El jefe de la policía de Filadelfia, Richard Ross, pidió disculpas por el arresto de dos hombres negros dentro un Starbucks, un caso que generó acusaciones de racismo hacia la compañía y llamados a boicot en Estados Unidos.
Ross dijo en conferencia de prensa que “falló miserablemente” al afirmar que los policías “no hicieron nada malo” por detener a los hombres luego de que una gerenta los acusara porque que no querían consumir nada, pidieron entrar al baño y no obedecieron su pedido de abandonar el local.
“Debería haber dicho que los oficiales actuaron dentro del alcance de la ley y no que no hayan hecho nada malo” comentó el comisario y señaló que “las palabras son muy importantes”.
El 12 de abril se difundió un video que muestra cómo Rashon Nelson y Donte Robinson, dos hombres negros, son arrestados y escoltados fuera del Starbucks tras la llamada de un empleado a la policía que, según información de The New York Times, ya no trabaja en el establecimiento.
Tras las críticas por racismo y el llamado al boicot que generó el caso, la empresa anunció este martes el cierre en todas sus sucursales en Estados Unidos la tarde del 29 de mayo para educar a sus empleados contra la discriminación racial.
El comisario comentó en la conferencia de este jueves que no estaba consciente del modelo de negocio en el que las personas “pasan horas en Starbucks y no están obligadas a hacer una compra”, dijo y añadió que sería razonable considerar que los policías tampoco lo sabían.
Ross, que dirige la policía de la sexta ciudad estadounidense desde enero de 2016, había dicho en un video en vivo de Facebook que los agentes “no hicieron absolutamente nada malo, e hicieron un servicio para el que fueron llamados”.
Entrevistados el jueves por ABC, los dos jóvenes, Rashon Nelson y Donte Robinson, relataron el incidente. Cuando la policía llegó, “me dije que no podía ser por mí”, contó Nelson.
“Nos pidieron que nos fuéramos. No hubo ninguna pregunta como ‘¿Hubo un problema con la gerenta?’ ¿Qué pasó?'”, dijo.
“No nos leyeron nuestros derechos (…) Nos pusieron las esposas, con las manos tras la espalda, y nos subieron a un coche policial”, señaló Robinson.