En tecnología, las exaptaciones son mucho más frecuentes. Hay una infinidad de inventos y herramientas que se crearon con un objetivo y terminaron siendo tremendamente útiles para otras cosas que no se habían pensado en un principio y no tenían nada que ver con su fin original. Como internet, que era un mecanismo de comunicación resistente para pruebas nucleares, y terminó siendo útil para comprar libros online o para chatear por Facebook.
También los teléfonos inteligentes son una exaptación, porque son el mejor canal que se conoce hoy en día para poner detonadores inmediatos en el camino de gente motivada, convirtiéndose así en una tremenda herramienta para impactar en el comportamiento de las personas.
Para explicarme mejor, déjenme hablar primero de BJ Fogg, doctor en Psicología en la Universidad de Stanford, y fundador y director del Stanford Persuasive Technology Lab. Este investigador se dedica a estudiar qué causa el comportamiento desde el punto de vista tecnológico, es decir, qué hace que nos comportemos y hagamos determinadas cosas. En términos cotidianos, qué hace que yo haga una donación, que entre a una aplicación o la abandone, etc.
El modelo de BJ Fogg dice que todo empieza con una motivación: para hacer una tarea tengo que estar motivado. Ese es el primer eje del comportamiento. Un segundo eje es la habilidad para hacer una tarea, o sea si esta es fácil o difícil de hacer para mí. Por eso, si resulta que tengo que hacer una tarea para la cual no estoy motivado, y que me resulta difícil, no la voy a hacer. Como donar 10 mil dólares para medir el diámetro de Neptuno. Pero si estoy en un supermercado y me piden donar un peso para alimentar niños, es mucho más probable que lo haga porque es fácil y el fin me interesa. Sin embargo, hay un elemento más en el modelo de BJ Fogg que resulta muy importante: el detonador que dispara la acción. En el ejemplo del supermercado, el detonador es la cajera que me preguntó si yo quería hacer la donación.
El modelo completo, entonces, sería que yo puedo hacer cosas porque estoy motivado, tengo la habilidad para hacerlas y hubo algún detonador que me llevó a hacerlas. La ecuación resultante es: comportamiento = motivación x habilidad x detonador, o B=MAT por sus siglas en inglés.
Con esto en mente, es lógico pensar que podemos lograr acciones o comportamientos si aumentamos la motivación de las personas, hacemos las cosas más fáciles o ponemos más detonadores. Sin embargo, Fogg dice que motivar a la gente a través de la tecnología es mucho más difícil que facilitar las tareas o entregar los detonadores adecuados.
¿Cómo facilitamos las tareas? Simplificándolas en términos de tiempo, dinero, esfuerzo físico, esfuerzo mental, aceptación social y rutina, aunque dependerá de cuál es el recurso más escaso de cada persona qué tan simple se le hace una tarea. Por ejemplo, para un joven con tiempo libre será más simple descargar a su teléfono una aplicación gratuita que le interese, aunque necesite configurarla, mientras que una ejecutiva podrá pagar por una aplicación pero tiene que ayudarle a hacer las cosas más rápido.
Por eso el gran éxito de iTunes, que simplificó extraordinariamente la compra de canciones al ponerlas a un dólar y organizadas en un solo lugar, para un público que ya estaba motivado a adquirir música, pero que le resultaba muy costosa o muy dispersa.
En cuanto a los detonadores, hay que ubicar los adecuados en los lugares correctos. Facebook, por ejemplo, domina este arte. ¿A quién no le ha llegado un aviso de que alguien nos ha etiquetado en una foto? Lo que haces en ese momento es entrar a mirar la foto, y por ahí aprovechas y revisas tus nuevas solicitudes de amigos, revisas tu muro y alguna publicación de un amigo, y terminas pasando 45 minutos en la red social.
Para que los detonadores sean exitosos, deben pedir una pequeña acción, fácil de hacer. Luego se hace una cadena de detonadores inmediatos, y con pequeñas acciones fáciles vamos avanzando hacia comportamientos más complejos. Un detonador inmediato es el que permite que yo pueda realizar la acción en ese momento, como en nuestro ejemplo de la cajera del supermercado, que me dijo de la donación para que en ese momento pudiera darla.
Para BJ Fogg, el camino del éxito es poner detonadores inmediatos en el camino de gente motivada. Eso es lo que nos permiten hacer los teléfonos inteligentes, ya que hoy en día, son uno de los canales más efectivos para poner detonadores inmediatos en el camino de gente motivada por tres razones: porque los cargamos siempre, porque desarrollamos relaciones emocionales con ellos (la gente se apega a sus teléfonos), y porque sirven para muchas cosas, como una navaja suiza.
Y por eso son una exaptación: no sirven únicamente para hablar por teléfono, aunque para eso fueron creados originalmente, sino que pueden ayudarnos incluso a adquirir buenos comportamientos y crear hábitos.
¿Cómo? Con las aplicaciones.
Si deseo correr una maratón a fin de año, simplemente descargo una aplicación que me ayude a entrenar. Empiezo poco a poco, saliendo a correr el primer día 20 minutos, y apuntando cuánto corrí. Mi teléfono puede ayudarme a mantener el registro de cómo voy avanzando, ponerme alarmas para controlar el tiempo, compartir mis logros con mis amigos, o enviarme un mensaje si rompo una marca personal. Poco a poco, iré creando el hábito de correr, y habré cambiado mi comportamiento, de alguien sedentario, a una persona que hace deporte. Creando un hábito bueno, habré cambiado también mi vida. Claro, con la ayuda de una pequeña exaptación.
Jodal es Vicepresidente y Co-Fundador de GeneXus Internacional