Con el paso del tiempo, a medida que la tecnología ha evolucionado, ciertos conceptos que antes parecían futuristas se han integrado cada vez más en nuestro presente. Este es el caso de las ciudades inteligentes, las cuales, aunque aun no son mayoría en el mundo, sí se han convertido en una realidad.
Para que una ciudad sea definida como inteligente debe integrar tecnologías digitales y capacidades de análisis de datos en aspectos clave para su desarrollo, como las redes de transporte urbano, la infraestructura para el suministro de agua y alcantarillado y los sistemas de iluminación y seguridad. Ello facilita la vida a sus habitantes y promueve la sostenibilidad, mientras responde a las necesidades presentes y se anticipa a las futuras.
En términos de tecnologías de información y comunicación (TIC), una ciudad inteligente se caracteriza por contar con conectividad 5G y wifi en lugares públicos, datos abiertos, sensores e internet de las cosas (IoT) e inteligencia artificial (IA), por mencionar algunas.
De acuerdo con el más reciente Índice de Ciudades en Movimiento del IESE Business School de la Universidad de Navarra —que analizó dimensiones como capital humano, economía, gobernanza, movilidad y transporte, planificación urbana, entre otras—, la Ciudad de México se destaca como la cuarta ciudad más inteligente de América Latina y ocupa la posición 120, de 183, a nivel mundial.
OTRAS CIUDADES TIENEN EL POTENCIAL DE VOLVERSE INTELIGENTES
Esto se puede confirmar, ya que esta urbe actualmente cuenta con red celular 5G y conexión a wifi en lugares públicos, equipos de vigilancia y alumbrado inteligente, entre otros elementos tecnológicos que los ciudadanos pueden aprovechar.
Además de la capital, en el país ya hay iniciativas en marcha y lugares con potencial para llegar a ser consideradas como ciudades inteligentes, como Querétaro, Jalisco y Puebla.
Si se preguntan cómo los ciudadanos se pueden beneficiar de esta integración de tecnología en las zonas donde habitan, para empezar, las ciudades inteligentes hacen uso de sistemas de análisis de datos que ofrecen información precisa y en tiempo real sobre el consumo de energía, la calidad del aire y la disposición de residuos. Ello contribuye a que las autoridades tomen decisiones más asertivas en estos aspectos.
Igualmente, se han identificado ciertas problemáticas, como la seguridad, la movilidad, educación y cultura, que podrían mejorar con el uso de la tecnología y una infraestructura adecuada.
Sin embargo, aunque estas ventajas son innegables, este tipo de urbes también enfrentan desafíos importantes que requieren una atención cuidadosa. Por ejemplo, considero que uno de los principales aspectos a tener en cuenta es la privacidad y la protección de datos, ya que su recopilación constante puede poner en riesgo la información personal de los habitantes en caso de no contar con políticas sólidas y herramientas tecnológicas que los protejan de usos inadecuados.
INCLUSIÓN, SEGURIDAD Y RESPONSABILIDADES ÉTICAS Y SOCIALES
Igualmente, considero que en este proceso de planificación y desarrollo otro reto es contar con los espacios adecuados para la participación ciudadana que permitan conocer comentarios y opiniones basados en las distintas experiencias de los habitantes.
Del mismo modo, garantizar que, independientemente de su nivel socioeconómico, todos cuenten con los conocimientos necesarios y el acceso a las innovaciones y herramientas para no generar escenarios de desigualdad.
Autoridades y organizaciones privadas pueden contribuir a resolver estos retos al integrar capas de tecnología que simplifiquen el acercamiento ciudadano para mejorar las soluciones y capacidades de inteligencia en las urbes en distintos puntos de contacto con códigos QR, encuestas online, etcétera. En cuanto a la seguridad de los datos, también se pueden apalancar de expertos en ciberseguridad que se aseguren de considerar los parámetros de riesgo latentes en las ciudades y apliquen sistemas que garanticen su protección.
En conclusión, las ciudades inteligentes nos ofrecen a los ciudadanos una visión de un futuro donde la tecnología se convierte en aliada para resolver los desafíos del día a día, sin dejar de lado que su implementación conlleva responsabilidades éticas y sociales, por lo que es necesario establecer esquemas educativos generales que garanticen que estas ciudades sean realmente beneficiosas para todos sus habitantes. N
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Juan Carlos Montero Vilchis es jefe de Tecnología Digital en NTT Data México. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.