A juzgar por películas como Ella y Blade Runner, la ciencia ficción ha creado un futuro en que los humanos tendrán relaciones íntimas con robots o con alguna inteligencia artificial (IA). No obstante, gracias a los adelantos de la realidad virtual (RV) y al acceso creciente a los robots sexuales, ya no resulta descabellada la idea de que llegará el día en que alguien pueda enredarse con un robot.
Desde hace mucho tiempo, esta posibilidad ha formado parte del panorama de los expertos en cibernética. A principios de la década de 1990, Trudy Barber, profesora de la Universidad de Portsmouth, Reino Unido, creó el primer ambiente de realidad virtual para sexo inmersivo. “Al principio, decidí que el espacio sexual fuera como un juego, con condones que volaban por doquier y que podías colocar en alguno de los stiffies [penes] que creamos en ese espacio virtual. Eso modificó un poco la mentalidad de muchas personas”, recuerda Barber, en entrevista con Newsweek.
“Sin embargo, debido a las consideraciones de costo y diseño, pasó mucho tiempo para que la gente tuviera acceso al mundo RV que conocemos hoy”, explica.
“Cuando empecé a utilizar RV, a principios de los noventa, el kit costaba alrededor de quinientas libras esterlinas [633 dólares] y el casco era inmenso. De verdad enorme. Era como llevar una catedral en la cabeza. A muchos les preocupaba lucir ridículos con el aparato y, además, el desfase visual era horrible. Algunos llegaban a sentir náuseas. Aun así, pudimos ver su potencial”.
“Puedes ser quien quieras y lo que quieras”
Se calcula que, para 2025, el negocio del entretenimiento adulto RV tendrá un valor aproximado de mil millones de dólares, convirtiéndose en la tercera industria de entretenimiento más grande después de los videojuegos y la NFL. Para disfrutar de una experiencia sexual vívida, es necesario combinar elementos visuales, sensoriales e intelectuales, así que dispositivos como los cascos RV o los juguetes sexuales sincronizados con vibraciones en las partes íntimas permitirán que la experiencia resulte tan “real” como sea posible.
Esto significa que, muy pronto, podríamos realizar cualquier fantasía sexual sin tener que abandonar la comodidad de nuestros hogares. “Los espacios digitales propician la fluidez de género. Puedes ser quien quieras y lo que quieras”, asegura Barber.
“La idea de interactuar en un espacio con una identidad alternativa se vuelve muy emocionante. A veces, las personas se involucran en fantasías sexuales y se disfrazan como alguien más, asumiendo avatares fantásticos para interactuar. Me parece una oportunidad maravillosa para ser algo distinto, si así lo deseas”, agrega.
“Hemos vendido centenares en todo el mundo”
Entre tanto, los robots sexuales empiezan a volverse más avanzados y asequibles para quienes buscan gratificación sexual. Equipados con características como habla, audición, y respuesta auditiva y sensual basada en el tacto, estos objetos de placer inanimados empiezan a ser cada vez más realistas.
Uno de ellos es Emma. Creada por Sex Doll Place, Emma posee rasgos robóticos realistas, y puede sostener conversaciones sexuales y no sexuales. John, el propietario de Sex Doll Place (se negó a revelar su nombre) completo dijo a Newsweek que Emma es la primera robot sexual IA que utiliza Wi-Fi para conectarse con la Internet y transmitir información de la Web. “Por ejemplo, si le preguntas el clima, ella puede acceder a esa información y decírtela. En eso estriba la diferencia para que una muñeca parezca más real”, explica.
La popularidad de las muñecas sexuales ha crecido de una manera pasmosa en los últimos años. Las ventas de Sex Doll Place han aumentado más de 50 por ciento respecto de 2017. “En este momento, podemos vender nuestro robot sexual por menos de cuatro mil dólares, comparados con los diez mil o más que cuestan otras muñecas. De hecho, nuestro precio base ha causado algunas dificultades, porque mucha gente no cree que podamos fabricar y vender muñecas sexuales de alta calidad por ese precio. Pero podemos hacerlo, y hemos vendido centenares de ellas por todo el mundo”, asegura John.
Y los hombres solteros no son los únicos que impulsan la demanda de robots sexuales. John revela que muchos de sus clientes son hombres casados. “Es frecuente que el impulso sexual de un matrimonio no esté alineado, así que la opción de una muñeca sexual satisface sus necesidades”, comenta.
“Eso resulta para muchos, pero todos somos distintos, así que depende de lo que opines sobre introducir una muñeca sexual en tu relación”, concluye John.
“Ya estamos volviéndonos ciborgs”
El auge de la adopción de robots sexuales apunta a un futuro en que el coito con máquinas será la norma y el sexo en pareja quedará reservado para ocasiones especiales, ya que la realidad virtual y los robot satisfarán las necesidades sexuales básicas de los humanos.
Y aunque pueda parecer una locura, Barber propone una teoría mucho más radical sobre cómo serán nuestras relaciones sexuales en el futuro. “De hecho, no creo que vayamos a terminar con robots sexuales. Lo que tendremos será una combinación del yo humano con el yo tecnológico. Ya estamos volviéndonos ciborgs”.
“Ya hay montones de personas caminando por todas partes con una pieza de tecnología en el cuerpo: caderas artificiales, implantes cocleares, todas las intrusiones corporales que nos han dado las distintas tecnologías médicas”, agrega Barber.
Realidad virtual, robots sexuales o ciborgs: tres visiones muy diferentes de la vida sexual que tendremos en los próximos años.
Aunque, por lo pronto, todas se antojan ideas de nicho, es indudable que esas tecnologías transformarán el futuro de nuestras vidas sexuales y de la industria del entretenimiento adulto a la vez que se vuelvan más accesibles y asequibles.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek