Prisioneros en China todavía son asesinados por sus órganos, según concluyó un tribunal independiente el lunes.
Miembros detenidos del movimiento espiritual Falun Gong son “probablemente [la] fuente principal de órganos en la extracción forzada de órganos, dijo sir Geoffrey Nice, quien presidió el Tribunal de China, a los reporteros en Londres el lunes, según The Guardian.
El país desde hace tiempo ha sido acusado de donar órganos de prisioneros sin consentimiento. China anunció que dejaría de tomar órganos de prisioneros ejecutados en 2014, como señaló The Guardian.
Pero Nice, un abogado británico, dijo que “no [había] evidencia” de que la práctica hubiese terminado.
Al parecer, el auge en las tasas de trasplantes de órganos —incluido el turismo de trasplantes— sugiere que el país usa “una provisión más grande de órganos de la que podría obtenerse solo de criminales ejecutados”, señaló previamente el sitio web del tribunal.
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“Con base en múltiples fuentes de información, se ha alegado que presos de conciencia han sido asesinados ‘bajo órdenes’ con el propósito de extraer y usar sus órganos para la rentable cirugía de trasplante”, continuó.
El tribunal, que llevó a cabo audiencias en diciembre de 2018 y abril de este año, examinó evidencia de expertos médicos, periodistas de investigación, expertos de Falun Gong y activistas de derechos humanos, según su sitio web. Su objetivo era evaluar la “responsabilidad criminal” en la práctica alegada.
Miembros del movimiento espiritual Falun Gong han sido encarcelados desde 1999, señaló The Guardian. Etiquetada como una “organización herética” por el Partido Comunista gobernante, miembros del grupo han sido detenidos, supuestamente torturados y, en algunos casos, encarcelados en hospitales psiquiátricos, según un informe de 2000 de Amnistía Internacional.
Jennifer Zeng, una activista de Falun Gong previamente encarcelada, dijo a The Guardian que fue sometida a varios “chequeos físicos” extensos durante su año en un campo de trabajos forzados, incluidas radiografías y pruebas de sangre.
Ella dijo al tribunal que ahora sospecha que esta prueba tal vez haya sido parte de un proceso de selección. Ella dijo: “Cuando alguien desaparecía en el campo, yo asumía que fue liberada y había ido a casa”.
Ella continuó: “Pero en realidad eso no puede confirmarse, ya que no tenía modo de rastrear a otras después de mi liberación, y ahora temo que pudieran haber sido llevadas a un hospital y les extirparon los órganos sin consentimiento y, por ende, las mataron en el proceso”.
Se sospecha que a miembros encarcelados de otros grupos, como los tibetanos, algunas sectas cristianas y musulmanes uigures, les extirpan los órganos a la fuerza, como señaló previamente The Wall Street Journal.
Pero el tribunal halló que hay menos evidencia sobre su trato que sobre el de miembros de Falun Gong, según The Guardian.
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Un informe de 2016 por David Kilgour, ex legislador canadiense; David Matas, abogado de derechos humanos, y el periodista Ethan Gutmann calculó que se llevaban a cabo entre 60,000 y 100,000 trasplantes anualmente en hospitales chinos. Esto es mucho más alto que las cifras reportadas por los funcionarios chinos. Kilgour, Matas y Gutmann entregaron evidencia al Tribunal de China en abril.
El tribunal calculó que podrían llevarse a cabo hasta 90,000 trasplantes cada año, reportó The Guardian.
En 2016, el periódico estatal China Daily reportó que el país se había convertido en la nación “número de Asia” de donaciones voluntarias de órganos. Citó 2,766 donaciones voluntarias en 2015, con alrededor de 7,758 órganos grandes adquiridos ese año. Añadió que la “donación ciudadana” era “el único [canal] legítimo” de suministro.
Nice dijo el lunes: “La conclusión [del tribunal] muestra que muchísimas personas han tenido muertes indescriptiblemente horrorosas sin razón alguna, que más podrían sufrir de manera similar, y que todos nosotros vivimos en un planeta donde se puede hallar maldad extrema en el poder de aquellos, por el momento, gobernando un país con una de las civilizaciones más antiguas conocidas por el hombre moderno”.
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Publicada en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek