El presidente sudafricano Cyril Ramaphosa celebró el martes el 30 aniversario de la liberación de Nelson Mandela, con un discurso en el lugar donde el líder anti-apartheid hizo su primera declaración mientras él le sostenía el micrófono.
El 11 de febrero de 1990, un joven Cyril Ramaphosa impresionado sostenía el micrófono de Nelson Mandela, quien acababa de ser liberado después de 27 años tras las rejas.
Treinta años más tarde, y en el mismo lugar, el ahora presidente sudafricano recordó ese momento que significó la “muerte” del apartheid.
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“El día en que Mandela fue liberado, sabíamos que el apartheid había muerto”, dijo Cyril Ramaphosa ante unas mil personas, entre ellas estudiantes, reunidos frente a la alcaldía de El Cabo (suroeste), la capital parlamentaria.
“Había magia en el aire”, recordó desde el balcón de la alcaldía, en el mismo lugar donde Nelson Mandela, héroe de la lucha contra el apartheid, habló 30 años antes, frente a una plaza repleta.
El 11 de febrero de 1990, el joven Ramaphosa, de 37 años entonces, con barba tupida, se encontraba al lado del expresidiario más conocido del mundo.
Horas antes Mandela había recobrado la libertad. Salió de la cárcel de Victor Verster en Paarl, acompañado por su esposa Winnie Mandela, otra gran figura de la lucha contra el régimen racista.
Mandela pasó 27 años preso, especialmente en la isla mazmorra de Robben Island, tras haber sido condenado en 1964 a prisión perpetua por sabotaje y complot contra el Estado.
Su liberación ocurrió días después del levantamiento de la prohibición de su partido, el Congreso Nacional Africano (ANC), por el presidente blanco de la época F.W. de Klerk.
“La gente en el mundo entero tenía los ojos llenos de lágrimas y eran lágrimas de felicidad” tras décadas de un régimen racista dominado por la minoría blanca, dijo Ramaphosa.
“Nos acordaremos de ese día como uno de los más memorables de la historia mundial”, añadió.
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“Lejos del objetivo”
Tres años más tarde, Nelson Mandela obtuvo el premio Nobel de la paz con F. W. de Klerk, y en 1994 se convirtió en el primer presidente negro de la Sudáfrica democrática. Murió en 2013, a la edad de 95 años.
“No se comprende lo que tuvieron que sufrir nuestros padres por nuestra libertad”, dijo el martes un estudiante, Panashe Sizingwe.
“Pero estamos lejos del objetivo” fijado por el padre de la nación”, subrayó otro sudafricano, Lebona Motlatla. “Por libertad para todos, Mandela entendía que todo el mundo tuviera trabajo y comida”, agregó.
El apartheid
El apartheid en Sudáfrica consistió en una serie de leyes discriminatorias para la población negra e india del país.
Era un sistema político desigual e impulsado por la minoría blanca descendiente de los antiguos colonos europeos que querían mantener sus privilegios.
En el régimen, que estuvo activo de 1948 hasta principios de los años 90, los negros no podían votar, tenían que vivir en zonas apartadas de donde vivía la población blanca, cobraban menos y los colegios también estaban separados.
También estaba prohibido que negros y blancos fueran pareja o se casaran, utilizar el mismo baño público, ir en el mismo autobús, entre otras leyes restrictivas.
El fin del apartheid
Fue hasta después de una presión internacional y el bloqueo económico a Sudáfrica que el gobierno de aquel entonces liberó a Mandela en 1990 y posteriormente eliminó las leyes de apartheid en 1991.
Con el fin del apartheid, Sudáfrica, durante mucho tiempo paria del mundo, se reintegró al concierto de las naciones y reanudó con los beneficios de la integración a la economía mundial.
El desempleo sigue afectando a la primera potencia industrial del continente africano y penaliza en la actualidad al 29,1% de su población activa, frente a 20% en 1994.
El país se debate además frente a enormes desigualdades entre ricos y pobres, la corrupción y la fuerte tasa de criminalidad.