No abundan las historias en las que jóvenes herederos de empresas dedican su vida a aumentar el patrimonio familiar. Lorenzo Zambrano fue un hombre ejemplar, uno que pasó la vida entera luchando y trabajando por crecer la empresa que, en 1906, fundó su abuelo Lorenzo H. Zambrano Gutiérrez: Cemex.
Lorenzo Zambrano nació en Monterrey, Nuevo León, en 1944. En 1966 se graduó como ingeniero Mecánico Administrador en el Tecnológico de Monterrey. Dos años después estudió una maestría en Administración de Empresas en la Universidad de Stanford, en California. No tomó ni siquiera unas vacaciones, al momento en que se graduó de la maestría, a los 24 años de edad, comenzó a trabajar en Cemex, y en 1985 asumió la dirección de la empresa, puesto que mantuvo hasta el pasado 12 de mayo, día en el que en Madrid, España, falleció el quinto hombre más rico de México.
A lo largo de su vida fue nominado varias veces dentro de las listas de los solteros más codiciados del país, no solamente por su gran fortuna —la cual Forbes estimó en 50 000 millones de dólares—, sino por su carisma, su sonrisa y su pasión por los libros, la música y los aparatos electrónicos. Puede ser que su más atractivo encanto haya sido su pasión por los negocios, la cual superó cualquier deseo de casarse y formar una familia.
No diría que Zambrano fue un hombre soltero, más bien su matrimonio fue con una empresa, con un legado familiar, con el éxito —que alcanzó muy rápidamente— y con él mismo, porque, aceptémoslo, nadie que no sea un poco narcisista puede pasar la vida sin la necesidad de sentirse amado.
El ingeniero no creía en las cosas sencillas, siempre consideró que la base de un proyecto bien hecho, de un buen negocio y de una buena vida era el trabajo, el trabajo duro y constante. Esta cualidad es una de las más características de su personalidad, y es una que los jóvenes emprendedores deberían de adoptar, pues no es suficiente heredar una empresa, hay que hacerla crecer; no es suficiente trabajar en una empresa, hay que tener el mejor trabajo dentro de ella; no podemos conformarnos con nada, buscar el éxito debe de ser una meta constante en nuestro desarrollo laboral, solo pensando en eso podemos alcanzarlo.
Hay algo de este extraordinario empresario que no puede quedar en el olvido. Sí, es muy importante que acrecentó Cemex y, sobre todo, que sacó a la empresa del mercado nacional y la colocó en el mercado mundial; también fue un hombre de arte, interesado en la educación y en el crecimiento cultural de los mexicanos: en Nuevo León fue patrocinador del premio de periodismo Gabriel García Márquez y formó parte del consejo del Museo de Arte Contemporáneo de ese mismo estado. Un hombre que muy fácilmente pudo haberse recluido en su fortuna y en su empresa decidió, pero que compartir sus pasiones con los demás.
Lorenzo Zambrano era un hombre multifacético: empresario exitoso, lector ferviente, amante del arte, estudioso de la historia, seguidor del fútbol —en especial de los Tigres, equipo de Monterrey— y, sobre todo, una personalidad querida por muchos; en Twitter su muerte fue muy lamentada por personajes de todos los ámbitos, como Alejandro Martí, Emilio Azcárraga, Idelfonso Guajardo, Carlos Slim Domit, Emilio Chuayffet, el Club Tigres, Felipe Calderón y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano.
Un hombre que no era perfecto, pues nadie lo es, pero que descubrió la fórmula del éxito en el trabajo duro y constante; un hombre pasional, entregado, que puede funcionar como inspiración a todos los emprendedores de este país que, se rumora, está creciendo económicamente.
Twitter: @CCamsanchezb