El papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y figura clave en el intento de modernización de la Iglesia católica, falleció este lunes a los 88 años en la residencia de Santa Marta, en el Vaticano. Su deceso, confirmado por el cardenal Kevin Farrell, marca el fin de una era que transformó profundamente al catolicismo global.
Francisco, nacido Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, Argentina, lideró la Iglesia desde 2013. Su elección rompió moldes: fue el primer jesuita y el primer papa del hemisferio sur. Su papado se caracterizó por un enfoque progresista en lo social, aunque conservador en dogmas tradicionales. En sus palabras y acciones, buscó acercar la Iglesia a las “periferias”, tanto geográficas como humanas.
El papa había estado hospitalizado por una neumonía desde el 14 de febrero y, aunque fue dado de alta en marzo, su salud permanecía frágil. Aun así, participó en la celebración de la Pascua el domingo anterior a su muerte, saludando brevemente desde el balcón de San Pedro.
Tras su fallecimiento, se activaron los protocolos vaticanos. Su cuerpo será velado en la capilla de Santa Marta y trasladado a la Basílica de San Pedro para que los fieles puedan despedirse. El funeral se celebrará entre cuatro y seis días después, según determine el colegio cardenalicio, que también organizará el próximo cónclave para elegir a su sucesor.
Francisco deja un legado reformista. Apostó por una Iglesia más inclusiva, transparente y cercana a los marginados. Luchó contra el abuso sexual clerical, abrió espacios para mujeres y laicos, e impulsó reformas en la Curia y en las finanzas vaticanas. Su encíclica Laudato si marcó un hito en la defensa del medio ambiente, y sus posturas sobre migración y justicia social lo enfrentaron tanto con gobiernos conservadores como con sectores tradicionalistas de la Iglesia.
En sus últimos deseos, Francisco pidió ser enterrado en la basílica de Santa María la Mayor, en lugar de la tradicional San Pedro. Fue un gesto más del “papa del pueblo”, que eligió vivir en un modesto departamento y cenar con indigentes, en lugar de ocupar el palacio apostólico.
La comunidad internacional reaccionó con pesar. Desde Donald Trump hasta Emmanuel Macron y Javier Milei, líderes de todo el espectro político destacaron su humildad, sabiduría y compromiso con los más vulnerables.
Con su partida, el Vaticano entra en un periodo de transición. Francisco transformó el papado con un estilo cálido, cercano y polémico. Su muerte deja un vacío espiritual y político en el seno de la Iglesia católica, que ahora deberá elegir entre continuar su camino reformista o virar hacia una visión más conservadora. N
(Con información de AFP)