Con mayúsculas y signo de exclamación: “FAKE NEWS!”. Así escribe Donald Trump esta expresión que ha empleado en más de 200 tuits para señalar una información que rechaza de plano y etiquetar a los medios, a los que bautizó “Fake News Media”.
Originalmente, “fake news” designa una “noticia falsa lanzada con conocimiento de causa al campo mediático”, según el especialista francés en rumores Pascal Froissart (Universidad de París VIII).
The failing NY Times Fake News story today about breast feeding must be called out. The U.S. strongly supports breast feeding but we don’t believe women should be denied access to formula. Many women need this option because of malnutrition and poverty.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 9 de julio de 2018
Mucho antes de que el 45º presidente de Estados Unidos llegara al poder y de la emergencia de las redes sociales, las noticias falsas ya existían con diferentes denominaciones: anécdotas, farsas o desinformación.
1. Anécdotas bizantinas
El historiador estadounidense Robert Darnton (Havard) ve en las “Anécdotas” del cronista bizantino del siglo VI Procopio de Cesárea los antecedentes de las “fake news”.
Estos escritos secretos (“anécdota” significa “cosas inéditas”), descubiertos tras la muerte de quien redactó la historia oficial del emperador Justiniano, están trufadas de “informaciones dudosas” sobre los escandalosos y licenciosos entresijos de su reino.
2. Farsas faraónicas
El investigador del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (Iris) François-Bernard Huyghe se remonta a los tiempos de los faraones para encontrar los primeros rastros de desinformación.
La “victoria” de las tropas de Ramsés II frente a los hititas en la batalla de Qadesh el año 1274 antes de nuestra era, celebrada en bajorrelieves y textos egipcios, fue en realidad una “semiderrota”. El éxito fue sobretodo “propagandístico, de los escultores y los escribas”, explica el investigador.
3. Libelos medio ciertos
Los libelos eran textos cortos, satíricos o polémicos que mezclaban abiertamente lo verdadero con lo falso en el siglo XVIII. Se pueden considerar “una forma antigua de fake news”, según el historiador estadounidense Robert Zaretsky (Universidad de Houston).
Un libelo de 1771 sobre las “Anécdotas escandalosas de la Corte de Francia” comenzaba con esta advertencia: “Debo prevenir al Público que algunas de las noticias […] son de lo más verosímiles” y otras de una “evidente falsedad”.
4. “Canards” e inocentadas
En la misma época surgieron los “canards”, unas populares páginas vendidas a voz en grito en Francia que describían sucesos imaginarios, como la captura de un monstruo quimérico en Chile en 1780.
En el siglo XIX aparecen en la prensa americana los “hoax”, unas inocentadas con las que se buscaba vender ejemplares. En 1874, el New York Herald describió la sangrienta huida de animales salvajes del zoo de Central Park. El artículo terminaba diciendo: “Evidentemente, la totalidad de la historia anterior es pura invención”.
5. Falsificación de noticias
El término “fake news” habría aparecido en Estados Unidos a finales del siglo XIX. Entonces se desarrollaba una prensa diaria basada en “la escritura de lo real”, en oposición a la escritura fantasiosa y aproximativa de los “canards”, según la historiadora francesa Anne-Claude Ambroise-Rendu (Universidad de Versailles Saint-Quentin-en-Yvelines).
La palabra inglesa “fake” significa ‘imitación’ o ‘falsificación’. “Fake news”, por tanto, no es una “noticia falsa” propiamente dicha, sino más bien una “noticia falsificada” por oposición a las verdaderas noticias de la prensa seria.
6. Operación “Infektion”
La desinformación, nacida durante la Guerra Fría, designa la “propagación deliberada de informaciones falsas para influir una opinión y debilitar al adversario”, en este caso el campo occidental, según François-Bernard Huyghe.
Un caso emblemático fue la operación “Infektion”, elaborada por el KGB y que comenzó con la publicación, en 1983, de un artículo en un diario indio que intentaba hacer creer que el virus del sida era un arma biológica fabricada por los laboratorios militares estadounidenses.
7. Arrastrados por una falsa matanza
A finales de 1989, el poder de Nicolae Ceausescu en Rumania vacilaba. Unas imágenes atroces de cuerpos mutilados en la ciudad de Timisoara conmocionaban a la opinión, y los medios occidentales se dejaron llevar.
Pero las presuntas víctimas del régimen comunista resultaron ser cadáveres de enfermos y accidentados, muertos antes de la revolución. “El caso es sobre todo una autointoxicación mediática”, escribe François-Bernard Huyghe en el libro “La Désinformation”.