LAS VARIACIONES climáticas, sobre todo en primavera y verano, son determinantes para disponer de la densidad poblacional de la mariposa monarca. Además de la crisis medioambiental, fenómenos como la disponibilidad de alimento en los sitios de reproducción, así como los cambios en el uso de suelo y la tala clandestina podrían causar alteraciones en la migración de la mariposa en México.
Recientemente, la organización internacional World Wildlife Fund (WWF) México presentó un estudio de monitoreo que, en alianza con la Fundación Telmex-Telcel, el Fondo Mariposa Monarca, la Comisión de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) y la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat), muestra que durante la segunda mitad del mes de diciembre de 2020 se registraron nueve colonias de mariposas monarca.
De ese total, dos están en Michoacán y siete en el Estado de México, lo que da un total de 2.10 hectáreas de bosque ocupadas. Esto representa una disminución del 26 por ciento respecto a la superficie ocupada en 2019, con 2.83 hectáreas, donde cinco colonias se ubicaron dentro de la Reserva de la Biosfera Mariposa Monarca (RBMM) y cuatro fuera de ella.
Eduardo Rendón, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), hace hincapié en que no es recomendable analizar el porcentaje de ocupación de las colonias de mariposa monarca que llegan a México con un año de comparación, sino analizar dichos resultados respecto a años anteriores.
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“Los bosques, actualmente, son afectados por la sequía. Está claro que cada vez más árboles están muriendo. El clima está presionando a los bosques. Lo que tenemos que hacer es buscar semillas de árboles que sean resistentes a estas variaciones del clima en los bosques de hibernación y con ellas producir las plantitas que vamos a llevar a la reforestación para restaurar los bosques con plantas adaptadas al clima. Eso es lo que estamos haciendo”, explica Rendón.
Según datos reportados por especialistas en 2012, difundidos en el artículo “Decline of monarch butterflies overwintering in Mexico: Is the migratory phenomenon at risk?”, escrito e investigado por expertos de México y Estados Unidos, durante la temporada invernal 2009–2010, y siguiendo una tendencia a la baja de 15 años, la superficie total ocupada por mariposas monarca en México, provenientes del este de América del Norte, llegó a su punto más bajo. A pesar de su incremento, dicha superficie siguió siendo baja de 2010 a 2011.
Entre los factores que probablemente contribuyeron con esta tendencia de reducción en el número de mariposas están la degradación de bosque en las áreas de hibernación en México y la pérdida de hábitat de reproducción en Estados Unidos debido a la expansión de cultivos genéticamente modificados que ha provocado la pérdida de las plantas hospederas de algodoncillo. Además, están los constantes cambios en el uso del suelo no favorables para las mariposas y las recientes condiciones climáticas severas.
En este sentido, y desde la WWF México, Eduardo Rendón advierte haber detectado posibles variaciones en el clima que están determinando que haya más colonias de mariposas en el Estado de México.
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“Parece que se está volviendo más cálido, no tengo más datos, pero es mi impresión. A eso se suma el tema de que con el bosque degradado se provoca que haya más repartición de las mariposas buscando otros sitios”, explica en entrevista con Newsweek México.
¿CÓMO MONITOREAN A LAS MARIPOSAS?
Para entender cómo se realiza el monitoreo de superficie ocupada en los bosques por las colonias de mariposa monarca que llegan a México, Eduardo Rendón, encargado del Programa Mariposa Monarca en Zitácuaro, Michoacán, del Fondo Mundial para la Naturaleza en México, explica a este medio la tecnología y mediciones que realizan cuando llega esta especie.
Cabe recordar que las colonias de mariposas monarca que llegan a México vienen del sur de Canadá y del norte y centro de Estados Unidos. Esta gran región de mariposas migra en el otoño y llega a hibernar a México. Todas ellas son una sola generación que viven la migración un mes y medio, para después coexistir a la hibernación durante cinco meses.
“Las que sobreviven regresan al sur de Estados Unidos, esa misma generación, por eso son la ‘generación matusalén’, porque viven hasta ocho meses como adultos para poder migrar y poblar con la migración de primavera”, añade Rendón.
Con la llegada de la mariposa monarca a México, la WWF México, en compañía de la Comisión de Áreas Naturales Protegidas (Conanp); el Instituto de Biología de la UNAM; la Comisión Nacional Forestal (Conafor); el Fondo Monarca; la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), así como representaciones de ejidos y comunidades, se encarga de observar, proteger y verificar la llegada de esta especie al país.
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A partir de este monitoreo forestal, establecido por el investigador Eduardo Rendón en el año 2003, se definen si los cambios registrados se dieron por condiciones climáticas como las sequías o por causas antropogénicas, es decir, que el ser humano haya intervenido o dañado el bosque a partir de la tala hormiga o clandestina. Incluso, si existió alguna otra causa.
El monitoreo forestal se creó a partir de la línea base forestal de la zona núcleo de la reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca, siendo esta su primera consultoría en la WWF México. Desde entonces el método ha evolucionado y en algunos momentos se ha apoyado en el Instituto de Geografía de la UNAM y, ahora, en el Instituto de Biología de la misma institución.
EL MÉTODO DE MONITOREO PARA LA MONARCA
Dicho método comienza en diciembre, cuando el equipo de especialistas de la WWF visita en dos ocasiones por mes los 13 santuarios de hibernación que se encuentran en la región de la monarca. Cuando encuentran colonias establecen su localización con un geoposicionador Garmin en proyección UTM, con el datum WGS 84.
Enseguida, determinan el perímetro del bosque ocupado por las mariposas a partir del árbol que se encontró en la parte más alta de la pendiente. Para ello, registran el rumbo y la distancia de los árboles consecutivos y periféricos de la colonia. Los datos del perímetro poligonal se procesan con el sistema de información geográfica ArcView 3.3 para establecer la superficie ocupada por las colonias.
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Con la contratación de técnicos capaces de captar imágenes a gran escala, la WWF México, según explica Eduardo Rendón a este medio, se toman imágenes aéreas de la zona núcleo, donde “usan más de 500 fotografías de superalta calidad, al grado de que podemos ver fotografías en las que cada pixel representa 30 centímetros, eso significa una barbaridad en resolución”.
Tras la toma de las imágenes, las fotografías obtenidas las pegan y forman un mosaico ortocorregido, es decir, no es plano, sino que da precisión al espacio forestal que es captado. Este método fue establecido en 2003 como línea base en el monitoreo.
Una vez que se tienen las fotos, y en colaboración con el Instituto de Biología de la UNAM, sobreponen las imágenes del año anterior con un sistema de información geográfica para determinar, de manera clara, las zonas de cambio en la zona núcleo en la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca.
A partir de estos resultados, organización civil e institución realizan el análisis técnico en el que terminan de revisar toda la zona núcleo para obtener una lista de los posibles cambios detectados en este proceso. A partir de aquí, los equipos de trabajo acuden al campo y, entre todos, junto con los dueños de los ejidos o las comunidades representantes acuden a verificar los hallazgos.
En la zona de amortiguamiento, que se encuentra alrededor de la zona núcleo, también llegan a revisar el terreno. Una vez que definen juntos —y con las personas de las comunidades— qué cambios sucedieron o se dieron, el origen, el tipo de error o el tipo de disturbio que provocó el cambio, elaboran un mapa dónde se están suscitando las problemáticas.
La WWF cuenta con una tabla informativa en la que tienen definidos y ubicados estos cambios que fueron sucediendo. Las cifras, de acuerdo con Rendón, aparecen en el reporte que presentaron recientemente.
TALA CLANDESTINA Y CRISIS CLIMÁTICA
La comunidad indígena de Nicolás Romero tuvo 2,132 hectáreas de tala clandestina; la comunidad indígena de San Felipe de Los Alzati, 1,874 hectáreas; y el ejido Luis Crescencio Morales, 6,711 hectáreas. Todas estas comunidades pertenecen al municipio de Zitácuaro, Michoacán.
“En estas comunidades es donde se centró solo el problema de la tala clandestina”, explica Eduardo Rendón, encargado del Programa Mariposa Monarca de la WWF México.
De acuerdo con Rendón, en la zona núcleo los niveles de tala clandestina siguen siendo bajos. En otros años se tuvieron problemas graves, particularmente de 2001 a 2009, siendo el periodo de 2003 a 2006 el que presentó altos números de hectáreas afectadas por esta problemática. Mientras tanto, de 2009 a 2010 se registró una pérdida mínima de hectáreas por incendios forestales y caída de árboles por viento y sequía.
Entre las causas que propician la tala clandestina como un fenómeno causado por la actividad humana está la separación interna de las comunidades, como sucedió en 2003, cuando el ejido Crescencio Morales, que se encuentra en el Santuario Lomas de Aparicio, dentro de la Biosfera de la Reserva de la Mariposa Monarca, inició un proceso interno en el que se separaba un grupo de comuneros para convertirse en ejidos.
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“Hubo una pugna social y eso permitió una desestabilidad social que hizo que los taladores clandestinos aprovecharan las circunstancias y les talaron [durante] unos cuantos años estos sitios”, explica Rendón.
Otro fenómeno que apunta como amenaza al bosque son las variaciones climáticas, como se ha mencionado a lo largo del texto. Tormentas como las que azotaron la comunidad de Angangueo en febrero de 2010 degradaron varias hectáreas del bosque por los deslaves y la lluvia que cayó durante tres días hasta provocar el desgajamiento de algunos cerros y cambio forestal.
“A partir de este periodo, los fenómenos climáticos predominan como la caída de árboles por viento, sequía o lluvias, y una tormenta invernal ‘impresionante’ en marzo de 2016. Lo que tenemos ahora es una amenaza de cambio climático”, señala Rendón.
El especialista hace hincapié en la proliferación de jardines para polinizadores compuestos únicamente por plantas con flores nativas del lugar en que se coloquen para que los polinizadores, entre ellos, la mariposa monarca, tomen el néctar de las flores y, de esta manera, alimentarse durante su ruta migratoria a México.
También advirtió que las asclepias o algodoncillos son las plantas de las que se alimentan las larvas de mariposa monarca en los sitios de reproducción, donde las hembras colocan sus huevecillos.
Por ello, al ser un alimento importante para las mariposas monarca, no es necesario plantarlas en México y Estados Unidos porque, cuando se plantan asclepias en la ruta migratoria, es decir, en el sur de Estados Unidos y el norte y centro de México, “lo único que hacemos es inhibir la migración porque las monarcas que viene a hibernar y encuentran las asclepias se quedan ahí y ya no terminan la migración, se rompe todo el ciclo migratorio”.
México es un sitio de hibernación y no de reproducción para la mariposa monarca. Cuando los especialistas hablan de ayudar a esta especie se refieren al establecimiento de jardines polinizadores con plantas nativas que produzcan flores y solo es el néctar lo que las mariposas adultas tomarán. Las asclepias para la reproducción no son necesarias en estos espacios. N