AYER, EN LA UNIVERSIDAD DE BELMONT, mientras que cincuenta millones de estadounidenses ya emitieron sus votos, se llevó a cabo el tercer y último debate presidencial en Estados Unidos.
El formato tuvo una diferencia fundamental que consistió en silenciar el micrófono de cada candidato mientras que su oponente utilizaba el tiempo acordado para responder a las preguntas de la moderadora. Ambos micrófonos se prendían después de esto para permitir tanto las respuestas del otro candidato a su oponente como la discusión abierta. Con ello se neutralizó la conducta, grosera, que en el primer debate tuvo el presidente en funciones. Quién, justo es decirlo, se comportó adecuadamente en este debate.
La moderadora dio a ambos candidatos espacios equivalentes y ambos contendientes mostraron sus puntos de vista; fue un debate diametralmente distinto al primero.
Ambos candidatos tuvieron momentos brillantes. Un presidente estadounidense que mira cómo se le va el poder poco a poco tuvo que esquivar durante la primera parte del debate los golpes de su oponente, pues durante esta parte se ventilaron los asuntos de la pandemia y Trump trató infructuosamente de justificar lo injustificable y en el camino se metió en camisa de once varas al decir, por primera vez, que “admitía de lleno la responsabilidad” por el impacto del virus, evadiéndose de inmediato al decir que la culpa no era suya, sino de China. Además, tuvo la desafortunada idea de decir que la enfermedad estaba en retirada, precisamente cuando el clima invernal está haciendo resurgir la epidemia.
Biden respondió demandando mayores apoyos de la Federación ante el “negro invierno” que enfrentan los estadounidenses. Mientras el presidente decía que estos están aprendiendo a vivir con la epidemia, su oponente le replicaba que, por el contrario, los ciudadanos estaban aprendiendo a morir con ella. Sentenciando que el responsable de todas esas muertes no merecía estar en la presidencia.
Cuando el presidente Trump le espetó al ex vicepresidente los tratos que su hijo Hunter Biden tuvo con Ucrania, Biden le reclamó el hecho de haber pagado más impuestos en China que en Estados Unidos, en clara referencia a las cuentas bancarias, recientemente expuestas, que mantiene en ese país. Luego el candidato demócrata derivó los ataques a su familia diciéndole al público: “No se trata de su familia o mi familia, se trata de tu familia y tu familia está seriamente lastimada. Si perteneces a una familia de la clase media ahorita te están lastimando seriamente”.
En la segunda parte las cosas cambiaron, pues Trump atacó a su contrincante haciéndolo ver como el clásico político del mucho ruido y pocas nueces cuestionando el porqué, durante todos sus años en Washington, no había hecho nada al respecto sobre las propuestas que hoy traía al debate.
LOS ESTADOS CLAVE
En el cierre, Biden expuso que no gobernaría para los demócratas o los republicanos, pues él no ve estados azules o rojos. De ser electo gobernaría para todos los estadounidenses. Esto en referencia a las críticas de Donald Trump a las ciudades o estados gobernados por un demócrata, los cuales califica como pésimamente administrados, haciendo énfasis en las carencias o los errores del gobernante en cuestión.
El resultado final del debate en las encuestas inmediatas, una serie de encuestas acordadas con un público cautivo que emite su opinión en caliente después del debate, le dan la victoria a Biden. Pero estas encuestas si bien por lo regular reflejan el resultado general de las votaciones, fallaron en la elección de 2016.
Biden, en estos momentos, tiene el liderazgo en una serie de estados clave en la votación; como ya hemos dicho, hay estados que se inclinan por el Partido Demócrata y los hay que lo hacen por el Republicano y hay un importante grupo de estados cuyo voto varía de elección a elección; uno de los estados críticos es Florida, donde Trump el día de hoy tiene una ligera ventaja de 3 puntos porcentuales sobre Biden, lo contrario pasa en el estado de Arizona, de acuerdo con la misma casa encuestadora.
Hay seis estados clave en la elección cuyo voto aún no está claramente definido. Estos son: Texas, con 38 votos en el colegio electoral; Florida, con 29; Ohio, con 16; Carolina del Norte, con 15; y Arizona, con 11. El primero de ellos se inclina ligeramente por Trump y el último, por Biden. La victoria en cualquier de ellos le daría la presidencia a Biden; pero si la ventaja no fuese demoledora, la posibilidad de que Trump proteste la elección y trate de llevar la decisión a la Corte Suprema con una victoria raquítica podría hacerse realidad.
Por otro lado, el resultado final de la elección quizás no se conozca la noche del 3 de noviembre, en función de las dificultades para contabilizar todos los votos enviados por correo a consecuencia de la pandemia.
Quedan 11 días para que la votación se cierre; es una elección que puede afectar a México seriamente, pues algunos de los comerciales del Partido Republicano que se transmiten actualmente tienen la imagen del presidente AMLO en su reciente visita a Washington y conllevan mensajes laudatorios al mandatario estadounidense. Además de esto, hay una serie de desaires que nuestros funcionarios han hecho a los demócratas, y en política las deudas son cosa seria.
Muchas cosas habrán de decidirse en este periodo, y sobresalen entre ellas la cuestión del calentamiento global y el manejo de la pandemia COVID-19, frente a la cual Estados Unidos está perdiendo la partida a escala mundial.
VAGÓN DE CABÚS
El arresto del secretario de la Defensa, Gral. Salvador Cienfuegos Zepeda, en Estados Unidos ha escandalizado a la nación. Por todos lados veo la pregunta de hasta dónde habrá penetrado al instituto armado la narcocorrupción. Tengo entre los militares buenos amigos y sé que muchos de ellos son ajenos a esta corrupción. Esto debido a que se desempeñan en terrenos alejados de este cáncer. Sin embargo, para responder a la pregunta de hasta dónde ha penetrado la influencia del narco en nuestras instituciones me basta con recordar la ocasión en que el presidente de la república fue, en un viaje por tierra, hasta Badiraguato, Sinaloa, y bajó de su camioneta para presentar sus respetos a Dña. Consuelo, la madre del Chapo Guzmán. N
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Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.