AUNG SAN SUU KYI, Premio Nobel de la Paz, miembro del partido Liga Nacional para la Democracia, iba a asumir este 1 de febrero la presidencia de Birmania, lo que la convertiría en la primera mujer mandataria de ese país, sin embargo, ahora se encuentra detenida tras el golpe de Estado del ejército que le impidió tomar posesión del cargo.
Con vehículos blindados en las calles, helicópteros y presencia militar armada, Birmania fue escenario de un golpe de Estado.
En pocas horas, este lunes, se puso fin a la joven democracia en el país. “Es extremadamente estremecedor”, “no quiero un golpe militar”, se escuchó en las calles de Rangún, la capital económica con más de cinco millones de habitantes.
Poco después de las 3 de la madrugada, se detectó interrupciones en las telecomunicaciones y el acceso a internet.
En ese momento un legislador, miembro del partido Liga Nacional para la Democracia, intentó averiguar qué sucedía.
“Miembros de mi familia salieron para intentar obtener información, las fuerzas de seguridad les dijeron que se fueran a casa, que los soldados estaban ante el edificio” donde viven los parlamentarios, dijo el diputado que ni quiso identificarse por temor a represalias.
Unas horas más tarde, los militares llevaron a cabo una ola de detenciones, entre ellas la de la jefa de hecho del gobierno civil, Aung San Suu Kyi, y del presidente de la República, Win Myint.
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El ejército bloqueó los accesos alrededor de Naypyidaw con tropas armadas y vehículos blindados, mientras los helicópteros sobrevolaban la ciudad.
En Rangún, los soldados del Tatmadaw, el nombre oficial de las fuerzas armadas birmanas, tomaron el Ayuntamiento y bloquearon el acceso al aeropuerto internacional.
A continuación, los militares declararon, en su cadena de televisión Myawaddy TV, el estado de emergencia durante un año y colocaron a sus generales en puestos clave, poniendo fin de forma abrupta a diez años de transición democrática.
Min Aung Hlaing, jefe del ejército, concentra ahora los poderes “legislativo, administrativo y judicial”, mientras que otro general, Myint Swe, fue nombrado presidente interino, un cargo principalmente honorífico.
Los militares justificaron el golpe, el tercero desde la independencia del país en 1948, bajo el argumento que existió un “enorme” fraude electoral, según ellos, en las elecciones parlamentarias de noviembre, que ganó ampliamente la Liga Nacional para la Democracia, en el poder desde las elecciones parlamentarias de 2015.
Aung San Suu Kyi pasó 15 años bajo arresto domiciliario en su país y ahora que volvió a ser detenida, dejó un mensaje a la población en el que instó a “no aceptar” la toma de poder militar.
Los militares han prometido celebrar nuevas elecciones “libres y justas” una vez que se levante el estado de excepción, que durará un año, aunque la población no cree que esto pueda llegar a ser así.
Desde hace varias semanas, los militares lleva denunciando fraude electoral en las elecciones legislativas de noviembre, las segundas desde el fin de la dictadura militar en 2011.
La LND obtuvo el 83 por ciento de los 476 escaños en el parlamento, pero el ejército afirma haber descubierto 10 millones de casos de fraude electoral y ha pedido a la comisión electoral que publique las listas electorales para verificarlas, lo que esta no hizo.
El martes pasado, en rueda de prensa, el portavoz del ejército no descartó que los militares tomaran el control del país.
En tanto, a nivel internacional las reacciones han sido de rechazo al golpe de Estado que detuvo a la jefa de hecho del gobierno civil Aung San Suu Kyi y a otros dirigentes.
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El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, condenó “firmemente” el domingo el arresto por el ejército de Aung San Suu Kyi y de otros dirigentes políticos.
“La declaración de transferencia de todos los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales a los militares representa un duro golpe a las reformas democráticas en Birmania”, añadió.
Por su parte, China llamó el lunes a todas las partes implicadas en Birmania a “solucionar sus diferendos”.
“Esperamos que todas las partes implicadas en Birmania solucionarán sus diferendos en el marco de la Constitución y de las leyes para mantener la estabilidad política y social”, declaró Wang Wenbin, un portavoz de la diplomacia china.
“Estados Unidos se opone a cualquier intento de alterar el resultado de las recientes elecciones o impedir la transición democrática en Birmania, y tomará acciones contra los responsables si esas medidas no se revierten”, dijo la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, en un comunicado.
El secretario de Estado, Antony Blinken, pidió “liberar a todos los responsables del gobierno así como a los dirigentes de la sociedad civil y a respetar la voluntad del pueblo de Birmania tal y como se expresó en las elecciones democráticas del 8 de noviembre”.
Las máximas autoridades de la Unión Europea condenaron este lunes el golpe. “Condeno con firmeza el golpe en Birmania. El gobierno legítimo debe ser restituido, en línea con la Constitución del país y la elecciones de noviembre”, apuntó en un tuit la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, publicó en Twitter un mensaje similar pidiendo a los militares “que liberen a todos los detenidos ilegalmente en operaciones en todo el país”.
El jefe de la diplomacia de la UE, el español Josep Borrell, también condenó el golpe y lamentó la “tentativa de los militares de revertir el deseo de los ciudadanos de Birmania”.
“El presidente Win Myint, la Consejera de Estado Aung San Suu Kyi, y todos los aquellos que han sido arrestados deben ser liberados de forma inmediata e incondicional”, señaló Borrell.
Por su parte, Francia pidió que “se respete el resultado de la votación birmana” y dijo que el gobierno está analizando la situación “con sus socios en el marco de las instancias internacionales”, según el portavoz del gobierno, Gabriel Attal.
El ministro alemán de Exteriores de Alemania, Heiko Maas, “condena firmemente” el golpe de Estado y los arresto, y pidió “a los militares que liberen inmediatamente a los miembros del gobierno y del Parlamento detenidos” y que reconozcan el resultado de las elecciones.
El primer ministro británico, Boris Johnson, condenó el golpe y exigió la liberación de los “dirigentes civiles”.
“Condeno el golpe de Estado en Birmania y la detención ilegal de civiles, entre ellos Aung San Suu Kyi”, escribió Johnson en Twitter.
Otros países que se unieron a la condena del golpe militar fue Italia, España, Grecia, República Checa, Finlandia, Suecia, Dinamarca, Noruega, Turquía, Canadá, Bangladés, Australia, Japón, India y Singapur. N
Con información de AFP.