Estados Unidos ordenó este miércoles el retiro de todo su personal diplomático no imprescindible de la embajada en Bagdad y del consulado en Erbil en un contexto de tensión creciente entre Washington e Irán, vecino de Irak, una crisis en ciernes que preocupa a Moscú.
Estados Unidos ha incrementado la presión sobre Irán en los últimos días, acusándole de planear ataques “inminentes” en la región y reforzando su presencia militar en el Golfo.
“Numerosos grupos terroristas e insurgentes están activos en Irak y atacan regularmente tanto a las fuerzas de seguridad iraquíes como a los civiles”, escribió el Departamento de Estado en una advertencia para los viajeros.
“Las milicias sectarias antiestadounidenses también pueden amenazar a ciudadanos estadounidenses y compañías occidentales en todo Irak”, agregaron las autoridades.
El año pasado, Estados Unidos cerró su consulado en la ciudad de Basora, en el sur de Irak, donde impera la ley tribal y abundan los grupos armados, culpando al “fuego indirecto” de las fuerzas respaldadas por Irán y advirtiendo a su rival de represalias por cualquier daño.
El secretario de Estado Mike Pompeo realizó la semana pasada un sorpresivo viaje a Bagdad para fortalecer los lazos con Irak mientras despliega su “máxima presión” contra Teherán, archirrival de Estados Unidos pero aliado de Irak.
Pompeo dijo a los periodistas que había hecho el viaje por una “escalada de la actividad” de las fuerzas iraníes y afirmó que la amenaza de ataques era “muy específica”.
En Bagdad se reunió con el presidente Barham Saleh y con el primer ministro Adel Abdel Mahdi, con los que conversó de “la importancia de que Irak garantice que es capaz de proteger de manera adecuada a los estadounidenses en su país”.
La seguridad diplomática es una prioridad clave de Estados Unidos.
– Implacable –
Pero Rusia, un importante puntal de Teherán, considera que la crisis actual se remonta a la decisión de Washington de retirarse del acuerdo nuclear con Irán. El Kremlin expresó sus preocupaciones sobre que las tensiones sigan subiendo.
“Hasta ahora hemos constatado una sostenida escalada de las tensiones en torno a este tema”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, un día después de que Pompeo se reunió con el presidente ruso, Vladimir Putin.
El funcionario dijo que le entristecían las decisiones tomadas por Irán, aunque argumentó que Washington provocó a Teherán.
Irán, gobernado por clérigos chiitas, tiene mucha influencia en su vecino, especialmente en la zona con mayoría chiita del sur de Irak.
El asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, advirtió que Washington respondería de forma implacable a cualquier ataque de Teherán.
El lunes una serie de ataques de origen desconocido en la región del Golfo atizaron la tensión. Ni Arabia Saudita ni los Emiratos Árabe Unidos, dos aliados muy cercanos a Estados Unidos, han precisado la naturaleza de los ataques.
– “No hay garantías” –
El Pentágono informó que desplegaría varios bombarderos B-52 con capacidad nuclear a la región en respuesta a señales “claras y recientes de que las fuerzas iraníes y sus aliados están elaborando preparativos para un posible ataque a las fuerzas estadounidenses”.
El martes el general británico Chris Ghika, portavoz de su país en la coalición internacional en Irak y Siria, dijo que “no se ha agravado la amenaza que representan las fuerzas proiraníes en Irak y Siria”.
Tanto el líder iraní, el ayatolá Ali Jamenei, como Pompeo han bajado el perfil a los temores de que sus países se encaminen a un conflicto.
Jamenei dijo a los funcionarios iraníes que la pugna “no es de carácter militar porque no va a haber ninguna guerra”.
Pompeo, por su parte, afirmó ante los funcionarios rusos en el balneario de Sochi que Estados Unidos en lo fundamental “no busca una guerra con Irán”.
Peskov advirtió de todas formas a los periodistas “que con Pompeo no hay garantías” y “que hay una situación obvia que desafortunadamente está en escalada”.
(Con información de AFP).