Fue gracias a “Eleanor Rigby” que pude conocer a Paul con todas las de la ley. Cuando apareció por primera vez, como sencillo pero también en el álbum Revolver, me impresionaron tanto sus palabras al igual que su música que estuve determinado a hablar con Paul al respecto. Asumí, como todos los fans de los Beatles, que él debió escribirla, porque él era quien la cantaba.
Siendo un periodista que escribía una columna llamada “Atticus” en The Sunday Times, Londres, tenía una oportunidad un poco mejor que los demás fans de en verdad llegar a verlo, aunque si él la hubiera escrito dos años antes, quizá nunca lo hubiera logrado porque The Sunday Times no escribía sobre artistas pop, por más exitosos que fueran, por entonces.
En 1966, los intelectualoides estaban asombrados con los Beatles, y cómo estaban creando una música tan maravillosa sin ser capaces de leer o escribir una nota, y escribiendo versos tan grandiosos, a pesar de no haber tenido el beneficio de una educación universitaria medio decente.
Así que fui a la casa de Paul en Cavendish Avenue, St John’s Wood, la cual todavía tiene al día de hoy. Me gusta la gente que es consistente, que sabe lo que les gusta y no les gusta. Él se mudó en marzo de 1966, habiendo decidido por fin que debía tener un lugar propio en vez de usar la casa de su novia Jane Asher, la cual él había convertido en su hogar por alrededor de tres años. Los otros tres Beatles, para entonces, se habían establecido en las profundidades de los suburbios con jardines exuberantes y céspedes bien cuidados, pero Paul prefirió quedarse en el centro de Londres.
Recuerdo que la casa parecía muy acogedora, aun cuando él no había estado allí mucho tiempo, con muchos objetos y pinturas interesantes (sobre la chimenea en su sala principal había un Magritte). El jardín, por lo que pude ver, estaba del todo descuidado, dejado a la buena de Dios mientras decidía qué hacer con él. Le añadía un toque bohemio al lugar; era por mucho el hogar de un joven soltero y adinerado pero artístico. No había rastro de Jane Asher, aun cuando ella era todavía era una gran parte de su vida. En el artículo, dije que vivía solo.
La entrevista siguió el formato popular de la época, dejando que el sujeto hablase con el mínimo de intervención, pero sí logré meter mi opinión sobre “Eleanor Rigby”: “Ninguna canción pop al momento tenía mejor letra o música”. Nótese que me referí a ellos como Sr. McCartney y Sr. Lennon. ¿Estaba siendo ocurrente, dada su juventud y condición de estrellas pop? No, estaba siendo cortés y formal, como tendíamos a serlo por allá de 1966.
The Sunday Times, Londres, 18 de septiembre de 1966
Paul McCartney estaba en su nueva mansión de St John’s Wood. Vive solo. Y el Sr. y la Sra. Kelly se ocupan de él. Nada tan formal como un ama de llaves y un mayordomo. Su labor, dice él, es sólo encajar.
La casa tiene un muro enorme y una puerta negra operada eléctricamente para mantener fuera la vida ajena a los Beatles. Adentro hay un mobiliario antiguo cuidadosamente escogido. Nada ostentoso, afectado o incluso de apariencia costosa. La mesa del comedor estaba cubierta con un mantel blanco de encaje. Una elegancia muy de clase obrera.
El Sr. McCartney, junto con el Sr. Lennon, es el autor de una canción titulada “Eleanor Rigby”. Ninguna canción pop al momento tiene mejor letra y música.
“Estaba sentado al piano cuando la pensé. Así como Jimmy Durante. Los primeros compases sólo me llegaron. Y tenía este nombre en la mente: Daisy Hawkins, levanta el arroz en la iglesia donde ha habido una boda. No sé por qué.
“Puedo oír toda una canción en un acorde. De hecho, pienso que se puede oír toda una canción en una nota, si escuchas con la debida atención.
“OK, pues esa es la parte de Juana de Arco. No pude pensar en mucho más, así que la dejé descansar por un día. Luego el nombre Padre McCartney me llegó, y toda la gente solitaria. Pero pensé que la gente pensaría que supuestamente es mi papá, sentado y tejiendo sus calcetines. Papá es un hombre feliz. Así que revisé el directorio telefónico y obtuve el apellido McKenzie.
“Estaba en Bristol cuando decidí que Daisy Hawkins no era un buen nombre. Simplemente caminé mirando las tiendas y vi el apellido Rigby. ¿Captaste eso? Paneo rápido a Bristol. Vaya si puedo ver esto como un musical de Hollywood…
“Luego la llevé a casa de John en Weybridge. Nos sentamos, nos reímos, nos drogamos y la terminamos. Pensé el acompañamiento, pero fue George Martin quien lo terminó. Yo sólo me divierto, me divierto con el piano. Él sabe lo que quiero expresar.
“Todas nuestras canciones salen de nuestra imaginación. Nunca hubo una Eleanor Rigby. Uno de nosotros puede pensar una canción completa, y el otro sólo añadir un poco. O podemos escribir versos alternándonos. Nunca discutimos. Si uno de nosotros dice que no le gusta una parte, el otro concuerda. Simplemente no importa tanto. Lo que me importa es escribir canciones. Pero no me preocupo apasionadamente por cada canción.
“’Eleanor’ es un gran avance como composición. Pero ello no significa que ‘Yellow Submarine’ sea mala. Fue escrita como una canción comercial, una canción infantil. La gente ha dicho: ‘¿Submarino amarillo? ¿Cuál es el significado? ¿Qué hay detrás?’ Nada. Los niños lo captan de inmediato. Estaba tocando con mi pequeña hermanastra el otro día, ojeando un libro sobre Salvador Dalí. Ella dijo: ‘Oh, mira, un reloj blando’. Ella lo aceptó. No estaba asustada o preocupada. Los niños lo entienden. Es después cuando se enredan.
“Una vez traté de escribir una canción con otro nombre, sólo para ver si era eso de Lennon-McCartney lo que vendía nuestras canciones. Me hice llamar Bernard Webb; era un estudiante en París y muy poco dispuesto a entrevistas. La canción era ‘Woman’, para Peter y Gordon. Ellos la convirtieron en un gran éxito. Luego se supo que fui yo. Me percaté de ello cuando vi una pancarta n un concierto que decía ‘Larga Vida a Bernard Webb’.
“Necesitábamos un experimento controlado apropiadamente para descubrir cuánto significan realmente nuestros nombres ahora, pero no estoy para esa molestia.
“En realidad no puedo tocar el piano, o leer o escribir música. He intentado aprender tres veces en mi vida, pero nunca pude continuarlo por más de tres semanas. El último tipo con quien fui era grandioso. Estoy seguro de que él podría enseñarme muchísimo. Tal vez regrese con él. Es sólo la anotación, la forma en que escribes las notas, eso no se ve como música para mí.
“John ahora está tratando de actuar de nuevo [enCómo gané la guerra, de Richard Lester], y George tiene esta pasión por el sitar y todas las cosas indias. Él es afortunado. En el sentido que alguien es afortunado por tener su religión. Yo sólo busco algo que me guste hacer. No hay prisa. Tengo el tiempo y dinero.
“La gente piensa que no somos engreídos, pero sí lo somos. Si me preguntas si escribí canciones buenas o malas, sería tonto si dijera que malas, ¿o no? Es cierto que somos afortunados, pero llegamos a donde estamos por lo que hicimos.
“Las muchachas esperando afuera. No las desprecio. No pienso que las fans se humillen. Hice fila en el Empire de Liverpool por el autógrafo de Wee Willie Harris. Quise hacerlo. No pienso que haya sido estúpido.
“Pienso que podemos seguir como los Beatles todo el tiempo que queramos, escribiendo canciones, haciendo discos. Todavía estamos desarrollándonos. No tengo ambiciones, salvo pasarla bien. Hemos tenido todo ese asunto del ego, todo eso de querer ser recordado. No podríamos hacerlo mejor de lo que ya lo hemos hecho, ¿o sí?”
Ahora sabemos, todos estos años después, un poco más sobre la historia de la canción. O pensamos que lo sabemos. Paul ha confirmado que el nombre Eleanor lo tomó de la actriz Eleanor Bron, quien apareció en la películaHelp! [de los Beatles].
En la década de 1980, se descubrió una lápida en el cementerio de la iglesia de San Pedro en Woolton, donde Paul conoció a John, señalando la tumba de una tal Eleanor Rigby. ¿Paul pudo haberla guardado subconscientemente en su cerebro? Posiblemente, pero pienso que es improbable.
Pete Shotton, el mejor amigo de John, ha dado algo de luz sobre el tema. Él estaba en casa de John cuando Paul llegó con la tonada completa pero sólo la mitad de las estrofas terminadas. Él se la presentó a John, George, Ringo y Pete, quienes sugirieron alguna cosas.
Cuando el Padre McCartney fue eliminado —por la razón que Paul me dio—, Pete Shotton tomó el directorio telefónico y halló el apellido McKenzie. Ringo fue quien sugirió que él zurcía sus calcetines. George fue quien ideó la frase “toda la gente solitaria”. Paul luego estaba atascado con el final y Pete dice que fue él quien primero sugirió que los dos personajes debían ser juntados: Eleanor, la solterona solitaria, y el Padre McKenzie, el sacerdote triste.
Es extraordinario que una letra con contribuciones de tantas personas resultase casi perfecta; no hay verso desperdiciado, ni una palabra equivocada, ninguna imagen sentimentaloide.
Tiene el acompañamiento más simple —un octeto de cuerdas, con arreglo de George Martin, sin batería ni guitarras— que se suma a la atmósfera etérea, incorpórea de la pieza.
Pero hay muchísimas cosas que todavía no sabemos. Eleanor, levantando el arroz después de una boda: ¿es una limpiadora, una invitada en la boda o sólo una visitante de tantas? Luego vemos al Padre McKenzie, otra persona solitaria, escribiendo un sermón que nadie oirá. ¿Por qué no? ¿Está retirado, su congregación lo abandonó?
Ellos se juntan cuando ella muere. “Ella murió en la iglesia”: ¿es esa una confirmación de que era una limpiadora, muriendo durante su trabajo, o sólo significa que todavía era miembro de la iglesia? El Padre McKenzie se aleja de la tumba, presuntamente la única persona que asistió al servicio, sacudiéndose la tierra de las manos.
Ella fue “enterrada sólo con su nombre”. Pienso que ello significa que no estaba casada, no tenía familia, no había hecho nada de su vida, era nadie; pero algunos comentaristas han sugerido que se suicidó.
La novelista A.S. Byatt, en una charla con la BBC transmitida en 1993, hizo énfasis en la frase “luciendo un rostro que guarda en un tarro junto a la puerta”. Si hubiera sido guardado junto a un espejo, inmediatamente hubiéramos sabido que se trata de maquillaje (las mujeres a menudo hacen referencia a ponerse el rostro antes de salir), pero no se menciona espejo alguno, por lo que la imagen se vuelve más amplia, más metafórica.
Mirando al través de la ventana, luciendo un rostro, ella es nadie, nadie la ve, nadie la conoce. Ella es una de las personas en verdad solitarias. Cuando se aventura a salir al mundo, se oculta detrás del rostro que luce, preservando su anonimato.
¿Fue una víctima de la Primera o Segunda Guerra Mundial, cuando tantísimas mujeres quedaron solas, habiendo perdido al hombre con quien pudieron haberse casado? Algunos, más cínicos, han sugerido que es una prostituta, esperando por un cliente: para quien es el rostro. La frase “nadie fue salvado” ha sido vista como anticristiana, anticatólica. Mucho de donde escoger, vamos, en una canción corta, para analistas ansiosos.
El análisis más largo y mejor sustentado de la letra que yo haya leído es un ensayo sin publicar de 29,000 palabras escrito por el profesor Colin Campbell de la Universidad de York en Inglaterra (coautor de la concordancia definitiva de letras de los Beatles,Things We Said Today). Fascinado y perplejo con la letra de “Eleanor Rigby”, él las compara a una ópera o un ballet, en los que los actos primero y tercero están allí, pero nos hace falta el segundo, el acto intermedio, y tenemos que imaginarlo. Él discute el poder de las imágenes, la economía de la expresión, el enigma en el centro de las dos historias, la tragedia de sus vidas, como en un drama griego, equilibrado por la humanidad del coro.
Campbell señala que es la única canción de los Beatles con una historia que transcurre durante cierto período de tiempo, y también es única en cuanto a que trata de dos personajes, presentados por separado, que luego son juntados. También es la primera canción de ellos sobre un individuo con un nombre (pero apenas lo es: “Dr. Robert” fue grabada 10 días después), y la primera canción de los Beatles que no contiene las palabras Yo, mí, mío, tú o tuyo. Es una canción en tercera persona, no dirigida a alguien, como “You’ve Got To Hide Your Love Away”. Un material fascinante. Muestra lo que se puede encontrar si en verdad se estudian las letras. Esperemos que lo publiquen.
El manuscrito, ahora en la Universidad de Northwestern, es del puño y letra de Paul y se ve como una buena copia en vez de un borrador original, aunque le faltaba la tercera estrofa. Hay un par de correcciones, pero parecen ser meros errores de ortografía. La firma al final posiblemente es del puño y letra de Yoko, para identificársela a John Cage.
Extracto del libro The Beatles Lyrics de Hunter Davies. Copyright de la introducción y el texto © 2014 de Hunter Davies. Copyright de la letra de los Beatles © de Sony. Reimpreso con permiso de Little, Brown and Company.