Henrique Capriles, gobernador del venezolano estado Miranda, será el candidato opositor de Nicolás Maduro en las elecciones extraordinarias convocadas tras la muerte de Hugo Chávez
El ritmo pegajoso sonaba una y otra vez entre una multitud con ganas de festejar. “La gorra no se me cae/La gorra no se me cae/La gorra…” cantaba la voz grabada a ritmo de cumbia por Aniceto Molina, el Tigre Sabanero, en los altavoces del mitin celebrado en Caracas para cerrar la campaña presidencial opositora en Venezuela.
La gorra mencionada en la canción corresponde a un personaje que resiste situaciones inverosímiles sin perder el accesorio que le cubre la cabeza. Los asistentes al mitin, sin embargo, pensaban en la gorra de Henrique Capriles Radonski, el opositor del expresidente Hugo Chávez; una gorra con los colores de la bandera de Venezuela que se ha convertido en el emblema del joven gobernador del estado Miranda.
“Me gusta bailar fandango/ Empujo y busco problemas/ Me han dado mi garrotera/ Y la gorra no se me cae…”, insistía el cumbiero colombiano en los altoparlantes, para el regocijo de miles y miles de personas que encontraban en Henrique Capriles —y su ya para entonces popular gorra— la esperanza de dar un giro a la política venezolana tras 14 años de gobierno chavista.
El mitin, realizado en octubre de 2012, cinco meses antes de la muerte de Hugo Chávez, era el cerrojazo a una campaña que albergaba esperanzas de triunfo ante un comandante enfermo de cáncer que mostraba, sin embargo, ánimo suficiente para buscar —y a la postre ganar— su reelección.
Anunciado el triunfo de Chávez, y reconocida la derrota por el propio Henrique Capriles, la gorra de la campaña se guardó para una futura ocasión que llegó esta semana: el gobernador de Miranda será candidato presidencial una vez más, y ahora lo hará en contra del presidente encargado de Venezuela, Nicolás Maduro. Así, el joven abogado se mantiene como símbolo de la oposición al régimen chavista.
Porque en eso se ha convertido Capriles Radonski en apenas unos años: en una figura alternativa para todos aquellos que no comulgan con el proyecto bolivariano del ahora fallecido Hugo Chávez, y en la ilusión de lograr un gobierno que practique un esquema moderado en las políticas sociales del país.
Nacido el 11 de julio de 1972 en Caracas, Henrique Capriles incursionó con éxito en la política desde muy joven. Electo diputado en 1998 al entonces Congreso de la República cuando tenía 25 años, Capriles Radonski apenas pudo ejercer sus funciones un año, pues con la llegada de Hugo Chávez a la presidencia el congreso fue disuelto y reemplazado por la Asamblea Nacional Constituyente.
Finalizado su corto episodio como legislador el abogado Henrique Capriles se postuló y ganó la alcaldía de Baruta, un municipio conurbado a la capital Caracas, donde se mantuvo hasta 2007. Después fue electo gobernador de Miranda, cargo que mantiene hasta ahora, incluyendo un período de licencia para ser candidato presidencial en 2012.
Capriles Radonski nació en el seno de una familia acomodada. Sus abuelos llegaron a Venezuela tras la persecución nazi a los judíos en Europa. Su familia paterna formó en Venezuela una gran empresa dedicada a los medios de comunicación, mientras que la familia de su madre retomó en el país sudamericano el negocio de proyección cinematográfica que tenían en Polonia antes de ser víctimas de la discriminación y el Holocausto.
Aficionado al béisbol desde niño, Henrique Capriles fue educado en la religión católica por influencia de su madre, Mónica, quien mantuvo la práctica del judaísmo de manera discreta. El líder opositor se tituló como abogado por la Universidad Católica Andrés Bello, donde luego obtuvo una especialidad en derecho económico y, terminados sus estudios, comenzó a trabajar en los negocios familiares.
La historia judía de sus padres y abuelos no chocó con la formación católica del ahora gobernador de Miranda. Capriles se ha manifestado públicamente como cristiano y mariano, aunque siempre reconociendo sus orígenes familiares. Durante la campaña presidencial de 2012 el candidato opositor pidió a Hugo Chávez respeto para su familia tras ser aludido como simpatizante nazista. “Le exijo respeto, no a mi persona, sino respeto a mis bisabuelos, que fueron asesinados por los nazis y están enterrados en alguna parte del mundo. Mi abuela fue una sobreviviente del Holocausto (…) Yo vi a mi abuela más de una vez llorar y recordar lo que fue la persecución nazi”, dijo en agosto de 2012 durante una rueda de prensa en campaña.
La esgrima verbal entre Henrique Capriles y Hugo Chávez siempre fue abierta. El candidato opositor, quien también goza de carisma, ha hecho de sus declaraciones críticas parte de su esencia. El escritor Álvaro Vargas Llosa, sin embargo, ha señalado que pese a ser duro en sus mensajes, el gobernador de Miranda siempre cuida sus expresiones.
“Cualquiera que haya seguido la campaña de Capriles de cara a las primarias habrá notado dos cosas: el extremo cuidado con que se refiere a Chávez en persona (en realidad, elude hacerlo casi siempre: se centra en “el gobierno”, aunque sin ataques frontales) y el énfasis que pone en la superación de la polarización política, que tiene partida en dos a su patria desde 1998. Su constante llamado a ‘la unidad’, a ‘pensar en el futuro y no en el pasado’, ’a construir una Venezuela optimista’ y a seguir ejemplos como el de Lula da Silva, son parte de una estrategia, pero también de una inclinación de centroizquierda que estuvo siempre en su discurso y en su gestión”, escribió Vargas Llosa en un artículo publicado por diferentes cadenas y medios de comunicación en 2012.
Pero la guerra de declaraciones no se limitó únicamente a la dupla Chávez-Capriles. Al retirarse el comandante de la Presidencia de Venezuela para ser tratado en Cuba de su enfermedad, Capriles comenzó a hacer preguntas difíciles en torno a la salud de Chávez y a la influencia del gobierno cubano en las decisiones sobre el país, algo que le atrajo un constante rifirrafe verbal con Nicolás Maduro, el vicepresidente en funciones, y con otros ministros del gobierno chavista.
El dilema de la candidatura
El deceso de Hugo Chávez, y el anuncio gubernamental de organizar nuevas elecciones el 14 de abril próximo pusieron a Capriles otra vez bajo los reflectores. La Mesa de la Unidad Democrática (MUD), organismo que conjunta a diferentes partidos opositores al gobierno chavista, le ofreció ser su candidato otra vez, una propuesta que Henrique Capriles meditó durante un día completo antes de anunciar que aceptaba postularse una vez más. “Yo lo que puedo ofrecer es una patria unida. Nicolás no es (Hugo) Chávez y yo sé que ustedes saben que lo que digo es cierto. Yo no quiero ser Presidente de un sector”, dijo el gobernador durante el anuncio de su nueva candidatura. “Están haciendo campaña en el marco del luto por el presidente Chávez”, añadió Capriles al acusar a Maduro y su equipo.
La decisión de Henrique Capriles de pensar a fondo sobre ir o no a una eventual candidatura presidencial no era tan solo un cliché para ganar tiempo. El opositor acusó al gobierno de Nicolás Maduro, sucesor provisional de Hugo Chávez, de violar la Constitución al hacer nombramientos no establecidos por la ley, incluyendo el cargo de Presidente Encargado que recibió Maduro horas después del funeral del comandante Chávez.
¿Fue la de Capriles una buena decisión? El tiempo lo dirá. De acuerdo con un análisis publicado por el popular sitio informativo venezolano Noticias24.com, la muerte de Chávez tomó a la opositora Mesa de la Unidad Democrática “fuera de base”.
El análisis, realizado por Ana Vanessa Herrero, señala que “durante los tres meses de ausencia de Hugo Chávez la oposición no logró construir la fuerza de un candidato ante la opinión pública y, ahora, el panorama no pinta tan favorable”.
Además, señala Herrero, al hacer críticas a la presunta inconstitucionalidad del presidente Maduro el gobernador de Miranda “no se podría presentar ante un candidato que no reconoce como tal legalmente”.
Había entonces dos salidas, remataba el texto: “no presentarse y seguir el discurso de no reconocimiento a los hechos que se presentaron después de la muerte de Chávez; o presentarse, y estar preparados para un panorama poco alentador por la sombra del recuerdo de un hombre con un liderazgo indiscutible. ¿Ir o no ir? He ahí el dilema”.
Henrique Capriles es, sin duda, el hombre más representativo de la oposición venezolana. Su nombre es asociado de inmediato a la candidatura presidencial. Pero tal cual como buen aficionado al béisbol, el gobernador de Miranda estudió las implicaciones de aparecer una vez más en la boleta electoral.
¿Hará el abogado una jugada de sacrifico? Lo cierto es que al decidirse jugar en el diamante político una vez más, con seguridad se colocará la popular gorra con los colores venezolanos y buscará anotar un jonrón al ritmo de la pegajosa canción del Tigre Sabanero: “me engancho en un avión/ la brisa me arranca el pelo/ me tiro de un edificio / y la gorra no se me cae…”.