Estados Unidos aplicó este martes la primera pena de muerte a nivel federal en 17 años contra un supremacista blanco, posteriormente arrepentido, que asesinó a una familia en 1996.
Daniel Lewis Lee, de 47 años, fue ejecutado con una inyección letal, según la prisión de la localidad de Terre Haute, en Indiana, donde estaba el condenado.
En sus últimas palabras, Lee proclamó su inocencia, según un periódico local que estuvo en la ejecución, criticando al sistema de justicia por ignorar evidencia.
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“Están matando a un hombre inocente”, dijo Lee, según el diario The Indianapolis Star.
El hombre recibió la pena de muerte por haber asesinado a William Mueller, su esposa Nancy Mueller y su hija Sarah Powell, de 8 años.
De acuerdo con los fiscales del caso, Lee había cometido los asesinatos para robar armas y dinero en efectivo y ayudar a la “República de los Pueblos Arios”.
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La pareja tenía un importante arsenal en su casa y las autoridades calcularon que en el robo Lee obtuvo cerca de 80,000 dólares.
Los cuerpos de las víctimas fueron encontrados en un lago cinco meses después de que se reportara su desaparición, con heridas de bala y con bolsas de plástico cubriendo sus cabezas, reportó la BBC.
De acuerdo con el New York Times, el estadounidense había defendido que el juez en su juicio en Arkansas “pasó por alto pruebas de ADN” que supuestamente probaban que estaba en otro punto del país en el momento de los asesinatos.
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Lee, que llevaba tatuados símbolos nazis, fue reclutado en un grupo de supremacistas blancos llamado República de los Pueblos Arios en 1995 por el coacusado Chevie Kehoe.
La ejecución estaba prevista para el lunes, pero la jueza de distrito Tanya Chutkan ordenó suspender la sentencia horas antes para permitir impugnaciones a los protocolos de la inyección letal, que se aplicaría a ese y a otros tres condenados a muerte por delitos federales.
El Departamento de Justicia apeló inmediatamente la sentencia de Chutkan y la Corte Suprema le dio la razón este martes de madrugada en una votación por cinco voces contra cuatro.
Otra ejecución prevista el miércoles
La Corte Suprema estimó que Lee y los otros detenidos “no han hecho lo necesario que justifique una intervención en el último momento de un tribunal federal”.
El próximo condenado a muerte, Wesley Purkey, de 68 años, será ejecutado el miércoles, también en Terre Haute.
Earlene Peterson, cuya hija y nieta fueron asesinadas por Lee, había pedido clemencia al presidente Donald Trump pero el mandatario ignoró su petición.
Los familiares de las víctimas también solicitaron postergar la ejecución debido a la pandemia de coronavirus, hasta que pudieran viajar con seguridad para presenciar el procedimiento.
Alegaron que debían afrontar una “elección imposible” entre su derecho a asistir a la ejecución y el respeto por su salud, en el país del mundo con más fallecidos por el coronavirus, con más de 135,615 muertos.
Pero finalmente el procedimiento siguió su curso.
El gobierno de Trump, que defiende penas más duras para los criminales, anunció en julio de 2019 que la administración federal iba a volver a usar la pena capital, poniendo fin a una moratoria informal que estaba en vigor desde 2003.
La moratoria se sostuvo debido a los debates sobre los métodos de ejecución y a controversias sobre las drogas utilizadas, además de las reticencias del anterior presidente estadounidense, el demócrata Barack Obama.
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Con información de AFP y BBC