A raíz de un video que ha circulado en las redes sociales, en el que miembros de la Nación Kumeyaay de Campo, California intentan detener la construcción del muro fronterizo de Trump, por el temor de que las obras profanen sus cementerios ancestrales y destruyan los artefactos culturales dispersos en la zona, la senadora Kamala Harris (demócrata por California) ha declarado que los estadounidenses deberían estar profundamente indignados por los esfuerzos de la Casa Blanca para seguir adelante con el proyecto.
Tras compartir las imágenes de un grupo de nativos americanos que cantan pacíficamente con sus simpatizantes bajo la penetrante mirada de un agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, Harris señaló que “los kumeyaay no tendrían que verse forzados a arriesgar sus vidas durante una pandemia para evitar la profanación de un sitio de enterramiento ancestral. Y menos aún por un muro fronterizo que no tiene el menor sentido”.
“Todos deberíamos sentirnos indignados por lo que está ocurriendo en nuestra frontera sur”, sentenció la senadora.
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La Nación Kumeyaay (o Kumiai) es originaria de dicha región, la cual se extiende a ambos lados de la frontera y abarca desde el condado de San Diego, California, Estados Unidos hasta el norte del estado de Baja California, México.
En un comunicado enviado a Newsweek, Jeff Stephenson, supervisor de la Patrulla Fronteriza en el sector de San Diego, dijo que los equipos de construcción tendrán que dinamitar la zona para retirar los segmentos anteriores de la valla fronteriza.
Stephenson aseguró que diversos estudios ambientales apuntaban a que el área en que ocurrirían las explosiones no albergaba sitios biológicos, culturales o históricos.
No obstante, los representantes de la Nación Kumeyaay no concuerdan con dichas evaluaciones e insisten en que, de seguir adelante, las obras de construcción causarán graves daños en sus cementerios ancestrales.
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En el mismo comunicado, Stephen detalló que, este lunes 29 de junio, cuando iniciaban los trabajos, “un grupo de la comunidad [kumeyaay] invadió el área restringida para manifestar sus inquietudes respecto de la construcción del muro fronterizo, a lo que los agentes de la Patrulla Fronteriza respondieron pidiendo que abandonaran la zona, por razones de seguridad”.
El supervisor prosiguió señalando que, debido a que los nativos americanos se negaron a retirarse, “las operaciones dinamiteras programadas para el lunes tuvieron que ser postergadas, por lo que ahora estamos reprogramándolas con el contratista”.
Stephenson aclaró que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) “ha estado en coordinación y seguirá coordinándose con los gestores de tierras federales, las dependencias estatales, los gobiernos locales y tribales, y demás partes interesadas”.
También dijo que “la CBP ha enviado un monitor cultural que está siempre presente en el sitio de construcción y cuya responsabilidad es detener las actividades en el caso de surja algún artefacto de importancia cultural que no haya sido identificado previamente dentro de la zona del proyecto, así como la de notificar a las partes interesadas, incluidas las naciones tribuales”.
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“Por otra parte, contamos también con la presencia de un monitor ambiental en las obras, quien se encarga de asegurar que la construcción proceda con base en las mejores prácticas de gestión”, concluyó Stephenson.
Newsweek ha contactado con la Nación Kumeyaay y sigue esperando a recibir sus comentarios.
Esta no es la primera vez que los grupos indígenas tratan de proteger sus tierras contra el impacto del muro fronterizo de Trump.
En Arizona, la Nación Tohono O’odham (o Pápago) ha exigido que la presidencia renuncie a construir su muro en la frontera sur de Estados Unidos por el temor de que las obras perturben sus veneradas tierras de sepultura, así como los artefactos que yacen enterrados en ellas.
Más aún, Trump ha sido muy fustigado por la decisión de derribar los saguaros -cactos que la Nación Tohono O’odham considera sagrados- con el único propósito de preparar el terreno para la construcción de su muro.
A pesar de la oposición tanto de las comunidades indígenas como de los grupos ambientalistas y numerosos arqueólogos, la Casa Blanca ha seguido adelante con el proyecto de construcción y, hace poco, anunció que había terminado de levantar las primeras 200 millas (321 kilómetros) del muro en la frontera con México.
Trump ha reiterado su intención de erigir, por lo menos, 450 millas (725 kilómetros) del muro fronterizo antes que termine el presente año. Pero a escasos seis meses de que concluya 2020, parece cada vez más improbable que pueda alcanzar su objetivo.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek