ANUALMENTE, 12 millones de niñas de todo el mundo se casan antes de cumplir los 18 años. Esto significa que cada minuto hay una niña que es obligada a casarse. Globalmente, se estima que 21 por ciento de las jóvenes entre 20 y 24 años se casaron siendo niñas, según el reporte Rompiendo las cadenas, de la organización humanitaria World Vision.
El reporte revela que, en países como Bangladés, Afganistán, Senegal y Uganda, el matrimonio infantil se ha duplicado, entre marzo y diciembre de 2020, en comparación con el mismo periodo de 2019.
La organización subraya que la pobreza podría sumar otros 4 millones de niñas en esta condición en 2022. “En este momento hay 650 millones de niñas novias que viven en todas las regiones del mundo. El matrimonio infantil es una violación fundamental de los derechos humanos que impacta la economía, la paz y la seguridad globales”, consigna el informe.
En algunos contextos, las niñas pueden casarse a los siete años, aunque los matrimonios infantiles ocurren con mayor frecuencia durante la adolescencia y con un hombre mayor, por lo que la organización sostiene que la comunidad internacional debe trabajar para aumentar a 18 años como la edad mínima para el matrimonio.
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Joao Diniz, líder de World Vision para Latinoamérica y el Caribe, explica que al entregar a las niñas a parejas adultas se perpetúa y normaliza una relación de abuso, permitiendo una iniciación sexual temprana, interrumpiendo la educación y generando relaciones de dependencia material.
Ante el desempleo, la pérdida de ingresos familiares y la incapacidad de proveer económicamente para el grupo familiar en algunos contextos, se ha acudido al matrimonio o uniones de niñas con personas adultas, aun cuando la legislación local así lo prohíbe.
El reporte de World Vision subraya que el cierre de las escuelas, la falta de acceso a tecnología para acceder a clases en línea y las limitaciones en los servicios de salud reproductiva han tenido un impacto directo en el embarazo adolescente y en el incremento de matrimonios infantiles.
En América Latina, aunque hay legislación para prevenir el matrimonio infantil, persisten y aumentaron las uniones de hecho entre niñas y adultos, debido a la pobreza, el deterioro de la situación económica de las familias por la pandemia, y factores de carácter cultural que normalizan este tipo de violencia.
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World Vision estima que 4 millones de niñas se casarán en los próximos dos años debido a los efectos de la pandemia. En tanto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) ha advertido que los efectos serán mayores, con 10 millones de matrimonios infantiles en la próxima década, como resultado de la crisis económica de la pandemia por COVID-19. Estas cantidades se adicionan a los 100 millones de niñas que se esperaba ocurrieran en el decenio 2020-2030.
Ello se suma a los datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Población (UNFPA), que ubica a Latinoamérica y el Caribe como la región que tiene la segunda tasa de embarazo adolescente más alta del planeta.
Cada año, 1.5 millones de adolescentes en la región dan a luz y un tercio de ese número es por falta de información y producto del abuso, por lo que este año el fondo de población estima que podrían registrarse entre 400,000 y 500,000 gestaciones no deseadas adicionales. N