“Agradezco al presidente Correa por el coraje que ha demostrado al otorgarme el asilo político y pido al presidente Obama hacer lo correcto, Estados Unidos debe renunciar a su cacería de brujas contra WikiLeaks”, dijo Assange desde el encierro al que se encuentra obligado de manera indefinida en espera de que Reino Unido le conceda el salvoconducto, que hasta el momento le ha negado, para que su viaje hacia la mitad del mundo se haga realidad.
Mientras tanto, las autoridades británicas continúan estudiando la posibilidad de despojar a la embajada ecuatoriana de la inmunidad que le confiere la Convención de 1961, amparándose en el Acta de Recintos Diplomáticos y Consulares de 1987, con la intención de arrestar a Assange y entregárselo a las autoridades de Suecia, que lo reclaman para interrogarlo sobre cuatro supuestos delitos por abusos sexuales, violación y coacción.
Para Gran Bretaña Assange es reclamado por un delito común, mientras que para Ecuador es víctima de persecución política por su trabajo como activista de la libertad de expresión y, por lo mismo, corre peligro de que una vez en el país escandinavo sea extraditado a Estados Unidos, donde se cree sería juzgado por haber filtrado cientos de miles de cables diplomáticos y ser condenado a muerte.
—Helena Lozano Galarza