FOMENTAR la diversidad y la inclusión en las empresas no solo mejora el clima laboral para los empleados; también es un factor que incrementa la rentabilidad de las compañías al permitir un mejor desarrollo del talento, eliminando barreras y estereotipos que desafortunadamente todavía están presentes en algunas industrias tradicionales.
Con la explosión de empresas tecnológicas, en los recientes 20 años se ha fortalecido en las compañías la presencia de altos directivos y grupos LGBT+, que han demostrado que en las sociedades donde este tema ya no representa un debate, la diversidad es sinónimo de riqueza.
Aunque esto ha permeado a varias industrias, algunas todavía se resisten a esta transformación, no porque estén en contra de la diversidad de preferencias y pensamientos, sino porque los hábitos de su organización e incluso de sus consumidores, no habían demostrado que es necesario enfocar acciones para fortalecer a la comunidad LGBT+, tanto en el interior como en el exterior de la empresa.
La Federación Mexicana de Empresarios LGBT+ indicó que esta población en México representa una derrama económica de 80,000 millones de dólares del PIB nacional, mientras que el estudio “El consumidor LGBT+ mexicano”, de Nielsen, señala que la comunidad estaría dispuesta a pagar 20 por ciento más por un producto, y a consumir marcas afines a sus causas.
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Estos hechos han transformado el mes del orgullo en una celebración con respaldo unánime del sector público y privado; sin embargo, esto no transforma a las industrias, pues hace falta más organización y acciones de fondo para verdaderamente generar cambios al interior de las empresas.
Para comenzar la transformación de una industria tradicional es preciso ubicar, en primer término, a la población LGBT+ a través de la conformación de comités donde puedan sentir la confianza de congregarse y ser como realmente son, además de identificar liderazgos que representen a este grupo.
Por otra parte, es necesario que el talento se reconozca independientemente de las preferencias, y se permita que los miembros de la comunidad con credenciales suficientes ocupen posiciones directivas; esto refleja un liderazgo inclusivo y da la oportunidad de demostrar que romper los estereotipos mejora la productividad de las compañías.
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Buscar la colaboración con otras empresas e instituciones que promuevan la inclusión genera vínculos más potentes, y permite crear iniciativas con alcances mayores en donde las empresas participantes y sus empleados pueden ser partícipes directos en la creación de políticas inclusivas a gran escala.
Estas acciones forman parte de los cimientos que ayudan a iniciar la transformación de una industria tradicional, no obstante, el mejor de los activismos que se puede promover es que los colaboradores tengan la confianza de ser como realmente son, porque es a partir de cotidianizar la diversidad cuando las sociedades comienzan a entender que no hay nada malo con tener gustos y afinidades distintas, pues eso es parte de la personalidad de cada quien, y enriquece lo mucho que todos podemos aportar. N
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Saúl Crespo es vicepresidente senior de Comunicaciones y Asuntos Públicos de Kavak. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.