Aun cuando ya sufre por tres conflictos, Siria se prepara para otra guerra en su suelo, esta entre Israel e Irán.
El 10 de febrero, una aeronave no tripulada de reconocimiento iraní despegó de una base militar en el centro de Siria y entró en espacio aéreo israelí sobre los Altos del Golán. Un helicóptero Apache israelí rastreó el dron, lo filmó y lo hizo estallar con un misil aire-aire. Luego, aviones de guerra israelíes entraron en Siria y bombardearon la base militar de la que despegó el dron, destruyendo un centro de control iraní. En medio del ataque, misiles antiaéreos sirios derribaron un F-16 israelí, el primer caza israelí derribado desde 1982.
Pasaron dos meses antes de que Israel respondiera, pero el 9 de abril, después de que el primer ministro Benjamin Netanyahu lo consultó con el presidente Donald Trump, aviones de guerra israelíes atacaron directamente a fuerzas iraníes en Siria. Además de destruir drones iraníes adicionales, los israelíes arrasaron con un avanzado sistema de defensa aérea iraní que había sido enviado de Teherán a Siria y mataron a siete miembros de la Fuerza Quds de elite iraní, incluido el comandante de la unidad de drones.
Por difícil que sea entenderlo, estas escaramuzas entre Israel e Irán representan un conflicto más en el terreno de batalla empapado de sangre que es Siria.
El país ya sufre una guerra entre tropas del gobierno y rebeldes suníes; otra entre una milicia árabe entrenada por EE UU y el grupo miliciano Estado Islámico (ISIS), y una tercera que enfrenta a tropas turcas con combatientes kurdos. Pero incluso después de siete años de lucha que han dejado medio millón de muertos y desplazado a dos terceras partes de los 18 millones de habitantes de Siria, el país se prepara para una cuarta guerra, esta vez entre Israel y las fuerzas iraníes que han establecido una presencia militar considerable en Siria. Mientras ambos bandos intercambian ataques militares allí, funcionarios israelíes actuales y antiguos advierten que una batalla más larga entre el estado judío y su archienemigo en Teherán es solo cuestión de tiempo. “La confrontación con Irán es inevitable”, dijo recientemente el ex general de división Yaakov Amidror al diario israelí Yediot Ahronot.
Analistas militares en Washington están de acuerdo. “La tenencia que ambos países están tomando parece encaminarse en la dirección de un choque grave”, dice a Newsweek Michael Eisenstadt, director de estudios militares y de seguridad en el Instituto Washington para Política en Oriente Próximo, un grupo de expertos con nexos con los militares israelíes.
Eisenstadt y otros analistas dicen que la tendencia comenzó a desarrollarse en fecha tan lejana como 2012, cuando aviones de guerra israelíes empezaron a atacar embarques de misiles iraníes y otras armas después de que las máquinas llegaron por aire a Damasco y eran llevadas por tierra en camión hacia Hezbolá, la milicia apoderada de Irán en Líbano. En los últimos cinco años, aviones de guerra israelíes han bombardeado estos convoyes de armas más de 100 veces, aceptan ahora funcionarios israelíes.
Pero estos ataques aéreos representaron ataques indirectos contra Irán, parte de una guerra imprecisa entre los dos rivales, que también incluyeron ciberataques israelíes contra el programa nuclear de Irán y asesinatos de científicos nucleares iraníes. Israel se abstuvo de atribuírselos para evitar provocar represalias iraníes. Cuando Teherán sí contraatacó, también eligió hacerlo indirectamente, usando apoderados para atacar objetivos distantes, como los ataques en 2012 contra diplomáticos israelíes en India, Turquía, Tailandia y la República de Georgia.
Esa dinámica cambió cuando fuerzas iraníes enviaron su dron a Israel, poniendo en marcha los ataques aéreos en represalia. Inicialmente, los israelíes no reivindicaron el ataque del 9 de abril, que se dio justamente cinco días antes de que EE UU, Gran Bretaña y Francia lanzaran misiles contra tres instalaciones de armas químicas sirias en respuesta a un supuesto ataque con gas venenoso en un suburbio de Damasco. Fue Rusia la que identificó a los israelíes.
Pero desde entonces, funcionarios militares israelíes han admitido que lanzaron su ataque en respuesta a lo que consideraron como un intento de ataque iraní en contra de Israel. La evidencia: según The New York Times, después de que los israelíes estudiaron más el filme del dron de reconocimiento iraní que entró en espacio aéreo israelí en febrero, se mostró que llevaba explosivos. “Quien toma este camino debe saber que termina en una guerra difícil”, dijo Amidror.
Newsweek no ha podido confirmar la veracidad de la afirmación israelí, pero los eventos en el terreno la han puesto en segundo plano. Funcionarios iraníes han jurado vengarse. La gran cuestión ahora es cómo responderá el general Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds.
Eisenstadt, quien ha estudiado minuciosamente las tácticas de Soleimani, dice que espera que el líder militar iraní siga presionando con su estrategia de convertir a Siria en una plataforma de misiles contra Israel. El papel de los aproximadamente 2,000 soldados iraníes ahora en Siria, añade él, es montar la infraestructura militar para tal empresa, incluidas fábricas para producir sofisticados misiles guiados con GPS y con puntería mejorada para alcanzar objetivos militares y económicos de alto valor en Israel. En cuanto se haya lo grado esto, dice él, Soleimani le entregará estas bases a Hezbolá y milicias chiitas aliadas. “La meta es rodear a Israel en casi todos los lados con apoderados equipados con cohetes para ser capaces de bombardear Israel”, comentó Eisenstadt.
Mientras Israel se prepara para la repuesta de Irán, sus funcionarios militares han prometido que no permitirán que Irán haga en Siria lo que hizo en Líbano, lo cual fue armar a Hezbolá con misiles suficientes para que la milicia chiita libanesa le presentase una amenaza seria a Israel. Con el tiempo, Israel entró en guerra contra Hezbolá en 2006, resultando en un daño enorme a la infraestructura de Líbano, un golpe agudo a la popularidad política de Hezbolá en Líbano y un estado de calma duradero a lo largo de la frontera norte de Israel. Aun así, la inteligencia militar israelí calcula que Hezbolá ahora tiene más de 120,000 misiles en el sur de Líbano que podrían ser lanzados en cualquier guerra entre Israel e Irán.
Conforme fuerzas iraníes pueblan bases aéreas en Siria, funcionarios militares israelíes recientemente indicaron que están redactando listas de objetivos para contraataques sobre una amplia gama de instalaciones militares iraníes en Siria. Estos funcionarios publicaron recientemente imágenes de satélite y un mapa mostrando cinco bases aéreas en Siria que Irán supuestamente usa para sus drones y aeronaves de carga. Los funcionarios también dieron los nombres de tres altos oficiales de la Guardia Revolucionaria iraní quienes supuestamente comandan unidades de misiles y proyectos relacionados en Siria. Eisenstadt dice que la revelación fue una advertencia clara a Irán. “El mensaje es: ‘Están totalmente expuestos. Si contraatacan, estos objetivos son los próximos”, menciona él.
El año pasado, fuerzas israelíes de tierra, aire, mar e inteligencia también llevaron a cabo sus ejercicios militares más grandes en dos décadas a lo largo de la frontera norte del país en lo que fue visto como preparaciones para invadir Líbano en caso de otra guerra con Hezbolá. La meta de cualquier invasión, dijeron funcionarios militares israelíes, sería “derrotar a Hezbolá”, para que “no tenga la capacidad ni el deseo de atacar nunca más”.
Otro peligro es que fuerzas israelíes y rusas en Siria podrían llegar a los golpes durante cualquier ataque aéreo israelí contra Siria. Funcionarios rusos anunciaron recientemente que Moscú pronto abastecería al presidente sirio Bashar al-Assad con avanzados sistemas de defensa aérea con misiles S-300. Añadieron que si Israel ataca estos sistemas de misiles, sufrirá lo que un funcionario llamó “consecuencias catastróficas”.
Avigdor Lieberman, el ministro de defensa israelí, les regresó la amenaza a los rusos. “Una cosa debe quedar clara”, dijo él a Yediot Ahronot, “si alguien les dispara a nuestros aviones, lo destruiremos. Lo que nos importa es que los sistemas de armas que los rusos transfieran a Siria no sean usados en nuestra contra. Si son usados en nuestra contra, actuaremos contra ellos. No importa cuál sistema: S-300, S-700 o algo más”.
Dennis Ross, ex asesor de Oriente Medio de presidentes republicanos y demócratas, señala que mientras Israel, Irán y ahora Rusia hacen sonar sus sables, Trump ha declarado públicamente su intención de retirar las tropas de EE UU de Siria, un anuncio del que Ross dice que ha “envalentonado a Irán y Rusia y le indicó a Israel que está por su cuenta”.
“Conforme pasa el tiempo, el potencial de una guerra aumenta, y aumenta precisamente porque EE UU se ha hecho a un lado”, dice Ross a Newsweek. “Y con EE UU haciéndose a un lado, Israel no puede dar sus señales con palabras; tiene que darlas con acciones”. Él añade que las amenazas de Trump de retirarse del acuerdo nuclear con Irán de 2015 y volver a imponerle sanciones a Teherán sería una acción a favor de los iraníes de línea dura como Soleimani, quien nunca confió en Estados Unidos en primer lugar y ve a la Fuerza Quds como la punta de lanza de la acción de Irán para dominar Oriente Medio y confrontar a Israel.
Desde que Israel se fundó en 1948, sus fuerzas de defensa han seguido un dicho hallado en el talmud babilonio, el compendio del siglo IV de la ley religiosa judía: “Cuando un enemigo se despierta en la mañana para matarte, despiértate más temprano y mátalo primero”. Conforme aumentan las tensiones con Irán, ese consejo parece, una vez más, ser la orden del día en Israel.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek