Ante el caso Khashoggi, las naciones occidentales que suministran armas a Arabia Saudita deben elegir entre su voluntad de presionar a Riad por un lado y la de preservar sus intereses económicos, militares y diplomáticos por otro.
Algunos, como el presidente estadounidense Donald Trump, no tienen reservas: “no me gusta la idea de poner fin a una inversión de 110.000 millones de dólares” (monto del último comando de equipamiento militar por parte de Arabia Saudita), declaró.
“¿Sabe lo que harán?”, añadió: “tomarán ese dinero y lo gastarán en Rusia o China, o lo depositarán en otra parte. Nos duele mucho más que a ellos”, aseveró.
Por su parte, el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez (PSOE), aunque denunció el “terrible asesinato” del periodista saudita en Estambul, ha manifestado claramente su prioridad: “si me piden dónde tengo que estar hoy y aquí, es en la defensa de los intereses de España, del trabajo de sectores estratégicos, muchos de ellos situados en zonas muy afectadas por el drama del desempleo”.
Ante la mayor venta de armas canadiense de la historia (742 vehículos blindados ligeros), el primer ministro, Justin Trudeau, afirmó “estudiar nuestras opciones”, aunque reconoció que era “extremadamente difícil” anular la transacción.
En París, las autoridades francesas optaron por jugar con el tiempo: “no tomaremos ninguna decisión apresurada sobre nuestras relaciones con Arabia Saudita mientras no se aclaren los hechos”, declaró este miércoles una fuente del Elíseo.
Interrogada en el Parlamento este miércoles de tarde, la ministra de los Ejércitos, Florence Parly, respondió que “Francia reclama que se eche toda la luz sobre el caso, que se realice una investigación creíble” sobre el asesinato de Jamal Khashoggi.
“Es sobre la base de las conclusiones de esta investigación (…) que se tomarán decisiones”, afirmó.
– Moscú y Pekín –
Hasta ahora, sólo Alemania, cuyas ventas de armas a Arabia Saudita son relativamente modestas, se ha pronunciado a favor de anular las exportaciones militares hacia ese país, aunque reconoce, a través de su ministro de Economía, Peter Altmaier, “que no habrá ningún efecto positivo si seguimos siendo los únicos en detener las exportaciones, y al mismo tiempo otros países colman ese nicho”.
Para Bruno Tertrais (de la Fundación para la Investigación Estratégica), “los gobiernos occidentales deben decidir entre los intereses comerciales y estratégicos por un lado, y la dimensión ética por el otro, sobre todo a falta de certezas sobre cómo se utilizarán estos equipamientos”.
Los llamados para detener la venta de armas a Riad ya se habían lanzado desde principios de este año, debido a las numerosas víctimas civiles causadas por los bombardeos de la coalición árabe liderada por Riad en Yemen.
“Más allá del caso Khashoggi, numerosos países se preguntan sobre la venta de armas a Riad y Emiratos Árabes Unidos”, afirma Tony Fortin (de la oenegé Observatorio de Armamentos). “Este debate está muy vigente en Alemania, Suecia, Noruega y Finlandia”, añade.
“Hubo quejas contra estas ventas en Reino Unido, Italia, Holanda (…) Esto echa luz sobre nuestras relaciones con Riad: ¿podemos permitirnos continuar nuestras relaciones estratégicas con un régimen que martiriza a sus opositores, que estrangula a la población civil en Yemen y, literalmente, corta en pedazos a un periodista?
“España estuvo un tiempo considerando no cumplir un contrato por 400 bombas teledirigidas, para después dar marcha atrás, cuestión de no amenazar un comando de cinco buques de guerra, por un monto de 1.800 millones de euros, que deben ser construidos en una región con alta tasa de desempleo.
Para los expertos de la carta confidencial Intelligence Online (IOL), otros países, en particular Rusia y China, estarían encantados de reemplazar en el mercado saudita a posibles proveedores occidentales, impedidos por sus autoridades políticas de realizar sus entregas.
“A largo plazo”, escribe este miércoles IOL, “se espera que la reacción de Estados Unidos al asesinato de Khashoggi acelerará el acercamiento de Riad a socios que no han expresado ningún reproche tras este caso, entre ellos Moscú y Pekín.
China ya es el primer socio petrolero de Arabia desde hace dos años, y comienza a penetrar en el mercado de la seguridad, en primer lugar con la venta de drones”, advierte.
(Con información de AFP).