Un prisionero de Alabama, Estados Unidos, cuya ejecución fue detenida hace casi cuatro años momentos antes de llevarla a cabo, murió de cáncer este fin de semana.
Doyle Lee Hamm falleció por causas naturales como resultado de un cáncer linfático. Hamm fue condenado por el asesinato del empleado de hotel Patrick Cunningham, en 1987. Confesó su crimen a la policía después de que dos de sus cómplices testificaron contra él a cambio de obtener una sentencia menor. Posteriormente, Hamm fue condenado a muerte.
Sin embargo, en febrero de 2018, su ejecución no pudo llevarse a cabo cuando miembros del personal realizaron punciones en sus piernas e ingle durante dos horas y media, intentando hallar una vena adecuada para la inyección. Su abogado, Bernard Harcourt, dijo que Hamm tenía los nódulos linfáticos inflamados y que cualquier intento de perforarlos sería considerado como una pena cruel e inusual.
“En 2017 se encontraba muy frágil debido a la operación y a los tratamientos contra el cáncer cuando el estado decidió que debía ser ejecutado en lugar de dejarlo morir de cáncer”, explicó Harcourt.
También lee: Hombre mató a dos mujeres y abusó de 100 cadáveres hace tres décadas; ya es juzgado
Cuando no pudieron realizarle las punciones, su ejecución fue cancelada. De acuerdo con el medio noticioso Montgomery Advertiser, el estado y él llegaron a un acuerdo para no intentar una segunda ejecución.
“Doyle será recordado por su espíritu generoso y compasivo, y por su capacidad de mantenerse siempre positivo, aun frente a las peores adversidades”, señaló Harcourt. “Su familia y sus amigos van a extrañarlo”.
Hamm permaneció en el pabellón de los condenados a muerte de la Prisión de Holman debido a que había sido sentenciado a la pena capital.
No te pierdas: Una madre y su hija mueren de hambre en su hogar luego de que su cuidador se asfixió
El alcaide de Holman llamó al hermano de Hamm para informarle de la muerte del preso la mañana del domingo, señaló Harcourt.
Aparentemente, Hamm murió por complicaciones derivadas de una enfermedad terminal y no se sospecha que haya habido ninguna irregularidad, declaró el Departamento de Centros Penitenciarios. La causa exacta de la muerte se determinará mediante una autopsia, indicó el departamento.
Diagnosticado en 2014 con un linfoma de células B, Hamm argumentó antes de que la ejecución fuera programada que el cáncer de sangre había avanzado, mientras que el estado afirmaba que se encontraba en remisión.
Te interesa: Asesino cuádruple tortura a niña de 11 años; la menor sobrevive a siete heridas de bala
En los días previos a la programación de su ejecución, funcionarios de la prisión estatal dijeron a los tribunales que planeaban conectar la sonda intravenosa debajo de la rodilla de Hamm después de que en una revisión médica ordenada por un juez federal se descubriera que no tenía ninguna vena que pudiera usarse fácilmente en los miembros superiores.
El estado expresó su confianza en que Hamm tuviera venas utilizables, pero el día en que estaba programada la inyección letal, los trabajadores no pudieron encontrar ninguna que fuera adecuada.
La Suprema Corte de Estados Unidos había permitido que la ejecución se llevara a cabo, pero el estado finalmente la suspendió debido al problema. N
—∞—
Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek