

Por una rara enfermedad, Fernando Flores dejó la lucha libre para convertirse en Dibujín, un personaje que anima a niños y jóvenes a mejorar su condición de vida por medio del arte.
“Hasta el día de hoy nadie me ha cerrado las puertas, uso una máscara, maquillaje en el rostro y una bata con colores para llamar la atención de los niños en las calles, hospitales y centros de rehabilitación”, indicó.
Flores comentó que uno de los retos que tiene en mente es romper un record Guinness haciendo la caricatura más grande del mundo.
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“Viví tiempos muy difíciles en mi infancia: sufrí de violencia familiar; ahora mi lucha es para que la generación actual conozca a Dios y no sufra lo mismo”, indicó quien se dedicó al deporte del pancracio.