Un grupo de investigadores descubrió restos de placas tectónicas perdidos hace mucho tiempo hundidos en las profundidades del manto de la Tierra.
Estos restos fueron encontrados escondidos debajo del centro de otras placas continentales, muy lejos de los límites tectónicos, según un nuevo artículo publicado en la revista Scientific Reports.
Una de estas placas ocultas se encontró debajo del Pacífico occidental. Sin embargo, no hay evidencia de subducción de placas (un proceso geológico en el que una placa tectónica se ve forzada a sumergirse debajo de otra cuando convergen en un límite) en ninguna parte cerca de esta región.
Hasta ahora solo se habían encontrado placas tectónicas sumergidas en zonas de subducción, lo que hace de este un hallazgo inesperado. Andreas Fichtner, coautor del estudio y profesor de sismología y física de ondas en la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, Suiza, comparó el hallazgo con el de un médico que llevaba muchos años utilizando ultrasonidos para examinar las arterias del cuerpo y de repente obtuvo un método completamente nuevo.
“Si le damos un nuevo y mejor instrumento de exploración, de repente ve una arteria en la nalga que en realidad no debería estar ahí. Eso es exactamente lo que pensamos sobre los descubrimientos”, afirmó en un comunicado.
Este hallazgo se realizó gracias a un modelado de alta resolución del interior de la Tierra, utilizando diversos tipos de ondas sísmicas para descubrir los secretos del interior de nuestro planeta.
LOS SECRETOS DE LAS PLACAS TECTÓNICAS
La Tierra está formada por varias capas, cada una con propiedades y composiciones distintas. Vivimos en la capa más externa la corteza, que tiene entre 24 y 70 kilómetros de espesor. Debajo de la corteza se encuentra el manto, una capa de materiales de silicato semisólido de 2,900 kilómetros de espesor cuya temperatura varía entre 900 y 3,000 grados Celsius.
A continuación se encuentra el núcleo externo líquido, compuesto de hierro y níquel fundidos, que tiene unos 2,100 kilómetros de espesor y temperaturas de entre 8,000 y 10,000 grados. Por último, en el centro mismo del planeta, se encuentra el núcleo interno, una bola sólida de hierro y níquel tan caliente como la superficie del sol.
Al observar cómo se comportan las ondas sísmicas dentro del manto terrestre, los geofísicos pueden modelar de qué está hecha la estructura interna de la Tierra, señalando áreas donde las rocas son más frías o están hechas de algo diferente a lo que las rodea. Esto funciona de manera similar al ultrasonido dentro de nuestros cuerpos: materiales de diferente densidad reflejan y refractan las ondas de diferentes maneras.
¿POR QUÉ ESTE DESCUBRIMIENTO DESCONCIERTA A LOS CIENTÍFICOS?
Los investigadores no están seguros de qué está hecha esta inesperada placa oculta ni cómo llegó exactamente a su ubicación actual a pesar de la ausencia de zonas de subducción cercanas.
“Ese es nuestro dilema. Con el nuevo modelo de alta resolución, podemos ver este tipo de anomalías en todas partes del manto terrestre. Pero no sabemos exactamente qué son ni qué material está creando los patrones que hemos descubierto”, planteó en un comunicado el coautor del estudio Thomas Schouten, estudiante de doctorado en el Instituto Geológico de la ETH de Zúrich.
Y agregó al tema: “Aparentemente estas zonas en el manto de la Tierra están mucho más extendidas de lo que se creía anteriormente”.
Los investigadores especulan que el extraño material puede haber estado enterrado en el manto desde que se formó la Tierra, en lugar de haber sido una placa que se hundió en los últimos 200 millones de años.
“Creemos que las anomalías en el manto inferior tienen diversos orígenes”, afirmó Schouten.
Aunque los orígenes de esta extraña anomalía siguen siendo un misterio para los investigadores, esperan utilizar modelos aún mejores para comprender plenamente las complejidades del interior de la Tierra.
De acuerdo con Schouten, las ondas que utilizaron para el modelo esencialmente solo representan una propiedad, es decir, la velocidad a la que viajan a través del interior de la Tierra.
“Tenemos que calcular los diferentes parámetros materiales que podrían generar las velocidades observadas de los diferentes tipos de olas. Esencialmente, tenemos que profundizar en las propiedades materiales que están detrás de la velocidad de las olas”, agregó Schouten. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek)