Los expertos creen que las madres bonobos ayudan a sus hijos a aparearse de una variedad de maneras, incluido el dirigirlos hacia las hembras que están ovulando.
Los científicos estudiaron bonobos silvestres que viven en la República Democrática del Congo y compararon su comportamiento con el de chimpancés en Uganda, Costa de Marfil y Tanzania. Las madres viven junto con sus hijos toda su vida en ambas especies, y las vidas sociales de ambas especies también son similares.
Sin embargo, el estatus de las hembras es diferente. Mientras que los machos y hembras bonobos son igualmente dominantes en sus grupos y las hembras a menudo son el animal de más alto rango, los machos chimpancés están más alto en la escala social.
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Al observar a estos animales, el equipo vio que las madres bonobos van más allá de sus deberes para ayudar a sus hijos a aparearse de maneras que no lo hacen las chimpancés. Los bonobos que viven en un grupo con una madre tenían tres veces más probabilidades de tener crías que los machos quienes no vivían así. Esta tendencia no se observó en chimpancés.
Se halló que las bonobos llevan a sus hijos cerca de hembras que están ovulando, y también evitan que otros machos interrumpan sus sesiones de apareamiento. También se agrupan con sus hijos para ayudarles a asegurar y conservar un estatus social alto.
El estudio, publicado en la revista Current Biology, da una perspectiva sobre las maneras poco entendidas en que las madres mamíferas que viven en grupos les dan una mano a sus hijos cuando se trata de reproducirse. Por ejemplo, también se sabe que las orcas hembras ayudan a sus hijos de esta manera.
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Martin Surbeck, coautor del estudio y miembro del Departamento de Primatología del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, dijo a Newsweek que la obra es importante porque muestra que las hembras pueden tener una influencia directa en la cantidad de nietos que tienen.
“Sabemos que las madres bonobos ayudan a sus hijos a conseguir rangos de alto dominio, sabemos que las madres influyen en las tasas de copulación de sus hijos y que fungen como pasaportes sociales para que sus hijos ocupen posiciones centrales dentro de un grupo”.
Este comportamiento en uno de nuestros parientes vivos más cercanos también tiene implicaciones para la biología humana, según Surbeck, porque en vez de continuar teniendo hijos todo el tiempo que físicamente podamos, tendemos a enfocar nuestra atención en el éxito de unos pocos hijos, y más tarde nietos. Igual hacen los bonobos.
“Esto es interesante porque o es una evolución independiente o representa un mecanismo ancestral”, dijo él.
El apareamiento de los bonobos también puede enseñarnos los efectos de una sociedad matriarcal, comentó Surbeck, así como “sobre las maneras en que las hembras expresan su elección para aparearse cuando están menos constreñidas por el comportamiento del macho y sobre las maneras potenciales en que las hembras bonobos ‘superaron’ un legado potencial de dominio del macho”.
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El año pasado, un estudio diferente ofreció otro atisbo del funcionamiento de las sociedades de bonobos. Según los autores del estudio, publicado en la revista Current Biology, los simios tienen más probabilidades de asociarse con abusones que con individuos serviciales en un estudio en el que pudieron elegir de qué tipo de individuo aceptaban una rebanada de manzana.
“Para ellos, el dominio es en verdad importante”, dijo Christopher Krupenye, coautor del estudio, a Newsweek por entonces.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek