

Las últimas semanas del año representan un periodo atípico en la vida diaria. Las jornadas laborales se acortan, los encuentros sociales se multiplican y la comida adquiere un papel central en la convivencia. Este contexto modifica hábitos que, para muchas personas, se retoman hasta después de febrero.
El nutriólogo Miguel Guereca explicó que uno de los principales obstáculos para dimensionar este fenómeno es la falta de seguimiento. La mayoría de las personas no se pesan de forma regular, por lo que los cambios pasan desapercibidos hasta que se acumulan. Esta situación se repite año con año y contribuye al incremento gradual del peso corporal en la población adulta.
Hizo énfasis en que durante esta etapa no solo cambia lo que se come, sino la frecuencia y la cantidad. Platillos tradicionales, bebidas alcohólicas y horarios irregulares se combinan con una reducción en la actividad física. El resultado es un aumento de peso que, aunque no siempre es evidente en el corto plazo, suele mantenerse con el paso de los meses.
Señaló que hay datos en el país estiman que durante la temporada decembrina algunos adultos pueden aumentar varios kilogramos, mientras que estudios internacionales indican que la ganancia promedio es menor, pero constante. Hizo énfasis en que la relevancia de estas cifras no está solo en el aumento inmediato, sino en que una parte importante de ese peso no se pierde posteriormente.
Y es que, apuntó que, a la par, la atención preventiva también se detiene. Los consultorios de nutrición registran una baja considerable en citas durante diciembre, mientras que los espacios destinados a la actividad física ven reducida su afluencia. Refirió que el regreso al ejercicio suele darse con mayor rapidez que el ajuste en la alimentación, lo que refleja una idea extendida sobre el orden en que deben retomarse los hábitos saludables.
Para el especialista, el reto no radica en evitar por completo los alimentos tradicionales, sino en mantener cierta continuidad en las rutinas básicas. Mencionó que pequeñas decisiones durante estas semanas pueden influir en la forma en que el cuerpo inicia el siguiente año y en la dificultad de recuperar el equilibrio perdido durante las celebraciones.
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