sus mecanismos de información son muchos más dinámicos que los que pueden cubrir ciudades de menor tamaño”, dice Sosa López.
Por otro lado, Conacyt financia a las instituciones afiliadas al Padrón Nacional de Posgrados de Calidad. En su portal en línea están las becas y posgrados, así como la información de cuáles cuentan con apoyo económico.
Los requisitos para concursar por la beca Chevening, se encuentran detallados en la páginawww.chevening.org
Joel regresará este último mes del año, y aunque tiene claro que puede aportar mucho a Tijuana, sus planes aún no están claros. “Es una pregunta para la que todavía no tengo los elementos para contestar al 100%”, dice.
Bajo el brazo trae una tesis sobre “La administración de la prostitución en Tijuana”. Con su experiencia en la función pública, destaca que es necesario dignificar esta actividad para quienes la ejercen y para la ciudad.
“¿Qué han hecho los gobiernos en Tijuana? Simplemente ignorarla y usarla como una caja chica”, acusa.
Por último, deja ver que hay una práctica similar a ese viejo oficio entre los engranajes del sistema mexicano que impide avanzar a mayor velocidad en el desarrollo que puede beneficiar a la mayoría.
“En todas las instituciones, llámese de gobierno como empresas, el nepotismo y el compadrazgo, contratar al ahijado, hacer la llamada y preferir quedar bien con una amistad y descalificar al que tiene conocimiento, es una práctica muy común. La he vivido”, apunta.