AL MENOS 62 reclusos han muerto este martes en una ola de violencia desatada simultáneamente en tres cárceles del hacinado sistema penitenciario de Ecuador, según un reporte actualizado de la autoridad de prisiones.
Del total, 33 fallecieron en la ciudad de Cuenca, 21 en Guayaquil y ocho en Latacunga.
“Este ya es un dato confirmado”, dijo Edmundo Moncayo, director del Servicio Nacional de Atención a Personas Privadas de Libertad (SNAI). Un informe previo había dado cuenta de 67 prisioneros muertos.
La serie de revueltas que estalló este martes en las cárceles ecuatorianas responde a enfrentamientos de bandas criminales que se financian del narcotráfico, según autoridades.
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La violencia se apoderó de tres penitenciarías del puerto de Guayaquil (suroeste) y las ciudades andinas de Cuenca y Latacunga (ambas en el sur).
La Fiscalía dijo los “enfrentamientos de bandas criminales” también han dejado varios heridos, incluidos dos presos en Guayaquil que están graves.
La Policía no precisó si ya restableció el orden en los establecimientos y militares apoyan labores para mantener el control fuera de la prisión guayaquileña.
La Fiscalía señaló que en el pabellón de máxima seguridad del centro de rehabilitación social de Cuenca se produjo la muerte de 38 internos.
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El presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, atribuyó los motines a “organizaciones criminales” que lanzaron una arremetida simultánea.
Las autoridades “están actuando para retomar control de cárceles”, señaló el mandatario en Twitter.
El comandante de la Policía, Patricio Carrillo, señaló en principio que se trataban de “amotinamientos generalizados” y que “la situación es crítica” en el centro carcelario de Latacunga.
RECUPERAR EL DOMINIO SOBRE LAS CÁRCELES
Las autoridades activaron un puesto de mando unificado para restablecer el orden.
“Ante la acción concertada de organizaciones criminales para generar violencia en centros penitenciarios del país, desde el Puesto de Mando Unificado conjuntamente con mando policial gestionamos acciones para recuperar el control”, expresó por Twitter el ministro de Gobierno (Interior), Patricio Pazmiño.
En diciembre, varios amotinamientos en cárceles ecuatorianas atribuidos a disputas de poder entre organizaciones delictivas y del narcotráfico dejaron 11 presos muertos y otros siete heridos.
El sistema penitenciario alberga a unas 38,000 personas y dispone de 1,500 guardias para su custodia.
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El gobierno decretó un estado de excepción carcelario que concluyó en diciembre, y que buscaba básicamente recuperar el dominio sobre las cárceles. Solo en 2020 las riñas carcelarias dejaron 51 muertos.
Desde enero y hasta este martes la Policía había informado de tres muertos en choques entre reclusos.
El organismo gubernamental a cargo de las prisiones, SNAI, ha reconocido la falta de personal de seguridad, lo que “dificulta las acciones de respuesta inmediata” frente a las revueltas de presos.
El lunes se realizó una requisa en la cárcel de Guayaquil, por lo que la SNAI “presume que estos hechos [los amotinamientos] son señal de resistencia y rechazo por parte de los internos, ante estas acciones de control”.
En medio de la pandemia del COVID-19 y para disminuir la sobrepoblación carcelaria, Ecuador aplicó el año pasado medidas sustitutivas para quienes cumplían penas por delitos menores, con lo que logró bajar de 42 a 30 por ciento el hacinamiento. N