No obstante que el actual escenario económico global es más favorable que el de años anteriores, la atmósfera está dominada por la incertidumbre sobre temas importantes que fácilmente podrían cambiar el desempeño de los próximos años, considera Mario Maciel Castro, director general de CIBanco, en charla con Newsweek en Español.
“Temas como la renegociación del TLCAN, las elecciones presidenciales en México y la política fiscal y monetaria de Estados Unidos han empezado a afectar la inversión y el consumo”, expone, y añade que el gran reto de la economía mexicana sigue siendo crecer a un mayor ritmo: “Hay mejores condiciones para lograrlo, pero mantenemos muchos lastres que limitan los cambios: Estado de derecho, inseguridad, impunidad, corrupción, etcétera”.
Empero, el banquero considera que, aunque la economía mexicana está lejos de presentar una situación de crisis, es necesario redoblar esfuerzos para mejorar los ritmos modestos y moderados de crecimiento del PIB, “pero los fundamentos se mantienen en la dirección correcta”.
Sobre la impresión de que las reformas estructurales aún no han generado el crecimiento esperado, explica que, según su parecer, el efecto e impacto de las reformas no son inmediatos, sino de mediano y largo plazo, sobre todo la financiera, la educativa y la energética.
Observa el directivo de CIBanco: “Los beneficios más palpables los tenemos en la reforma de telecomunicaciones, en donde la mayor competencia generó beneficios en precios y servicios con mayor calidad. Lo anterior no significa que las otras no estén ya contribuyendo a la mejora de la economía mexicana. Aunque todavía hay mucho por avanzar, la reforma financiera está ayudando a tener una mayor inclusión bancaria en el país y a mejorar el acceso al financiamiento de las actividades económicas. Por su parte, la energética, con sus ocho licitaciones realizadas en la Ronda 1 y la Ronda 2 tiene ya compromisos por 153,000 millones de dólares en inversión para los próximos diez años, lo que convierte a México en una de las economías emergentes favoritas para la inversión”.
Sin embargo, considera, “las reformas estructurales aprobadas son condiciones necesarias, pero no suficientes para ampliar las oportunidades para hacer negocios y garantizar un mayor crecimiento y desarrollo económico del país”.
En otro orden de ideas, Mario Maciel indica que la situación del país no es de crisis económica y ni está al borde del colapso social, razón por la cual no se requiere de un cambio radical en el actual modelo económico. Por tal motivo, el nuevo presidente de México “debe trabajar bajo la premisa de que no existen soluciones fáciles a problemas complejos y no repetir políticas que ya han demostrado sus fallas en el pasado”.
Además, considera imperativo que el ganador de las elecciones no sea de oídos sordos y que tampoco crea tener la solución a todos los problemas del país: “No hay que hablar de romper instituciones establecidas porque eso pondría en riesgo la estabilidad. Las instituciones son las que logran dar equidad, estabilidad y desarrollo a una economía, ya que no dependen de una persona, sino de un objetivo común. Puede ser que la institución esté fallando y tenga que ser redireccionada o mejorada, pero no eliminada”.
Para concluir, Mario Maciel aclara que la banca mexicana extiende sus puentes y está abierta a trabajar con el candidato que resulte electo en las votaciones y, así, contribuir a resolver prioridades de la nación como aumentar el ritmo de expansión económica, reducir los niveles de pobreza, mantener la estabilidad de precios, consolidar la salud de las finanzas públicas, combatir los niveles de inseguridad pública y disminuir la corrupción e impunidad.
“En resumen, que el sector financiero, en particular la banca, contribuya a un desarrollo incluyente en el país y a su crecimiento económico —finaliza—. Nuestro país necesita que el sector bancario sea copartícipe en el desarrollo económico de la nación. Y las condiciones están dadas para que la banca se convierta en el catalizador del crecimiento económico”.