UN HOMBRE fue torturado con un martillo, un cuchillo y una plancha por una pareja sin hogar a la cual le dio alojamiento en su casa.
La víctima, cuyo nombre no ha sido revelado, se encontraba atada, con golpes de martillo en las rótulas, los pies quemados con un encendedor y quemaduras de plancha en las mejillas, todo ello perpetrado por los adictos Michael Rowbotham y Natalie Wightman.
La pareja también lo encerró en una alacena durante una hora, y en ese tiempo, el hombre pensó que iba a morir, se dijo en el Tribunal de la Corona de Manchester Minshull Street. La víctima había permitido que la pareja sin hogar se mudara con él tras conocerlos en enero de 2019.
El incidente ocurrió la tarde del 13 de febrero de 2019. Rowbotham y Wightman habían estado en el departamento con la víctima y también habían comprado 200 libras esterlinas (271 dólares) de heroína. Se produjo una discusión en la que la pareja acusó a la víctima de robar las drogas, dijo al tribunal el fiscal Duncan Wilcox.
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“Comenzaron a tirar de sus ropas y lo desnudaron. Luego, le ataron de los pies con un cable y usaron un cinturón para amarrarle las muñecas”, dijo. “Le gritaban: ‘Admítelo, admítelo’, y la pareja comenzó a torturar a la víctima. Lo golpearon en las rótulas con un martillo y usaron un cuchillo para herirlo en la pantorrilla izquierda. Le quemaron las plantas de los pies con un encendedor”.
El tribunal escuchó cómo el hombre confesó haber robado las drogas, no porque lo hubiera hecho, sino porque temía por su vida. Rowbotham y Wightman regresaron a su cama y se durmieron, y en ese lapso, la víctima herida logró escapar del departamento y huyó a una tienda cercana. Fue llevado al hospital, donde recibió tratamiento para las quemaduras en los pies y piernas, así como por una quemadura grave en la mejilla. Quedó con cicatrices permanentes y teme salir de su casa.
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En una declaración de la víctima leída ante la Corte, dijo: “Mi cabeza está totalmente ida. Tengo miedo de atravesar la puerta de mi casa. Me preocupan las repercusiones de hablar con la policía. Tengo cicatrices permanentes en el cuerpo y una marca en el rostro que veo cada vez que me miro en el espejo. No me merezco nada de esto. Ellos no tenían hogar y les permití quedarse en mi departamento, y es así como me lo pagaron”.
Rowbotham, de Wilmslow Road, Fallowfield, recibió una condena de nueve años en la cárcel tras admitir el delito de privación de la libertad y heridas clasificadas en la sección 18 del código penal del Reino Unido, con el intento de causar un daño corporal grave.
Y Wightman, sin domicilio fijo, recibió una condena de cárcel de siete años y medio tras declararse culpable de los mismos delitos. N
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek