Durante el Primer Ciclo Internacional Impacto Climático de una Sociedad Digitalizada, miembros de la sociedad civil abordaron temas relacionados con las nuevas formas de movilización ciudadana ante la crisis climática.
Expertos invitados analizaron cómo el uso de la tecnología y las redes sociales actúan como canalizadores de un llamado a la acción a la ciudadanía.
Estas herramientas digitales permiten que activistas y sociedad civil logren exigir sus derechos, denunciar, monitorear y dar seguimiento a la rendición de cuentas, según expertos.
Tanto para activistas como para sociedad civil, la tecnología y las redes sociales se han convertido en herramientas y canales para la articulación del activismo. También, para la generación de opinión pública entre la ciudadanía.
Este ciclo es organizado por Fundación Avina y Open Society Foundations, a través de Espai Societat Oberta de Barcelona. Se presenta de manera virtual, cada martes, hasta el 7 de marzo.
Alejandro Ciordia, de Extinction Rebellion en España, y Tasso Azevedo, del Sistema de Estimativas de Emissões e Remoções de Gases de Efeito Estufa en Brasil, reflexionaron acerca de estas incidencias en el mundo digital y en las calles.
Ciordia, quien forma parte de Extinction Rebellion, señala que el abordaje de la crisis climática desde las redes sociales no suele jugar un papel importante. “Pese a las desventajas, sí que me sorprendió cómo hay formas innovadoras de utilizar las tecnologías enfocadas en la movilización social y el activismo”, señaló.
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Explicó que, en el año 2020 y 2021 las redes de apoyo fueron muy importantes. En cuanto a la relación entre la digitalización con la emergencia climática, el activismo y la participación ciudadana, ve tres grandes ejes de debate.
Primero, la monitorización de los inventarios de emisiones por actores concretos y regiones concretas. Segundo, la rendición de cuentas de los grandes emisores y contaminadores ante los grandes ecocidios que cometen. Finalmente, saber hasta qué punto la digitalización ayuda a descarbonizar la economía y la sociedad. Ello porque ahora se trabaja más desde casa, y eso reduce el desplazamiento.
“Comparto, junto con mis compañeros en Extinction Rebellion y otros activistas, que estarán de acuerdo conmigo en ser bastante escépticos con esta aproximación al optimismo en torno a las tecnologías y a la capacidad de que nos saquen de este problema”, señaló.
Si bien Ciordia no se muestra optimista frente al “poder mágico de las redes sociales”, considera que estas herramientas aceleran procesos de movilización, difusión de los mensajes y los marcos de los movimientos sociales, los contramovimientos y los actores políticos establecidos.
ACCIÓN COLECTIVA VS. INCIDENCIA COLECTIVA
Hasta hace dos años, cuando la pandemia por covid-19 comenzaba su apogeo mundial, las personas comenzaron a prestar mayor atención a la crisis climática. “En España, por ejemplo, comenzaban a pedir cuentas a los principales agentes políticos y económicos”, añadió Ciordia.
En cambio, Tasso Azevedo ve interesante construir redes entre las organizaciones que cuenten con diferentes capacidades o ejes de acción que lleven a construir colectividad. “Trabajar en red permite colaborar con diferentes ángulos y crear productos importantes”, señaló.
En cuanto a la digitalización, Azevedo explicó que la conectividad y la colaboración muestran efectos positivos y negativos desde la inmediatez y normalidad de tener estas conversaciones digitales que antes no se habrían tenido.
“Ahora te conectas y ves la conversación sin tener que viajar. Está registrado y disponible. Esta presencia virtual que vemos hoy día, como algo normal, permite que la gente se conecte. Pero, por otro lado, el poder de la nube no puede ser subestimado”, añadió.
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En este sentido, Tasso advirtió no minimizar el poder de un grupo en el mundo físico y las consecuencias de ese espacio físico. Sin embargo, tener a 3 millones de personas unidas y conectadas en la virtualidad no asegura que compartan un sentimiento de cercanía en conjunto.
Ante eso, Tasso cuestiona de qué manera lograr que esa gran cantidad de personas se movilicen a la acción física y que se sientan partícipes. “Si alguien no quiere verlo [el evento], lo apaga. Pero si alguien, en la calle, ve a un grupo de personas [manifestándose] no puede evitarlo ni subestimar. Y para la batalla contra el cambio climático eso es esencial”, explicó.
Tasso enfatizó que lograr esa acción depende de la realidad de cada país, donde el efecto que tiene un grupo de personas en la calle no se puede subestimar.
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Finalmente, ambos expertos concordaron en que el sentimiento de urgencia ante la crisis climática debe lograrse no solo desde la digitalización, sino en el cara a cara entre las personas y la movilización en colectividad.
“No hay sensación de urgencia si no tenemos una voz unificada. Hay que unificar todo en la sociedad. Ser más asertivos y empujar para que la acción suceda ahora y no en el futuro. Lo necesitamos ahora, allá afuera”, añadió Tasso.
Por su parte, Ciordia consideró que “tenemos que darnos cuenta de la potencialidad de la acción colectiva en las calles, cara a cara, y que es más potente”. N